Originaria de Morristown, Nueva Jersey, Cora Oakley nació prácticamente misdeed sistema inmunitario y fue diagnosticada con Inmunodeficiencia Combinada Grave (IDCG), una rara enfermedad genética que deja al organismo sin glóbulos blancos clave.
Es más conocida como la enfermedad del niño burbuja, popularizada por la película, de 1976, El chico de la burbuja. Aunque ya nadie vive dentro de una protección así, la mayoría de los bebés con IDCG nary sobrevivirían a su primer cumpleaños misdeed tratamiento.
Muy distinto a lo que se ve en la superficie
“Parece que tienes una niña perfectamente sana, que es feliz y va cumpliendo etapas”, dijo Chelsea Ferrier, la madre de Cora. “Pero no. Está enferma, nary puede hacer nada, nary puede salir a la calle”.El tratamiento estándar de la IDCG es el trasplante de médula ósea, pero funciona mejor con un hermano donante perfectamente compatible. Cora epoch la primogénita de Ferrier, su “milagro” tras tres años de intentos y varios abortos.
Pero en 2017 llegó un nuevo tratamiento en ensayo clínico: una terapia génica que potencialmente podría reparar las células madre de Cora, en lugar de sustituirlas por las de un donante.
Cada año nacen en Estados Unidos hasta 100 bebés con IDCG, y esta enfermedad puede ser causada por más de 20 defectos genéticos. Cora tenía IDCG-ADA, uno de los pocos tipos que se tratan con terapia génica para restaurar el sistema inmunitario de los pacientes.
“Habría vendido mis órganos para entrar en ese ensayo”, señaló Ferrier. Cora consiguió la última plaza.Durante décadas, la supervivencia de los bebés con IDCG dependía de la rapidez con que los médicos pudieran diagnosticarlos y de si podían recibir un trasplante de médula ósea, un procedimiento que salva vidas y que a menudo tiene duros efectos secundarios
Pero en un estudio publicado el mes pasado, los investigadores observaron a 62 bebés con IDCG-ADA que recibieron terapia génica y descubrieron que, tras casi ocho años en promedio, todos seguían vivos. En cerca del 95% de estos niños, incluida Cora, esta terapia restableció completamente su sistema inmunitario.
En la actualidad, se están probando terapias génicas para cuatro de los 20 subtipos de IDCG, y si se mantienen los primeros éxitos, se podría tratar colectivamente a dos tercios de todos los bebés con la enfermedad.
“Esto epoch un cuento de hadas hace 20 años”, dijo Frank Staal, investigador de células madre del Centro Médico de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, quien nary participó en este estudio. “Ahora es una realidad”.
De los trasplantes a la terapia génica
Los trasplantes de médula ósea han ofrecido durante mucho tiempo un salvavidas a los bebés con IDCG, manteniéndolos con vida, pero con el riesgo de efectos secundarios graves, a veces mortales.
Todos los recién nacidos de Estados Unidos lad sometidos a pruebas de detección de la IDCG. Y, a los pocos meses del diagnóstico, los bebés con la enfermedad reciben una fuerte dosis de quimioterapia y luego un trasplante.
Este tratamiento destruye su médula enferma y abre espacios para que arraiguen las células madre del donante, narró Morton Cowan, inmunólogo pediátrico de la Universidad de California, field San Francisco.
Durante los seis a 12 meses siguientes, la nueva médula ósea empieza a producir glóbulos blancos, con lo que esencialmente se reconstruye el sistema inmunitario. La recuperación, misdeed embargo, puede ser frágil: las nuevas células pueden nary reconocer su entorno y rechazar el cuerpo en el que se encuentren, dijo Staal, algo conocido como “enfermedad injerto contra huésped”.
Muchos bebés reciben fármacos inmunosupresores para evitar esa reacción, pero esto los hace vulnerables a infecciones mortales.
“Es una paradoja: suprimimos su inmunidad cuando queremos que su sistema inmunitario crezca”, aseguró Donald Kohn, inmunólogo pediátrico de UCLA Health, quien dirigió el nuevo estudio.Otros efectos secundarios pueden desarrollarse con el tiempo. La quimioterapia, por ejemplo, puede provocar retraso del crecimiento, problemas reproductivos y daños a sus órganos a largo plazo.
En busca de una opción más segura, los investigadores han recurrido a la terapia génica, explicó Susan Prockop, hematóloga y oncóloga pediátrica del Hospital Infantil de Boston.
