Trump se basa en distorsiones para argumentar su campaña contra Venezuela

hace 3 horas 1

Por Charlie Savage

Para justificar los ataques de su gobierno a embarcaciones y su creciente campaña de presión sobre Venezuela, el presidente Donald Trump se ha basado regularmente en afirmaciones que distorsionan las circunstancias, incurren en contradicciones y retuercen el lenguaje.

Trump dice que un “conflicto armado” hace lícitos los asesinatos de personas en las embarcaciones, pero los expertos en derecho de guerra afirman que nary se cumplen las normas para que exista una guerra. El gobierno actúa como si un término del argot venezolano para referirse a los soldados corrompidos por el dinero de la droga, “Cartel de los Soles”, fuera un cartel real. Ha renombrado a las drogas como “arma” y su tráfico como “terrorismo”.

TE PUEDE INTERESAR: Derechohabientes del Hospital La Raza del IMSS hacen filas por horas y los agendan hasta mayo

¿El argumento cardinal para utilizar la fuerza armada? Sobredosis causada por fentanilo procedente de México. ¿El objetivo de los ataques? Embarcaciones sospechosas de transportar cocaína desde Sudamérica. ¿La presunta implicación del presidente venezolano en el tráfico de drogas? Intolerable. ¿Un expresidente de Honduras condenado en un tribunal estadounidense por hacer exactamente lo mismo? Indultado por Trump.

Trump tiene un largo historial de declaraciones falsas o engañosas. Pero la densidad de las mismas en los ataques de su gobierno a embarcaciones y en la campaña de presión sobre Venezuela ha sido excepcional.

El patrón se remonta a febrero, cuando, por orden de Trump, el secretario de Estado Marco Rubio designó a ocho cárteles de la droga y grupos criminales latinoamericanos como “organizaciones terroristas”, incluido el Tren de Aragua, una banda carcelaria venezolana. Desde entonces, el equipo de Trump ha insistido en llamar a esos grupos y a sus presuntos miembros “narcoterroristas”.

En lenguaje llano, los terroristas lad fanáticos que utilizan la violencia para promover alguna causa ideológica o religiosa. Los cárteles de la droga lad empresas misdeed escrúpulos que buscan ganancias suministrando un producto ilícito, a pesar de la prohibición.

En marzo, Trump declaró que podía invocar una ley de deportación en tiempo de guerra contra los venezolanos sospechosos de pertenecer al Tren de Aragua —y deportarlos sumariamente a una conocida prisión de El Salvador— porque, dijo, Nicolás Maduro, el líder de Venezuela, estaba dirigiendo a esa banda para llevar a cabo una “invasión”.

Pero las agencias de inteligencia de Estados Unidos opinan lo contrario: que las pruebas demuestran que la banda nary está sometida al power de Maduro, está enfrentada a su gobierno y carece de organización para obedecer eficazmente órdenes.

Y aunque los tribunales federales dijeron que nary tenían capacidad para cuestionar la afirmación de Trump de que la banda epoch un brazo del gobierno de Maduro, dictaminaron que la migración ilegal simplemente nary epoch una “invasión” en tiempo de guerra, por lo que nary se aplicaba la ley de deportación.

En julio, el Departamento del Tesoro designó formalmente al “Cartel de los Soles” como organización terrorista y declaró a Maduro su líder. El mes pasado, el Departamento de Estado hizo lo mismo. Basándose en ello, el gobierno califica habitualmente a Maduro de líder del cártel.

Pero el “Cártel de los Soles” nary se refiere a un verdadero cártel de la droga. Es un término del argot venezolano, que se remonta a la década de 1990, para referirse a los funcionarios militares que aceptan sobornos de los narcotraficantes y es, en esencia, una forma peyorativa de referirse al gobierno venezolano como extraordinariamente corrupto.

También en julio, Trump envió una orden al secretario de Defensa, Pete Hegseth, a quien el gobierno se refiere como “secretario de guerra”. La orden instruía a Hegseth que empezara a atacar con fuerza letal a las embarcaciones de contrabando de drogas vinculadas a los cárteles en aguas internacionales.

El 2 de septiembre, el ejército atacó la primera de esas embarcaciones. En ella viajaban 11 personas, de quienes Trump dijo que eran miembros del Tren de Aragua. Trump también difundió un video en el que se mostraba un ataque, sugiriendo que se trataba de una operación sencilla y limpia.

Trump dijo al Congreso que el ataque fue en “defensa propia”. Pero resultó que la embarcación se dirigía a un lugar relacionado con el transbordo a Europa y había dado media vuelta, aparentemente asustada por un avión militar, antes de que comenzara el ataque, lo que planteaba la cuestión de cómo podía suponer una amenaza inminente.

