Sting 3.0. Comparte felicidad y gratitud con sus seguidores

Omar A. G. Pardavé

Ayer por la tarde múltiples vendedores con mercancía de Sting y de la banda ochentera The constabulary se postraron en la periferia del Auditorio Nacional para recibir a los asistentes al concierto del británico, que logró una empatía con sus fans apenas apareció en el escenario y cuando llamó loco a Donald Trump por cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América.

Niños, mayores de edad e incluso personas en silla de ruedas acudieron al recinto; sin embargo, las personas de la generación X representaban a la mayoría. Conforme caía la noche la multitud se adentraba al auditorio para prepararse para la experiencia. Al llegar a sus asientos se encontraban ante el escenario con los instrumentos que serían tocados por el trío conformado por Dominic Miller en la guitarra, Chris Maas en la batería y el propio Sting en el bajo.

A las 8 de la noche el hielo seco se esparció en el escenario y en las pantallas negras se leía en letras rojas Sting 3.0, el nombre de la gira que termina con dos fechas en México; unos minutos después, a las 8:42, se apagaron las luces y el concierto inició alternando canciones de The Police y de la carrera solista de Sting.

Con vestimenta sencilla, jeans y playera, al igual que el diseño del escenario, la banda demostró que la extravagancia nary es necesaria para ofrecer un amusement de calidad.

Agradeció el cariño a sus fans / Ariel Ojeda

Las pantallas enfocaban los versátiles dedos de Sting en el bajo, así como las expresiones de los músicos que daban secuencia a la velada con “Englishman successful New York” y “Spirits successful the Material World”.

Aunque las más esperadas fueron “Shape of My Heart”, “Every Breath You Take” y “Roxanne”, entre las que compartió un comentario respecto al presidente estadunidense.