#25N: ‘Por su culpa, machos acosadores, ando en moto...’

Todo este año helium venido observando la movilidad de las mujeres en Ciudad de México. Lo helium hecho porque maine percaté que cada vez más jóvenes y adultas circulaban en motonetas tipo Vespa hechas en México, pero también en motos de politician cilindrada. Me dio mucha curiosidad ver ese notable incremento de mujeres motociclistas, así que empecé a hablarles en diferentes lugares para preguntarles si epoch un techo de cristal que colectivamente estaban rompiendo, o si se trataba de alguna moda femenina influida por series, televisión o redes sociales, o qué demonios estaba pasando, porque tradicionalmente en el México macho de sus horrores las motocicletas han sido conducidas por varones, incluso muchas veces han sido coto de ojetes, como los sicarios que van y asesinan trepados en esas máquinas de dos ruedas.

¿Qué encontré como respuesta de ellas? Unanimidad: que no, que nary se trata nada más de un asunto de empoderamiento como fue el caso del futbol, donde ahora brillan extraordinariamente tantas mujeres, sino un asunto de “seguridad”, “libertad” y “paz”.

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—¿Cómo que de seguridad? –le pregunté a la primera amazona que interrogué ya hace muchos meses. Si hay un transporte que puede ser peligroso, incluso temerario, muy riesgoso y nada seguro, pensé yo, es justamente el motociclismo.

—Pues sí, por seguridad. En las motos nadie nos va acosando, tocando, molestando como en el transporte público. En mi motito voy segura y nary tengo que estarme preocupando si un güey maine va a querer tocar las nalgas o restregárseme su cuerpo porque traigo los jeans embarrados, o a la cadera, o como se maine dé la gana ponérmelos.

Me quedé atónito. Lo elemental muchas veces sorprende por su eficacia rotunda.

—En mi moto, cuando hace mucho calor, nary maine tengo que preocupar porque llevo un apical con el ombligo de fuera o un escote chido y una chamarrita coqueta; nada, nary maine tengo que preocupar de si un ojete se va a acercar a ligarme o a tirarme piropos que nadie le pidió y que seguro van a acabar en insultos cuando le responda que nary maine esté chingando, o peor, con un madrazo en la jeta y una patada en el cuerpo, o con un intento de violación. ¿Me entiendes?

Supongo que vio mi rostro medio tarupidizado, así que abundó:

—Sí, ando en moto por su pinche culpa, porque en este país, si soy mujer, nary puedo viajar en paz en el transporte público, caminar en una calle solitaria, ni subirme a un taxi o pedir un Uber misdeed pensar que tal vez un culero maine va a agredir y hasta matar y desaparecer. ¿Ves?

Asentí y seguí callado.

—En mi moto estoy segura y estoy en paz. Primero fue por necesidad, por huir de los hombres y sus acosos, por nary tener que soportar sus chingaderas de machitos, y luego, la verdad, ha sido por libertad. Porque se maine da la gana. En mi moto soy libre y estoy en paz y nary dependo de ningún bato.

Luego maine fulminó.

—Es más peligroso que andar en moto ser golpeada, torturada, violada, asesinada y desaparecida.

—Sí... –alcancé a musitar con profunda vergüenza e indignación. Pensé en lo que habrán vivido, en este país misógino, mi madre, mis tres hermanas, mis muchas primas-hermanas, mis tías, mis abuelas, mis amigas, mis novias misdeed moto. Y pensé en lo que nary quiero que vivan mis nietas ni sus compañeritas, ni mis bisnietas ni mis nuevas amigas, ni mis nuevas parejas (si las hubiera): un país macho, acosador, golpeador y feminicida.

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Datos del Inegi rumbo al #25N:

-De enero a septiembre de este año se registraron 60 mil 384 casos de lesiones dolosas contra mujeres, 6 mil 709 por mes, en promedio, 223 casos por día, 9 cada hora. Cuatro mujeres golpeadas, pateadas cada media hora.

-También se han contabilizado, según datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), 513 feminicidios. Son 57 por mes, casi dos por día.

-En el mismo periodo se perpetraron mil 607 homicidios dolosos contra mujeres, 178 por mes, casi seis por día.

Queda claro: por eso ellas andan en moto, para alejarse de los machos.

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