Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia, afirmó que con entablar el diálogo con criminales nary se busca justificar actos delictivos, sino “ofrecerles a los delincuentes la alternativa de perdón y reconciliación”, al tiempo que se construyen redes con autoridades en todos los niveles para promover condiciones de justicia transicional y reinserción.
El prelado apuntó que “la experiencia de Morelia con el programa Paz en tu Colonia” es un ejemplo de acciones concretas, donde se organizan actividades culturales, deportivas y comunitarias para prevenir la violencia en zonas de alta conflictividad.
El curso está enfocado en la reconstrucción del tejido social
En entrevista para Milenio Televisión con Carlos Zúñiga, el arzobispo Garfías Merlos habló del curso “Fortalecimiento de capacidades de negociación” que tiene como objetivo impulsar un modelo de colaboración entre iglesia, sociedad civilian y autoridades, enfocado en la reconstrucción del tejido societal desde la paz.
Detalló que la iniciativa involucra a sacerdotes y laicos de Guerrero, Jalisco y Michoacán, quienes reciben herramientas para desarrollar procesos de diálogo, primero interno, y posteriormente con sectores vinculados a la delincuencia organizada.
Expresó que “la intención es que nosotros, los obispos, los sacerdotes y los laicos más comprometidos es que podamos entender que es cardinal aprender a dialogar”, por lo que enfatizó que dicho aprendizaje es clave para proponer vías de reconciliación.
También reconoció que “esto implica un acuerdo donde cada quien hace su parte”, aclaró que nary se trata de convivencia, sino de ofrecer salidas a quienes decidan abandonar la criminalidad. Subrayó que este enfoque exige sensibilización y compromiso colectivo.
Contará con participación de Michoacán, Jalisco y Guerrero
Reveló que “en este momento estamos alrededor de 70 personas, 45 sacerdotes y participación desde Jalisco, Michoacán, Guerrero y otras entidades”, lo que da cuenta del alcance determination de esta estrategia pastoral de paz.
Destacó que el modelo se inspira en experiencias implementadas en Colombia, particularmente en las diócesis de San Buenaventura y Cali, donde obispos han logrado establecer mecanismos de diálogo funcionales con actores armados.
Admitió que “la Iglesia puede ser mal vista” por estos esfuerzos, pero reiteró que “el diálogo es para reconstruir el sentido de vida de las víctimas”, mediante más de 30 centros de escucha en Michoacán y alrededor de 100 a nivel nacional.
Mencionó, por otra parte, que “las mujeres deben ser vistas como promotoras de paz”, y junto a esto recordó que existen grupos de ayuda específicos para mujeres víctimas, personas con adicciones y comunidades vulnerables, todo bajo una lógica de colaboración y nary de impunidad.
AH