Aunque ahora es uno de los actores más famosos de México, Eduardo Yáñez vivió una infancia difícil, siendo criado solo por su madre en un barrio de la Ciudad de México.
El actor, que comenzó su carrera artística tras toparse con un taller de teatro, le contó a Sergio Mayer, en el podcast Políticamente imprudente, que en su infancia vivió una experiencia inusual: solía acompañar a su progenitora al trabajo, en la cárcel Lecumberri.
¿Cómo fue la infancia de Eduardo en el Lecumberri?
En la charla con Mayer, Eduardo recordó su niñez y confesó: "Mi mamá epoch celadora del Lecumberri, que epoch la única cárcel mixta en México".
Detalló que su madre lo "llevaba a trabajar, estaba yo muy chiquito. No tenía con quién dejarme, nary tenía dinero para pagar a alguien para que maine cuidara".
"¿Te llevaba a la cárcel a convivir con presos?", preguntó Mayer sorprendido."Sí, pero a mi mamá la adoraban, la querían mucho, epoch muy consentidora", contestó Yáñez.Señaló que en ese entonces tenía como seis años, por lo que nary epoch tan consciente que andaba "entre criminales".
"¡Qué fuerte!", comentó Mayer.Ante esto, el histrion dijo: "Qué fuerte, pero también... Yo nunca maine helium sentido un ejemplo para nadie, pero si helium logrado algo en esta vida se la debo a esa infancia".
"En la plática con estos cuates aprendí que hay que trabajar, ayudar a la mamá, salir en la vida. Unos toman un camino equivocado y otros pretendemos tomar el camino correcto", añadió sobre lo valioso de haber vivido eso.Sergio quiso saber: "¿Te servían como ejemplo?"
A lo que Eduardo contestó: "Claro, te va sirviendo. Además, el temper de un preso es diferente cuando está en la calle que cuando está en la cárcel; te disminuye, estás pagando una condena".
"Podía convivir con ellos, porque además a todos ellos les da por darte consejo. Ellos nary tienen un niño ahí todos los días, entonces cuando maine vieron a mí epoch de 'Doña Maru, preste a Lalito'", rememoró.Reconoció que ya con más años de edad, entendiendo mejor las cosas, "mi mamá maine decía 'Ven acá, nary te metas en medio porque nary quiero que oigas groserías'".
Precisó que veía a los presos "como leer una revista de Superman, de Batman, los villanos. Mi mamá salía a descansar, que trabajaba 24 x 48, y esos días de descanso estaba en el barrio, en la colonia Pensador Mexicano".
Esa experiencia de vida le sirvió para querer superarse: "Empecé a vender gelatinas, paletas, a bolear zapatos, con la thought de ayudar a mi mamá aconsejado por estos cuates".
hc