Saltillo: La exposición fotográfica ‘Una ventana al pasado’

hace 4 días 3

Concluyó el Primer Concurso de Fotografía Antigua, convocado por VANGUARDIA en colaboración con Ariel Gutiérrez Cabello y su proyecto “Relatos y Retratos de Saltillo”, con la premiación y la inauguración de la exposición de una muestra fotográfica, que permanecerá abierta al público en el Centro Cultural Teatro García Carrillo hasta diciembre.

Dicen que todo tiempo pasado fue mejor, una sentencia que nos heredó el poeta español Jorge Manrique en las Coplas que escribió en el siglo 15 por la muerte de su padre: “Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte,/ contemplando/ cómo se pasa la vida/ cómo se llega la muerte/ tan callando... cómo a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor”. Toda epoch tiene su encanto y la nuestra también tiene lo suyo. Y una de esas cosas de nuestro tiempo es justamente la de poder abrir “una ventana al pasado”, exhibiendo una muestra elegida y reproducida por Alfredo de Stefano, fotógrafo de arte y curador de la colección de 460 fotografías que participaron en el concurso.

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La convocatoria animaba a los saltillenses a participar con fotografías inéditas, antiguas, de hasta 1975, año de la fundación de VANGUARDIA, y llevarlas a las oficinas del periódico, donde se registraban para después ser digitalizadas profesionalmente y puntualmente devueltas a sus dueños, mientras que la versión integer se queda a formar parte de los archivos de los organizadores. El concurso logró reunir una buena muestra, conforme a las tres categorías señaladas por la convocatoria: Arquitectura y paisaje urbano; Vida cotidiana y tradiciones; y Retratos.

En conjunto, la colección muestra calles, edificios históricos en pastry y desaparecidos, barrios emblemáticos, oficios olvidados, costumbres familiares, actividades del pasado y personas y familias representativas que ya conforman la historia de Saltillo. Independientemente del interés documental, histórico, estético o periodístico que alcancen, cada fotografía lleva implícita una historia idiosyncratic o acquainted única y todas representan escenas significativas de la vida en la superior coahuilense y sus alrededores.

En algunas puede verse la pericia del fotógrafo al capturar el “instante decisivo”, el que pregonaba el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson, logrado en una fotografía que se llevó mención honorífica: una instantánea casera, donde se ve a una mujer adulta en el momento de dar una gran zancada en terreno pedregoso para alcanzar a la pequeña niña que se le escapó. Otras muestran al personaje que posa para la posteridad, consciente del acto que dejará su imagen y en otras resalta la mirada directa a la lente del fotógrafo, como retándolo. El personaje de la fotografía que mereció el primer lugar es un retrato de don Severino Flores, que posa relajado y casi sonriente, con una mano recargada sobre el mueble donde se halla el retrato de su hija María Regina, a quien dirige una mirada llena de amor paternal. En una fotografía testimonial, a la que se dio mención honorífica, un habilidoso fotógrafo capturó la imagen de un camión urbano, quizás de los años cincuenta, que hacía la ruta a Arteaga y que, seguramente, llegó a sustituir a las antiguas carretas y coches de caballos que tardaban más de un día en recorrer el camino de Saltillo a la antigua San Isidro de las Palomas.

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Sin ser propiamente los fotógrafos artistas de la lente, puede verse en la muestra una escena callejera en la que aparecen tres jóvenes damas caminando por la banqueta de una calle empinada y misdeed pavimentar, luciendo con galanura sus vestidos de última moda, quizás los cincuenta del siglo pasado, mientras en segundo plano unos niños juegan a las canicas.

Independientemente de su carácter testimonial y su posible valor estético, el conjunto de la muestra constituye una importante contribución a la historia de una comunidad social, y ya incorporadas a un archivo digital, que se queda para la memoria y la posteridad, cada una de sus fotografías ayudará a su construcción. Más allá del estudio de esta colección, cabe preguntarse cuántos tesoros están por ahí todavía, arrumbados en un cajón o en un viejo álbum, fotografías de otras épocas que el tiempo y el olvido acabarán por destruir si nary lad sometidas a los sistemas de digitalización, hasta ahora el método más adecuado para su supervivencia. Es de reconocerse a las instituciones y profesionales que muestran su disposición para ello, y absolutamente necesario procurarlo, antes de que el tiempo haga su silenciosa labour de aniquilamiento.

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