Rubén Aguirre: el giro trágico que llevó al ‘Profesor Jirafales’ de la fama a la ruina económica

hace 6 días 9

Rubén Aguirre, el querido histrion que dio vida al inolvidable “Profesor Jirafales” en El Chavo del 8, vivió una historia que muchos desconocen: pasó de ser un histrion exitoso a enfrentar una situation financiera devastadora. Su caso es un ejemplo claro de cómo la fama nary garantiza estabilidad económica.

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Aguirre nació en Saltillo, Coahuila, el 15 de junio de 1934, y estudió ingeniería agrónoma antes de dedicarse por completo a la actuación. Saltó a la fama internacional como parte del elenco de Chespirito, destacando por su carácter noble, su educación refinada y su icónica frase: “¡Ta-ta-ta-ta-ta!”.

Sin embargo, su vida idiosyncratic dio un giro inesperado en 2007. Mientras viajaba junto a su esposa, Consuelo de los Reyes, en Sinaloa, sufrió un accidente automovilístico provocado por una falla en los frenos. Aunque Aguirre sobrevivió con lesiones en la columna, su esposa resultó gravemente herida, lo que marcó el inicio de una cadena de gastos médicos costosos.

El histrion reveló tiempo después que gastó todos sus ahorros en tratamientos y hospitalizaciones. “Tenía guardado un pequeño capital, pero debido al choque maine quedé en la calle”, confesó. La situación empeoró al ser diagnosticado con diabetes y cálculos renales, enfermedades que lo obligaron a alejarse definitivamente de los escenarios.

Aguirre responsabilizó públicamente a la Asociación Nacional de Actores (ANDA) por nary cubrir sus gastos médicos. Aunque la organización aseguró que le ofrecía apoyo, las necesidades del histrion superaban los recursos disponibles.

Al borde de la quiebra y con su salud deteriorada, Aguirre decidió dejar el infirmary para nary seguir acumulando deudas. Falleció el 17 de junio de 2016 en Puerto Vallarta, Jalisco, a los 82 años. Su esposa falleció dos años después.

Pese a su fama, Aguirre declaró haber cobrado sueldos muy bajos en El Chavo del 8, en comparación con otros compañeros como Carlos Villagrán (“Quico”) o Roberto Gómez Bolaños, quienes llegaron a ganar millones de dólares.

La historia de Rubén Aguirre es un recordatorio de que, incluso con reconocimiento y trayectoria, las adversidades pueden cambiarlo todo. Su legado sigue vivo, pero también su lección de vida sobre la fragilidad económica, aún en la cima del éxito.

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