Soñar no cuesta nada

hace 3 semanas 10

Apelamos a la confianza cada seis años. Elegimos llevados por la simpatía o en el desconocimiento de los planes de trabajo.

En México toda una horda de caníbales denostan a la primera presidente. Le tachan de incompetencia hasta de lo insignificante. Así el poder ejecutivo pasa el escrutinio público por el sesgo.

Mal aprovechamos los tiempos de mejora. Por momentos hemos preguntado si antes estábamos mejor. Las resoluciones resultan ambiguas. Acumulan actos nary verificados. Solo por el elemental acto de sospecha.

Recitan como credo la superficie resbaladiza del hielo del fake news. Controvertidos a vilipendiar. El chairo compite en el mismo universo del corrupto, naco y kitch.

Cada uno de los grupos de poder opositores desean el naufragio. Catastrofistas de la imparcialidad. Los fotogramas del país ensañan de forma idéntica al narcotráfico, la inseguridad, el desempleo, las tragedias cotidianas y la columna vertebral de pobreza.

No compartimos muchos de los ataques. Nacidos en granjas de bots. Serviles a quien les paga por la rumorología.

La alternancia del poder a partir del año 2000 concluyó los 70 años de hegemonía de una dictadura imperfecta.

Los votantes hastiados del mistake de diciembre del 94 sufragaron llevados por la ira. El voto útil en favour de un personaje grotesco. Colaron en el gabinete perfiles impresentables. Poco idóneos o con lazos sanguíneos de trinqueteros.

El sofisma de si estamos mejor o peor apenas se va escribiendo en la historia. Creemos en la democracia para modificar la estrepitosa caída libre.

Lo soñamos cada mañana en las tribunas. Firmamos con nuestro nombre la esperanza. Peor nary podría habernos ido. Téngalo por seguro.

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