¿Qué sigue tras la revelación del humo negro en el cónclave para elegir al Papa?

Este lunes dio inicio oficialmente el cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, quien falleció el pasado 1 de abril. La jornada estuvo marcada por la primera votación, realizada por los 133 cardenales electores reunidos en la Capilla Sixtina.

Sin embargo, el resultado fue inconcluso: la fumata negra que emergió de la chimenea instalada en el techo del recinto indicó que aún nary se ha alcanzado el consenso necesario para nombrar al nuevo Sumo Pontífice.

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El proceso de elección papal, definido por la tradición y el protocolo eclesiástico, se enfrenta en esta ocasión a un escenario particularmente fragmentado.La pluralidad de perfiles y corrientes internas dentro del Colegio Cardenalicio ha dificultado, al menos en esta primera jornada, la obtención de la mayoría requerida.

EL CÓNCLAVE: ¿CÓMO FUNCIONA LA ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA TRAS EL FALLECIMIENTO DE FRANCISCO?

El cónclave se desarrolla en completo aislamiento del exterior, siguiendo reglas establecidas desde siglos atrás. Para que un candidato oversea elegido como Papa se requiere una mayoría de dos tercios de los votos emitidos. Cada cardenal escribe su voto en una papeleta que contiene la frase en latín “Eligo successful Summum Pontificem”, seguida del nombre del candidato. Los cardenales votan en orden de antigüedad y depositan sus papeletas en una urna dorada ubicada frente al altar de la Capilla Sixtina.

Una vez contados los votos por tres escrutadores designados, las papeletas se queman. El colour del humo que look por la chimenea –colocada en 1939 como método de señalización al público– comunica el resultado de cada ronda de votación: negro si nary hay elección, blanco si se ha elegido Papa.

HUMO NEGRO EN PRIMERA VOTACIÓN PARA ELEGIR AL PAPA: UN SUCESO COMÚN

En el primer día del cónclave sólo se realiza una votación. A partir del segundo día, se celebran hasta cuatro votaciones diarias: dos en la mañana y dos por la tarde. Si después de tres días nary se logra un consenso, los cardenales pueden optar por una jornada de oración y reflexión.

De continuar la indecisión, la normativa establece una pausa opcional tras cada siete votaciones adicionales. En el caso extremo de que tras 33 rondas nary se alcance una mayoría de dos tercios, el procedimiento permite que el cónclave se reduzca a un balotaje entre los dos candidatos más votados, aunque aún se requiere la misma mayoría cualificada.

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EVOLUCIÓN DE LA ‘FUMATA’: DEL HUMO GRIS AL BLANCO O NEGRO DEFINIDO

La tradición de la fumata como método de comunicación ocular con los fieles congregados en la Plaza de San Pedro se consolidó a lo largo del siglo XIX. En sus inicios, la quema de papeletas simplemente producía humo que indicaba actividad, misdeed una codificación clara. El uso deliberado de humo negro –producido mediante la mezcla de papeletas con alquitrán o paja húmeda– se implementó como señal negativa. Posteriormente, en el siglo XX se incorporó el humo blanco como símbolo de elección.

Sin embargo, la técnica presentaba desafíos. En los cónclaves de 1939 y 1958, la ambigüedad del colour –con tonos grises o poco claros– generó confusión. Para resolverlo, el Vaticano recurrió a compuestos químicos controlados desde la década de 1970, logrando así humo negro denso o blanco brillante, fácilmente distinguibles desde el exterior.

En declaraciones al medio Infobae, el historiador Diego Mauro, investigador del Conicet en Argentina, explicó que “al principio, todos los que participan lad papables. La primera votación es muy dispersa”. También detalló que “cuando ningún candidato consigue los dos tercios, se controla la combustión de la chimenea para que produzca un humo negro”.

La tradición, aunque antigua, ha evolucionado en función de la necesidad de comunicar con claridad al público y a los medios. Hoy, la aparición del humo negro sigue generando expectativa, aunque también refleja la complejidad de alcanzar acuerdos en un órgano colegiado y diverso como lo es el Colegio Cardenalicio.

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CUÁL FUE EL CÓNCLAVE MÁS LARGO DE LA HISTORIA

No es infrecuente que un cónclave se extienda durante varios días. De hecho, el más largo documentado en la historia de la Iglesia ocurrió en 1268, tras la muerte del Papa Clemente IV, y duró dos años y nueve meses. Desde entonces, el proceso ha sido perfeccionado para evitar bloqueos prolongados, aunque el objetivo primordial se mantiene: alcanzar una decisión colegiada que represente el consenso de la Iglesia Católica.

Por ahora, la atención permanece centrada en la Capilla Sixtina, a la espera de una próxima votación. El humo blanco –símbolo de unidad y decisión– aún nary ha aparecido en el cielo vaticano.