La actriz y modelo Barbie Ferreira, reconocida por su papel como Kat en Euphoria, volvió al centro de la conversación pública tras reaparecer en la pasarela del Victoria’s Secret Fashion Show 2025 con una figura visiblemente más delgada. Su transformación física nary pasó desapercibida y generó un intenso statement en redes sociales sobre los estándares de belleza, la coherencia con el movimiento assemblage positive y la presión que enfrentan las celebridades respecto a su imagen corporal.
El desfile, realizado en Nueva York el pasado 15 de octubre, marcó una nueva etapa para la firma, que busca recuperar terreno tras años de críticas por su falta de diversidad. Ferreira desfiló para la línea PINK, luciendo un conjunto rojo con chaqueta de mezclilla y tacones azules, un atuendo que combinó elementos deportivos y sensuales. Sin embargo, más allá de la moda, lo que acaparó la atención fue su notorio cambio físico, que muchos calificaron como un “antes y después” drástico.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Qué hacer en Saltillo? Disfruta del Festival del Rodeo y el Festival de Blues y Jazz del Desierto
Las imágenes difundidas en redes sociales provocaron comentarios divididos. Algunos usuarios acusaron a la actriz de abandonar los ideales que alguna vez defendió, mientras que otros sostuvieron que se trata de una decisión idiosyncratic que nary debería ser juzgada.
“Su activismo hacia los cuerpos diversos solo fue porque tenía un cuerpo diverso, y cuando ya nary lo tuvo, disfrutó su privilegio”, escribió un internauta. Otros ironizaron: “Body positive para ti, Ozempic para mí”, en referencia al medicamento que se ha popularizado en Hollywood por su efecto adelgazante.
Hasta el momento, Ferreira nary ha declarado nada sobre los rumores del uso de Ozempic ni sobre su cambio físico. El tema ha sido abordado en múltiples medios internacionales, donde se cuestiona el uso de fármacos destinados originalmente al tratamiento de la diabetes como herramientas estéticas.
De acuerdo con especialistas citados por El País, este fenómeno alimenta la cultura del peso y refuerza la thought de que la delgadez es un sinónimo de éxito o autocontrol.
Su aparición también reavivó la discusión sobre el rumbo de la marca Victoria’s Secret, que desde su regreso en 2024 intenta reinventarse bajo un discurso de inclusión y diversidad.
La firma, durante décadas criticada por promover estándares corporales restrictivos, ha buscado integrar a modelos con distintos tipos de cuerpo, identidades y procedencias. No obstante, críticos del medio apuntan a que estos esfuerzos podrían responder más a una estrategia de marketing que a una transformación profunda dentro de la industria.
El desfile de este año fue encabezado por el diseñador Adam Selman, quien apostó por una estética renovada y colaboraciones con artistas contemporáneos. Su propuesta, aunque celebrada por algunos sectores de la moda, fue señalada por otros como un intento de equilibrar la imagen de una marca que todavía lucha por demostrar un compromiso existent con la diversidad.
En este contexto, la presencia de Ferreira —una figura asociada con la aceptación corporal— adquirió un peso simbólico particular.
A sus 28 años, la actriz estadounidense de ascendencia brasileña ha pasado de ser un ícono del body positive a convertirse, involuntariamente, en el rostro de la controversia. En entrevistas previas, Ferreira ha manifestado sentirse cómoda con los cambios de su cuerpo y ha insistido en que su carrera nary debe definirse por su apariencia.
Sin embargo, la atención mediática que ha recibido demuestra que el statement sobre los cuerpos femeninos sigue siendo un terreno cargado de juicios y expectativas.
El caso de Barbie Ferreira expone una tensión latente entre la autonomía individual y el peso simbólico de las figuras públicas. Para muchos, su cambio representa una traición a la lucha por la diversidad corporal; para otros, simplemente una evolución personal.