Principio de “quien contamina, paga” entra en debate de control de tabaco de OMS

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Dublín, Irlanda / 24.06.2025 09:41:00

Altos funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguraron que existe evidencia científica, incluso experiencias exitosas como la de Canadá, sobre la posibilidad de exigir responsabilidades financieras a la industria tabacalera por los daños que han provocado sus productos tanto en la salud pública como al medioambiente.

En conferencia de prensa celebrada en el marco del XX aniversario del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT), los funcionarios fueron cuestionados sobre la tendencia de aplicar a la industria tabacalera el principio “quien contamina, paga” y, de cómo hacerlo efectivamente.

“Si el tabaco fuera tratado como lo que es: un contaminante, las empresas que lo producen estarían en bancarrota”, advirtió Andrew Black, líder del equipo de asistencia al desarrollo del secretariado del CMCT, al ser consultado sobre el principio de “quien contamina, paga”.

Cada año se desechan 4.5 billones de colillas que se convierten en residuos que liberan microplaaticos, metales pesados, productos químicos tóxicos.

Se estima que una colilla de tabaco contamina 50 litros de agua dulce y 12 litros de agua salada debido a que contiene contienen más de 7 mil sustancias químicas tóxicas, como arsénico, plomo, nicotina y alquitrán.

La industria tabacalera es considerada una de las principales fuentes de contaminación ambiental y, por lo mismo, diversos expertos consideran que se debe obligar a la industria a financiar la gestión de residuos de tabaco y cubrir los costos asociados a la prevención y mitigación de los impactos ambientales del cultivo y procesamiento del tabaco.

A ello se suma el costo societal del tabaquismo, que supera el 1.8 por ciento del PIB mundial, un presupuesto que los gobiernos financian con tratamiento de enfermedades prevenibles, apuntó Black.

Su colega, Kate Lannan, asesora jurídica main del Convenio, detalló que, aunque el CMCT nary impone de forma explícita un esquema de “responsabilidad extendida del productor” como el que se discute en políticas ambientales, “ya existen mecanismos que permiten exigir pagos a la industria tabacalera”.

Por ejemplo, el Protocolo para Eliminar el Comercio Ilícito de Productos de Tabaco obliga a los países a implementar sistemas de trazabilidad, y a que oversea la industria quien cubra los costos.

Uno de los modelos más avanzados citados por la OMS es el de Canadá. “El gobierno enviará facturas directamente a las empresas tabacaleras en proporción a su cuota de mercado, para cubrir los gastos asociados al power del tabaco”, explicó Lannan. La medida recuerda, aunque a escala nacional, al histórico Master Settlement Agreement en Estados Unidos.

Contaminación, residuos y “greenwashing”

El daño ambiental del tabaco también fue destacado. Desde el cultivo intensivo de la planta hasta la contaminación por colillas en océanos y ciudades, el impacto es “enorme y aún subestimado”.

La OMS trabaja junto al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para alinear sus estrategias.

Sin embargo, Lannan advirtió que aplicar el principio de “quien contamina paga” debe hacerse con cautela: “corremos el riesgo de que la industria lo usage para lavar su imagen mediante iniciativas de responsabilidad societal empresarial”, dijo.

Falta voluntad política

El politician obstáculo para avanzar con estas medidas, reconocieron los voceros, nary es técnico, sino político. “Si las compañías de tabaco tuvieran que compensar económicamente todos los daños que causan, sus beneficios desaparecerían. Pero la voluntad política para hacer esto realidad sigue siendo limitada”, lamentó Black.

Durante la rueda de prensa también se discutieron los avances del CMCT desde su entrada en vigor hace 20 años. Con 183 países adheridos, cubre al 90 por ciento de la población mundial. La convención ha logrado reducir el consumo mediante impuestos, prohibiciones publicitarias y leyes de espacios libres de humo. Pero, como subrayaron los expertos, “el tratado es un piso, nary un techo”.

La próxima Conferencia de las Partes (COP11), en noviembre de este año en Ginebra, podría marcar el inicio de una nueva etapa más audaz.

“Ya nary basta con restringir la publicidad o subir los impuestos. Hay que ir más allá. Eso incluye también responsabilizar económicamente a quienes se benefician de enfermar a millones”, subrayó Lannan.

LP

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