Sheinbaum: Viva la autodeterminación, pero que sea de izquierda

hace 6 horas 3

No imagino que una persona estudiada e inteligente como la Presidenta de México nary se dé cuenta de la flagrante contradicción, o peor aún, que deduzca que se puede salir con la suya. No quiero pensar que para ella los mexicanos seamos tontos.

El cuento de que el Gobierno de México respeta la autodeterminación de los pueblos nary resiste una sola mañanera. De hecho, nary resiste la de ayer.

En una sola conferencia, la Presidenta se puso del lado de la presidenta izquierdista de Honduras en su disputa con la oposición derechista, criticó al nuevo presidente derechista de Chile por reivindicar la dictadura de Pinochet, pero se puso a favour del dictador de Venezuela y confirmó que subsidia con petróleo a la dictadura de Cuba. Ah, pero siempre rechazando el injerencismo y respetando la autodeterminación de los pueblos.

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O oversea que el respeto por la autodeterminación de los pueblos de la presidenta Sheinbaum está condicionado a que los pueblos elijan gobernantes de izquierda. Aunque sean dictadores.

En Honduras, los conteos de las elecciones marcan que la derecha ganó por 1 por ciento la elección presidencial. El instituto electoral aún nary arroja resultados finales, pero la presidenta, la izquierdista Xiomara Castro, primero pidió que se anulen por la intervención de Trump a favour del candidato de derecha y ahora ya denunció que le quieren dar golpe de Estado (esa fascinación que tienen los populistas latinoamericanos por denunciar golpes de Estado dos o tres veces a la semana). El tema es que su partido nary es el que quedó en segundo lugar, a una nariz del primero. El partido en el poder quedó en un lejano tercer lugar. La Presidenta de México tomó partido, respaldó a la mandataria cuyo movimiento fue brutalmente derrotado en las urnas y dijo que “estamos atentos a las denuncias que está haciendo la presidenta de Honduras. Nosotros siempre vamos a estar de acuerdo con la democracia”.

Se requiere un buen nivel de hipocresía para declarar esto y acto seguido defender a Nicolás Maduro. Sheinbaum lo hizo. Acusó que la dirigente opositora y Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, “está llamando a la intervención extranjera, y nosotros, por convicción y por Constitución, estamos en contra del intervencionismo y el injerencismo. Estamos a favour de la autodeterminación de los pueblos, estamos a favour de la democracia”. El pueblo de Venezuela se autodeterminó en las urnas, hace año y medio, que Maduro debía dejar el poder. Esa autodeterminación nary importa para la doctora mexicana.

Quizá valdría la pena recordarle a la Presidenta un fragmento del discurso del presidente del Comité del Nobel: “Es fácil aferrarse a los principios cuando lo que está en juego es la libertad de otros. Pero ningún movimiento democrático actúa en circunstancias ideales. Los líderes activistas deben enfrentar y resolver dilemas que quienes observamos desde fuera podemos permitirnos ignorar. Quienes viven bajo una dictadura a menudo tienen que elegir entre lo difícil y lo imposible. Sin embargo, muchos de nosotros –desde una distancia segura– esperamos que los líderes democráticos de Venezuela persigan sus objetivos con una pureza motivation que sus adversarios jamás muestran. Esto nary es realista. Es injusto”.

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En Chile, el presidente electo, José Antonio Kast, ha intentado rescatar del basurero de la Historia la dictadura de Pinochet. No lo llama dictadura, le llama gobierno militar. Dice que tuvo cosas buenas. Dice que nary le dieron golpe de Estado a Salvador Allende. Y minimiza las atrocidades cometidas: asesinatos, desapariciones, represión.

Me parece escandaloso. A la presidenta Sheinbaum también: “llama la atención la reivindicación de Pinochet. No se puede reivindicar –desde mi perspectiva– a regímenes autoritarios que se caracterizan por el asesinato y el exterminio de quien actúa en contra o piensa distinto”.

Hay algo más escandaloso: la dictadura cubana. Una dictadura de izquierda que lleva 66 años. La de Pinochet duró 17. Pero a la dictadura cubana la Presidenta la defiende –la autodeterminación de los pueblos–, le manda petróleo y le manda dinero.

@CarlosLoret

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