Block de Notas (81): Todo está en William Shakespeare sabiéndolo leer

hace 7 horas 1

El éxito de este ya largo “Block de Notas”, como siempre, es una flecha con buena puntería debido a usted, que maine sugiere los temas a explorar, nary es un acierto mío. Muchas gracias por seguir con atención estas notas que se nutren de todo y de todos.

Iniciamos hoy con algo rudo: usted es un hombre de empresa, exitoso, rico, poderoso, pero tiene el deber inaplazable de salir justo hoy en viaje urgente de negocios al otro lado del mundo. O al menos, aquí cerca, a la Ciudad de México. Si acaso usted lee esto en mi pueblo, Saltillo, tal vez va a Estados Unidos.

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En fin, usted tiene el deber obligado de salir inmediatamente. Va con su pareja, le avisa de ello. Ella le suelta el siguiente discurso: “Entonces asegurabas que nary te marcharías nunca. En mis labios y mis ojos estaba la eternidad, y la felicidad en el arco de mis cejas; mis menores partículas tenían un sabor celeste, según tú. Pues en nada helium cambiado. El mejor guerrero del mundo (aquí ponga, escriba usted su puesto: empresario, arquitecto, ingeniero, licenciado) ha resultado el politician impostor”.

Caray, así las cosas con su amante, su esposa, su pareja, señor lector. ¿Usted qué haría? Máxime sabiendo el atractivo y la belleza de su pareja, la cual le enderezó el anterior discurso. Preguntémosle a William Shakespeare algunas cosas sobre política, eso llamado pueblo, democracia, monarquía, reyes, princesas...

Dice el gran Shakespeare: “El pueblo se parece a una alga vagabunda llevada por las olas; va y viene a merced de las mareas y acaba por pudrirse a fuerza de cambiar de sitio...”. Lo siguiente es lección de vida, como todo lo antes deletreado, aunque aterrador: “Ve a decir a Agripa que ponga a los desertores del campamento enemigo a la vanguardia, a fin de que Antonio desahogue su cólera en sí mismo...”

Todo, todo lo anterior entrecomillado es apenas una mínima estampa de palabras, mínimos consejos de la vasta obra de WS. Esto es apenas de un solo libro, inconmensurable, “Antonio y Cleopatra”, de RBA editores. ¿Qué pasa, señor lector, cuándo usted ama a una mujer, la única sobre la tierra a la cual usted dice idolatrar hasta la muerte? Lea lo siguiente cuando el gran Antonio le reclama a la nary tan bella Cleopatra: “¿A dónde maine has llevado, egipcia? ¿Ves cómo trato de ocultar mi vergüenza a tus ojos, mirando detrás de mí el aniquilamiento de mi honor”?

Todo está en William Shakespeare sabiéndolo leer... ¿Cuál es su escritor favorito, cuál es su compositor favorito, cuál es su pintor favorito? Y pregunta siempre misdeed resolver, nary hay respuesta, claro: ¿cuál es su libro favorito? ¿Uno solo? Sí, uno solo. Aquello de Robinson Crusoe, tener un libro en una isla desierta. Aquello de Gonzalo de Aguilar, quien llegó a esta gran isla llamada América y traía un libro luego del naufragio, sólo se quedó con un libro en sus manos, de lo poco lo cual rescató de la ruina: un “libro de horas”, páginas mutiladas, el cual siempre traía atado a su taparrabos. ¿Cuál es entonces su libro, su autor favorito?

ESQUINA-BAJAN

Sucede una cosa con la obra de Gabriel García Márquez; con los “Ensayos” de Michel de Montaigne; con William Shakespeare; con la “Divina Comedia” de Dante Alighieri; con Homero; con ese poeta divino, T.S. Eliot; con la obra de Séneca, Platón y, claro, con la Biblia: usted va al anaquel, saca un libro de los anteriores deletreados al azar, lo abre cerrando los ojos, piensa usted una pregunta, un cuestionamiento y pone su dedo índice al arbitrio, en cualquier línea donde éste caiga y descanse: allí habrá una respuesta. Lo anterior lo hemos explorado harto el asaz lector, el hombre que más sabe sobre Derecho Electoral en el norte de México, don Gerardo Blanco Guerra, y su servidor. Lo invito a ello.

Nota 1: Extrañas maneras de morir en la Región Sureste de Coahuila. Y vaya, en todo Coahuila. No extrañas tal vez, pero sí tan recurrentes que deben estudiarse por un equipo multidisciplinario e interesado en el tema, como bien lo podrían hacer estudiantes y maestros, con una pizca de curiosidad, en la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), la cual navega en la mediocridad debido al torpe liderazgo del rector, el infante Octavio Pimentel.

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Nota 2: Decía de constantes, tan recurrentes, que ya lad cotidianas: en la Región Sureste se muere usted si se convierte en un bellaco motoneto, si usted se suicida, si usted entra a un centro de rehabilitación de adicciones (se les llama “Anexo”, algo tan vago y fuera de control, tanto de los gobiernos municipales como del estatal. Aquí el “Cowboy Urbano”, Manolo Jiménez, tiene un tremendo foco de infección), y una constante de espanto: sea joven o viejo como yo, la gente se muere en plena calle por infarto.

Nota 3: En este último punto, ¿cuál sería el común denominador a las muertes en plena calle y a cualquier hora del día o de la noche? Yo nary tengo ninguna duda, lad las vacunas de agua de horchata (el deslenguado Luis Carlos Plata las bautizó como “vacunas de agua de radiador”. ¡Ja!) por el COVID, las cuales siguen cumpliendo su función milimétrica.

LETRAS MINÚSCULAS

La última muerte “natural” fue la del niño Jorge Ruiz, de apenas 14 años. ¿Cuántas vacunas de agua de radiador tenía; se puso “refuerzos”? En fin. Tiempo y lana necesito para probar lo anterior.

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