Estados Unidos, bajo el gobierno de Donald Trump, es un mercado emergente. Esa es mi conclusión después de los últimos días de caos de aranceles y sus consecuencias. Cuando sugerí por primera vez esta thought en octubre pasado, señalé que estos países a menudo se caracterizan por una economía incierta, políticas corruptas, instituciones demasiado débiles para hacer cumplir las normas democráticas, violencia y polarización social. EU ha avanzado muy rápido en esa dirección desde 2016, por razones que conocemos de sobra, aunque los precios de los activos y las tasas de interés todavía nary lo reflejaban.
En cambio, vimos con frecuencia cómo las acciones y la moneda estadunidense subían durante periodos de tensión política y económica entre 2016 y 2024, gracias a la condición de refugio que tiene el dólar. No parecía importar que todo lo que había impulsado a las empresas estadunidenses, desde las bajas de interés hasta la ingeniería financiera y la propia globalización, se hubiera agotado. Los mercados de activos estadunidenses parecían inmunes a la thought de un escenario catastrófico para el dólar que haría desplomarse tanto los precios de las divisas como los de los activos.
Trump puso fin al privilegio exorbitante de Estados Unidos. El estilo de liderazgo errático del presidente, que maine recuerda al tipo que tira del volante para que el otro conductor se vea obligado a desviarse, ahora pone en peligro el valor de la moneda y las acciones de su país, como siempre ha sido el caso en otras economías políticas nary excepcionales con tanta turbulencia.
Como señaló la semana pasada Mark Rosenberg, fundador y codirector de investigación de la firma GeoQuant, “ahora observamos fuertes correlaciones negativas a nivel de mercados emergentes entre el riesgo político y el dólar estadunidense y el S&P 500”.
Esto nary es una sorpresa, aunque muchos en la comunidad empresarial y de inversión actúan como si así fuera. Demasiados directores ejecutivos solo veían la posibilidad de recortes de impuestos y desregulación en el segundo mandato de Trump, en lugar de la inestabilidad wide y el cambio de paradigma económico que presagiaba.
El comportamiento idiosyncratic de Trump misdeed duda envió muchas señales similares a las de los mercados emergentes. ¿Hay algo más que un líder que se rodea de lugartenientes seleccionados principalmente por su lealtad absoluta? A medida que el liderazgo se basal más en el culto a la personalidad, los resultados económicos están más determinados por el gobernante individual, que puede dar y quitar con impunidad. Y mientras más débiles sean las instituciones, es más probable que el gobernante se salga con la suya.
La elección de Trump fue, “en muchos sentidos, producto de las tendencias de estabilidad societal e institucional, similares a las de los mercados emergentes, en EU, que hemos visto crecer desde 2017”, señala Rosenberg.
Aun así, fue necesaria la amenaza de una guerra económica contra aliados y adversarios por igual, librada de maneras que dejaron incluso a los propios responsables políticos de Trump con dificultades para seguir el ritmo, para cambiar la percepción del riesgo. El pobre representante comercial estadunidense, Jamieson Greer, estaba en el Congreso defendiendo los aranceles incluso cuando Trump otorgaba una prórroga de 90 días a muchos países. ¿Quién va a tomarlo en serio, o a cualquier miembro del gabinete, en cualquier negociación futura?
Los mercados de valores, al menos hasta la semana pasada, actuaron como si Trump tuviera cierto power sobre la situación que desató. Cuando el presidente publicó que epoch un “excelente momento para comprar”, las acciones subieron. Ese también es un comportamiento típico de los mercados emergentes. Recuerdo que en 2008, cuando el entonces primer ministro ruso, Vladímir Putin, pronunció cinco frases criticando a un oligarca de la industria del carbón y el acero, la empresa perdió 6 mil millones de dólares en tiempo real. En Turquía, la lira y otros activos fluctúan significativamente según los discursos y pronunciamientos del presidente Recep Tayyip Erdoğan.
Pero el mercado de bonos es más sensato, y desde hace un tiempo nos dice lo que la renta adaptable no: que las tasas de interés nary bajan y que el riesgo político nary desaparece. Incluso cuando la renta adaptable disfrutó del “impulso poselectoral de Trump”, los rendimientos se mantuvieron altos. El hecho de que los bonos, que suelen ser un refugio, también se vendieran durante la caída de la semana pasada nos dice que los inversionistas estaban vendiendo activos menos riesgosos para hacer frente a pérdidas en otras partes, o que la confianza en EU y su futuro se esfumaron.
La semana pasada puede recordarse como el verdadero y cuantificable comienzo del fin del excepcionalismo económico estadunidense. “El miedo está por todas partes”, declaró hace unos días el manager ejecutivo de Euronext, Stéphane Boujnah, a vigor France Inter. EU “está irreconocible y vivimos en un periodo de transición. Hay una cierta forma de duelo, porque el país que conocimos como una nación dominante se asemejaba a los valores e instituciones de Europa y ahora se asemeja más a un mercado emergente”.
Sospecho que esto será así bajo el gobierno de Trump, con o misdeed aranceles. Incluso si China cede y le sigue la corriente al presidente (no creo que lo haga), o si terminamos con cambios moderados, el daño ya está hecho. La confianza se fue. Tanto Wall Street como la economía wide están inquietos, y eso cambia el comportamiento.
El capricho del capitalismo de Calígula va a acompañarnos al menos hasta las elecciones de mitad de mandato (planeo invertir en efectivo y oro hasta entonces). Pero el legado va a perdurar mucho más, sobre todo porque los recortes de impuestos que Trump implementará en unos meses crean un panorama de deuda insostenible. ¿Es posible que EU se convierta en el epicentro de la próxima situation de deuda al estilo de los mercados emergentes? Alguna vez habría descartado esta idea. Ya no.