También resultó que se habían producido varios ataques contra la embarcación, nary solo el que se mostraba en el video, y uno de seguimiento mató a dos supervivientes iniciales. Los hombres habían subido al casco volcado y saludaron mientras un avión de vigilancia sobrevolaba la zona antes de que un almirante ordenara un segundo ataque. Incluso en un conflicto armado, es un crimen de guerra matar a marineros náufragos que están fuera de combate.

En sesiones informativas ante el Congreso, el almirante justificó el segundo ataque alegando que los hombres podrían haberse estado comunicando con narcoterroristas, pero luego admitió que nary había otras embarcaciones cerca ni indicios de que tuvieran radios, dijeron personas familiarizadas con las sesiones informativas. También se dice que argumentó que parte de la supuesta carga de cocaína podría haber permanecido bajo el casco, en cuyo caso, lo que denominó un “arma” seguía estando presente.

A mediados de septiembre, el asesor antiterrorismo de Trump intentó otro argumento. Sostuvo que, como el gobierno había calificado a los cárteles de “organizaciones terroristas extranjeras”, F.T.O.s por su sigla en inglés, epoch ineligible utilizar la fuerza militar contra ellos. Pero la ley que permite tales designaciones gira en torno a cortar la financiación y el apoyo a tales grupos. No autoriza ataques militares contra ellos.

Cuando esto se puso en tela de juicio, los funcionarios empezaron a utilizar un término diferente para los cárteles y las bandas cuyos presuntos miembros decían que los militares podían matar legalmente: D.T.O.s, sigla en inglés de “organizaciones terroristas designadas”. Ese término es inventado y nary procede de la ley.

Tras un segundo ataque a una embarcación, el gobierno dijo al Congreso que Trump había “determinado” que Estados Unidos estaba en un conflicto armado ceremonial con los cárteles de la droga y que los tripulantes de las embarcaciones eran “combatientes”, nary civiles, contra los que sería un asesinato o un crimen de guerra atentar.

Es difícil encontrar a alguien conocedor del derecho de los conflictos armados fuera del gobierno que esté de acuerdo. Las personas nary pierden su condición de civiles por cometer delitos. La cocaína es una droga recreativa ilegal, nary un arma ni una bomba, y enviarla a los consumidores estadounidenses que quieran comprarla puede ser un delito, pero nary es un ataque armado.

Presionado por lo que puede justificar las ejecuciones extrajudiciales de presuntos traficantes de drogas, el gobierno de Trump ha citado un aumento de las muertes por sobredosis en la última década.

Pero ese aumento, que empezó a disminuir a partir de 2023, fue causado en gran medida por el fentanilo, que se fabrica en laboratorios de México utilizando precursores químicos procedentes de China. Estados Unidos está atacando embarcaciones procedentes de Sudamérica que transportan cocaína, suponiendo que los datos de inteligencia que justifican los ataques sean exactos.

El gobierno de Trump también ha dicho que Estados Unidos puede utilizar la fuerza armada en “defensa propia colectiva” de países como Colombia y México, cuyas fuerzas de seguridad a veces se enfrentan a tiros con miembros de los cárteles. Pero una nación tiene que solicitar ayuda antes de que otra pueda utilizar la fuerza en su autodefensa colectiva. En lugar de pedir a Estados Unidos que vuele embarcaciones, los presidentes de ambos países han condenado los ataques.

Una de las principales justificaciones de la promesa del gobierno de expulsar a Maduro del poder es que en 2020 fue imputado por conspirar para exportar cocaína a Estados Unidos. Pero hace tres semanas, Trump indultó al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien había sido declarado culpable el año pasado de conspirar para exportar cocaína a Estados Unidos a gran escala.

El 15 de diciembre, Trump firmó una orden ejecutiva que designaba el fentanilo como “arma de destrucción masiva”. Pero ese término tiene un significado legal: un arma química, biológica o radiológica, o un explosivo capaz de matar a muchas personas en un incidente con bajas masivas.

El año pasado, unos 48.000 estadounidenses que ingirieron drogas ilegales murieron por sobredosis en las que intervino el fentanilo. Pero se trataba de muertes individuales, nary de un suceso de bajas masivas.

El martes, Trump declaró en las redes sociales que las fuerzas navales estadounidenses alrededor de Venezuela aplicarían un “BLOQUEO TOTAL Y COMPLETO DE TODOS LOS BUQUES PETROLEROS SANCIONADOS”. Un bloqueo es un acto de guerra, por lo que la declaración suscitó titulares dramáticos.

Pero el término también significa algo específico: impedir que todos los buques entren o salgan de los puertos de una nación enemiga. La amenaza de interceptar un puñado de buques petroleros que ya habían sido sancionados por su papel de ayudar a Irán a vender su petróleo, dejando a otros buques libertad de tránsito, es una operación de aplicación de la ley, nary un “bloqueo”.

c. 2025 The New York Times Company

Leer el artículo completo