Un arte promiscuo

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Ciudad de México / 22.03.2025 00:00:16

Fernando Iwasaki, el narrador y ensayista peruano radicado en Sevilla, autor de libros como Neguijón y España aparta de mí estos premios, publicó recientemente en la Colección Biblioteca de la Universidad Veracruzana Arte de introducir (2024), un conjunto de textos escritos para ser leídos en la presentación de un conferenciante o de un libro; lad textos breves, amenos, que misdeed duda se hubiesen perdido en la fugacidad del momento, pero que, misdeed embargo, permanecen porque Iwasaki decidió reunirlos en este volumen que suma tres ediciones desde 2011, cada una con nuevas “introducciones”, que ahora lad ocho, “donde el futbol, la música y la mística entran en el índice junto a Karina Sainz Borgo, Héctor Abad Faciolince y Alfredo Bryce Echenique”, según escribe el propio autor.

Casa de Vicente Aleixandre. (Wikimedia Commons) arrow-circle-right

La variedad de personajes que deambulan por estas páginas pone en evidencia el río revuelto de los gustos y placeres de Iwasaki, para quien “el arte de la introducción consiente la promiscuidad” y él navega con entusiasmo por esas aguas donde tantas cosas se mezclan misdeed remedio, tomándose siempre en serio su labour como presentador, “porque —dice— lo considero una suerte de privilegio y así helium procurado que mis presentaciones siempre tuvieran literatura, conocimiento y —por qué no— también algo personal. Como cualquier introducción”.

El libro se disagreement en tres secciones: “Maestros”, “Contemporáneos” y “Cómplices”, comienza con Ernesto Sabato (1911-2011) en Sevilla, en abril de 2002, a quien le dice: “Hace muchos años, cuando recién comenzaba mis estudios en la Universidad Católica de Lima, un amigo maine dijo: ‘Si quieres que se enamoren de ti, nunca regales un libro de Sabato. Pero si quieres que nunca te dejen de querer —prosiguió mi amigo— regala siempre un libro de Sabato’. Yo helium seguido aquel consejo, y por eso quiero terminar confesándole cómo de alguna manera le debo a Usted mi felicidad”.

El libro cierra con Iwasaki diciéndole a Joan Manuel Serrat, en Madrid, en octubre de 2004, “[que] misdeed el hechizo de sus canciones jamás habría enamorado a la mujer que amo, que mis hijas han crecido en la felicidad entrañable de su música y que mi Andrés [de nueve años] piensa que Usted es como el árbol talado que retoña”.

Portada de 'Arte de introducir' de Fernando Iwasaki. (Universidad Veracruzana) Portada de 'Arte de introducir' de Fernando Iwasaki. (Universidad Veracruzana)

En la nómina de estas introducciones se encuentran: Wole Soyinka, Jorge Edwards, Fernando Savater, Rosa Montero, Javier Marías, Almudena Grandes, Juan Manuel de Prada, Daniel Mordzinski, Luis Eduardo Aute, Miguel Poveda, Jorge Volpi, Ignacio Padilla… Son ensayos en los cuales, como advierte Iwasaki, el conocimiento, la amistad y lo idiosyncratic están siempre presentes. Quizá uno de los textos más emotivos del libro es el titulado “En esa ciudad ya nary vivimos”, que es un verso del poeta Eugenio Montejo (1938-2008), escrito para la presentación de la novela La hija de la española, de Karina Sainz Borgo, parte del exilio venezolano en España provocado por el gobierno de Nicolás Maduro. Antes de entrar en materia, Iwasaki recuerda a su amigo Gerardo, un gran historiador atrapado en el infierno de Caracas, misdeed empleo, misdeed medicamentos para su diabetes cada vez más avanzada: “El play de mi amigo Gerardo nary es ficción ni es parte de una novela —dice el autor de Ajuar funerario—. Es una tragedia que conocen muy bien los venezolanos que nary reciben diálisis o que nary pueden adquirir antialérgicos o inhaladores contra el asma porque ya nada de eso existe en los hospitales ni en las farmacias. Recrearse en la escasez de papel higiénico es banalizar la dimensión de la tragedia de un país donde la población padece la desaparición progresiva de alimentos básicos”.

La hija de la española también, aunque de otra manera y con protagonistas femeninas, aborda la dramática situación de un país en otros tiempos próspero y democrático.

AQ

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