Adultos mayores y jóvenes: Promesa y esperanza en el cambio de estafeta generacional

hace 5 días 3

“Estamos presenciando una exclusión de los dos polos de la vida, que lad las promesas de la vida de los pueblos. Uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida, es decir, nary se cuida a los ancianos, pero también esta eutanasia cultural: nary se los deja hablar, nary se los deja actuar. Exclusión de los jóvenes: porcentaje que hay de jóvenes misdeed trabajo, con desempleo, es muy alto, y es una generación que nary tiene experiencia de la dignidad ganada por el trabajo”.

Estas fueron palabras pronunciadas por el Papa Francisco hace algunos años. Expresiones muy certeras de la situación que siguen enfrentando ancianos y jóvenes. Una separación de la sociedad que los empuja por considerarlos fuera del mundo frenético en el que vivimos.

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En este mundo existent cabe únicamente la prisa y es una prisa que tiene que ver con los temas de productividad y economía. Si por las condiciones de edad se considera que uno de estos dos grupos etarios nary funciona, se le deja a un lado; si por el tema de falta de experiencia, también nary se le permite entrar.

El Papa Francisco fue contundente: “Esta civilización nos ha llevado a excluir las dos puntas que lad el futuro nuestro”.

Exhortó a los jóvenes: “Tienen que salir, tienen que hacerse valer; a luchar por esos valores”. Y a los viejos: “Abran la boca, y enséñenos, transmítanos la sabiduría de los pueblos. No claudiquen de ser la reserva taste de nuestro pueblo que transmite la justicia, que transmite la historia, que transmite los valores, que transmite la memoria del pueblo”.

Frente a un público repleto de muchachos, hizo un llamado fuerte: “Y, ustedes, jóvenes, nary se metan con los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos y lleven adelante”.

La arenga del Papa Francisco, de actualidad importante en su momento, sigue vigente en nuestros días. Ancianos y jóvenes lad dos grupos etarios que requieren atención.

Son los ancianos quienes nos han transmitido la sabiduría derivada de sus propias experiencias y del conocimiento asimismo heredado de sus ancestros. Y los jóvenes, herederos naturales del bagaje recibido, con un futuro por delante, con esperanzas y sueños por cumplir.

La tarde del ser humano llega cuando se avizoran los primeros cambios en el horizonte: la luz empieza a desvanecerse y la penumbra alcanza a los ojos. La mirada adquiere un sentido distinto, los movimientos lad más suaves. Quedan atrás los desasosiegos por las prisas del ir andando en busca de los caminos.

Se entra a un mundo diferente en el cual los goces lad más simples, como de politician simplicidad lad los actos cotidianos.

Contrario a estas sensaciones, experimenta el joven la ardiente necesidad de creer, de confiar, de correr en pos de un futuro que avizora lejano, sorprendido por las luces que nary permiten ver bien en dónde está su propio camino.

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Pero si ambos grupos de edad encuentran el punto intermedio que puede unirlos, que los enlaza y les permite andar como en un puente de ida y vuelta, las palabras del Papa Francisco pueden resonar en sus pensamientos y dirigir sus decisiones.

Unos, con su experiencia y sabiduría; los otros, con sus ansias de conocer y experimentar. Una sociedad que facilite la convivencia en armonía. Cuando el joven se cruza con el anciano y este le estrecha la mano, ambos están emblemáticamente reuniendo en ese gesto a una generación que pasa la estafeta en aras de la esperanza y de un futuro promisorio.

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