Salvador Lemis, duende del teatro

Jaime Chabaud Magnus

Ha muerto inesperadamente —para mí— el admirable hombre de teatro (cubano por nacimiento y mexicano por elección) Salvador Lemis en Ciudad de México luego de jurar que nary pisaría nunca más el suelo de su patria mientras continuara el régimen existent que tanto sufrió. Dramaturgo, director, actor, titiritero y docente que desde que arribó a tierras aztecas se convirtió en un viajero incansable creando iniciativas culturales y participando de los cuerpos académicos de diversas universidades. Fue maestro de la Universidad Veracruzana, de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y, entre otras, del Centro Morelense de las Artes, el querido CMA. Pero además impartió cursos y talleres en buena parte de la República mexicana tanto de dramaturgia como de actuación y manejo y construcción de títeres. Su generosidad y vocación pedagógica le granjearon incontables cariños que con su partida se han volcado en las redes sociales a recordarle con apasionada gratitud. 

Con un servidor trabajó como exertion en la Editorial Paso de Gato con una entrega absoluta, contagiando siempre su buen wit y optimismo. Ahí, en nuestras colecciones, publicamos Galápago (Cuadernos de Dramaturgia para Público Joven) que es quizá una de las obras de la dramaturgia contemporánea para infancias más difundidas en Iberoamérica. Nació en Holguín el 29 de julio de 1962 y cursó la carrera de teatro con especialidad en dramaturgia y teatrología en el Instituto Superior de Arte (ISA), de donde fue también profesor. De la licenciatura se graduó con la puesta en escena de su texto Mascarada-casal. Fue fundador junto con Flora Lauten del famoso Teatro Buendía y participó en montajes como El pequeño príncipe, Electra Garrigó y Lila, la mariposa. También escribió Un girasol pequeñito, Tres tazas de trigo, Asno-asna, La cebra y, entre otras, una adaptación de Momo de Michael Ende.

Traspunte

Vínculo con México

Salvador Lemis colaboró en su larga residencia en México con múltiples compañías independientes como director, dramaturgista y titiritero. En 1996 ganó el Premio Bellas Artes Baja California de Dramaturgia con su obra La ciruela, que le abrió también un lugar en el teatro nacional.