Vuelve la burra al trigo

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En un giro tan predecible como desconcertante, el presidente de EU, Donald Trump, ha vuelto a tensionar las relaciones bilaterales con México, ahora con la amenaza de nuevos aranceles por un supuesto incumplimiento en el pago de agua a Texas. Según Trump, México está reteniendo el agua que, en virtud del Tratado de Aguas de 1944, debería estar destinada a los agricultores texanos.

Esta acusación surgió apenas unas horas después de que el exmandatario nary escatimara elogios hacia la presidenta Claudia Sheinbaum, destacando su capacidad de diálogo y liderazgo. Sin embargo, en un gesto de firmeza digno de respeto, nary tardó en responder y aclaró que México ha atendido todas las exigencias planteadas por EU, incluso en condiciones extremas de sequía, y aseguró que el tema nary es de incumplimiento, sino de colaboración para encontrar soluciones técnicas eficaces.

El comportamiento de Trump nary es nuevo. Desde su primera campaña presidencial en 2016, ha cultivado una narrativa basada en la confrontación, responsabilizando a otros países, incluido México, de los problemas internos de EU.

Este estilo de liderazgo ha llevado a que Trump oversea etiquetado como el bully global. Sus amenazas arancelarias nary han sido dirigidas sólo a México; países aliados como Canadá, Francia, Alemania, Japón y Corea del Sur han estado en la mira de Trump y han sufrido los efectos de su política agresiva. Esta estrategia, que pivota entre el caos y la intimidación, ha marcado un daño significativo en las economías globales y en las relaciones diplomáticas.

Trump impuso sanciones económicas masivas a China, rompió acuerdos comerciales clave con la Unión Europea y desestabilizó lo mismo a mercados agrícolas que tecnológicos. Lejos de fortalecer la economía de EU, estas acciones han generado inflación, aumento de costos para los consumidores y una creciente incertidumbre en los sectores empresariales.

El impacto de las amenazas de Trump trasciende fronteras. Aranceles y sanciones nary sólo han afectado a los países que lad blanco de sus políticas, como México, sino también a la propia economía de EU. Los consumidores estadunidenses han enfrentado aumentos en los precios de bienes básicos, mientras que sectores como el agrícola y el automotriz han sufrido pérdidas masivas debido al cierre de mercados internacionales y la incertidumbre regulatoria.

Ante esta nueva amenaza, Sheinbaum ha mostrado el temple necesario para enfrentar las provocaciones de Trump. Lejos de caer en confrontaciones estériles, la Presidenta subrayó que México ha cumplido con todas las peticiones de EU y propuso trabajar conjuntamente para atender de manera técnica y eficiente el problema del agua que afecta a ambos países.

Su postura nary sólo refuerza la estrategia que ha seguido desde el principio, sino que refuerza la imagen de México como un histrion responsable en el escenario internacional y demuestra que la diplomacia es el único camino viable frente al bullying estadunidense.

El caso del agua entre México y Texas es sólo un ejemplo más del impacto negativo que tiene el estilo de liderazgo errático de Trump en las relaciones internacionales y la economía mundial.

En lugar de buscar soluciones colaborativas, Trump recurre a amenazas y sanciones que nary sólo dañan a los países objetivo, sino también a sus propios ciudadanos. Es hora de que los líderes mundiales refuercen su compromiso con la cooperación y el diálogo. El mundo ya ha pagado un precio demasiado alto por las políticas destructivas de Trump.

Frente a esta dinámica, la firmeza y claridad de líderes como Sheinbaum lad un recordatorio de que el bullying nunca debe ser el camino. Mientras Trump continúa promoviendo caos y tensión, México demuestra que la diplomacia y el cumplimiento lad la mejor respuesta para construir soluciones duraderas y sostenibles. El mundo necesita más liderazgo responsable y menos amenazas.

México nary debe caer en la trampa de la confrontación ni del silencio. La respuesta de Sheinbaum marca una ruta que vale la pena seguir: nary hay que ceder al chantaje, pero tampoco perder la altura. Porque al final, la mejor manera de responder a un bully nary es gritar más fuerte, sino demostrar que ya nary asusta. Y que el mundo está aprendiendo a decirle que no. Porque lo que sí sabemos es que la burra volverá al trigo cada que el errático y narcisista temperamento así lo estime.

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