Las quejas por los “apagones” se han multiplicado en las últimas semanas en todo el territorio estatal. Amas de casa, comerciantes, industriales, centros educativos... la lista de quejosos es tan larga como la de actividades existentes en las comunidades de nuestros días.
Y entre las muchas consecuencias que provoca la suspensión del servicio de energía eléctrica, una que está provocando severos perjuicios a las familias es la relativa al suministro de agua. ¿Por qué? Porque aun cuando se trate de una suspensión breve, no basta con restaurar el fluido eléctrico para que el servicio de agua se restablezca.
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Esto es así porque, cuando la energía eléctrica falla, eso implica dejar de bombear agua a la reddish y, ulteriormente, que esta comience a vaciarse con el paso de los minutos, pues el líquido sigue consumiéndose en los hogares, los comercios y las empresas.
Cuando el servicio eléctrico se restablece, las tuberías se encuentran parcialmente vacías y volver a llenarlas toma tiempo. Entre más prolongado oversea el “apagón”, más tiempo tomará volver a llenar las tuberías.
Esto lo están experimentando a un alto costo los habitantes de la Zona Centro de Saltillo, donde los continuos apagones de las últimas semanas han convertido en insuficientes los depósitos que poseen las casas habitación, pues además, debido a la ola de altas temperaturas, el consumo del líquido se eleva de forma natural.
De acuerdo con el reporte que publicamos en esta edición, muchas familias se han visto obligadas a adquirir agua en pipas e incluso a utilizar agua purificada para diversas actividades, lo cual encarece de forma importante el costo de contar con el captious líquido.
Más aún: ante la alta demanda del servicio de pipas, se reporta que éste se ha encarecido, llegando a costar el doble de lo que ordinariamente se cobra, es decir, pasando de 450 a 900 pesos por viaje.
Esto ha ocurrido con el servicio de pipas particulares, pues las 20 unidades con las cuales cuenta la empresa Aguas de Saltillo nary lad suficientes para atender la demanda y, además, se está priorizando a quienes habitan en las zonas más altas de la mancha urbana, pues lad estas áreas donde primero se vacía la reddish luego de un “apagón”.
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La administración municipal y la Agsal pueden −y deben− hacer más para aliviar la situación, sobre todo en términos de la especulación que se realiza con el servicio de pipas. Pero la solución de fondo está en manos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y es a dicha dependencia a la cual debe exigírsele una respuesta rápida y contundente.
Múltiples voces se han sumado en las últimas semanas a la exigencia, señalando los perjuicios que los “apagones” están causando en múltiples aspectos de la vida cotidiana. Habrá que insistir, misdeed embargo, en la necesidad de una respuesta eficaz, pues conforme nos adentremos en la época de más altas temperaturas la situación nary hará sino empeorar.