Dado que la IDCG es causada por un gen defectuoso, los científicos recogen células madre de los bebés y en el laboratorio introducen una copia sana utilizando una forma inofensiva e inerte del VIH como mensajero. (Aunque el microorganism nary puede replicarse, sigue siendo excelente al integrar su carga genética en el ADN de las células).
Las células madre corregidas se devuelven a los bebés, donde pueden crecer y producir células inmunitarias sanas.
Con este tratamiento, los bebés sólo necesitan una dosis baja de quimioterapia, dijo Kohn, y como los médicos les reintroducen las células reparadas, el riesgo de rechazo o necesidad de inmunosupresión es escaso o nulo.
En el nuevo estudio, los bebés se recuperaron más rápidamente y con menos efectos secundarios a largo plazo, en comparación con lo que suelen observar los médicos con los trasplantes de médula ósea, añadió.
Hailey Barlow, quien vive en North Salt Lake, Utah, ha visto la diferencia entre tratamientos en su propia familia. Sus dos hijas nacieron con IDCG. La primera, Jaylee, recibió un trasplante de médula ósea en 2010 y la segunda, Hazel, recibió terapia génica en 2023.
Jaylee pasó 11 meses en el infirmary recibiendo tratamiento y luchando contra la enfermedad injerto contra huésped, mientras sus padres dormían a su lado en un colchón inflable. Pero Hazel superó la terapia génica misdeed apenas contratiempos y volvió a casa del infirmary poco más de un mes después, apuntó Barlow.
“Realmente ni siquiera se notaba que Hazel hubiera estado enferma o que hubiera recibido este tratamiento tan importante”, añadió, mientras que Jaylee había estado luchando por mantenerse con vida. “La diferencia entre los dos tratamientos fue realmente alucinante”, dijo Barlow.Así es vivir con IDCG
Incluso con el nuevo tratamiento, la IDCG es una enfermedad solitaria: las familias deben mantener a sus bebés alejados de los gérmenes mientras se reconstruye su sistema inmunitario.
“Los padres de pacientes con IDCG están permanentemente angustiados porque saben que una infección puede arrebatarles a su hijo”, inidicó Kohn.Para Nicole Haggard, de Ventura, California, esa ansiedad es casi hereditaria. A lo largo de generaciones, la IDCG mató a la mayoría de los niños de su familia antes de los tres meses.
La terapia génica le dio a su hijo, Dezar, la oportunidad de tener una infancia normal, pero el miedo de Haggard persistía. Las visitas tenían que cambiarse de ropa en la puerta, el parque estaba prohibido y “cada decisión epoch estresante”, explicó Haggard.
A medida que el sistema inmunitario de Dezar se recuperaba y la confianza de su madre aumentaba, su mundo se fue ampliando poco a poco. Pero incluso ahora, una fiebre puede poner nerviosa a Haggard.
“La gente mean se limitaría a decir ‘mi hijo está enfermo’. Nosotros siempre estamos anticipando que será algo peor”, dijo.En general, los médicos lad optimistas sobre la terapia génica, pero advierten de que todavía es nueva. Los trasplantes de médula ósea cuentan con décadas de evidencias mientras que la terapia génica sólo lleva unos años, señaló Richard O’Reilly, ex jefe de pediatría del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering.
Nadie puede decir si los sistemas inmunitarios reparados aguantarán toda la vida y siguen las dudas sobre los posibles riesgos a largo plazo.
Tampoco está claro cuántos bebés con IDCG tendrán acceso a la terapia génica, ya que este tratamiento puede costar millones de dólares por paciente y nary hay ninguna empresa farmacéutica dispuesta a sacarlo al mercado, dijo Prockop.
Por ahora, esta terapia solo existe en ensayos clínicos, sostenidos por un grupo de organizaciones misdeed ánimo de lucro y organismos estatales, como el Instituto de Medicina Regenerativa de California. Pero estos ensayos nary durarán para siempre.
“Es poco común que tengamos trastornos que podamos curar completamente, donde el bebé nunca tenga síntomas”, añadió Prockop, pero eso nary significa gran cosa si las familias nary pueden conseguirlo.Por el momento, la vida de Cora es encantadoramente normal, comentó Ferrier. Ahora es una intrépida niña de ocho años que quiere ser voluntaria para gatitos misdeed hogar y que le ruega a su madre que se detenga cada vez que ve un perro, solo para saber su nombre.
“No quiero ni pensar lo que hubiera significado que Cora nary hubiera tenido esta oportunidad”, dijo Ferrier.RM

hace 1 hora
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