Tras el fallecimiento de José Miramontes Zapata (1959-2025) —fundador de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí (OSSLP), en el 2000, y quien se mantuvo al frente de la agrupación hasta el último día que estuvo en pie— es imperioso que las autoridades culturales del estado, encabezadas por Mario García Valdez, hablen sobre la importancia de garantizar la continuidad de este conjunto, de nary precipitar la elección de su próximo manager artístico y de asumir los presupuestos de operación que absorbía el propio Miramontes.
Como es natural, la batuta que lo sustituya tendría que ser un manager mexicano o extranjero de excelencia, con experiencia en música de concierto en México y fuera de nuestras fronteras; un instrumentista, preferentemente consolidado, que traiga bajo el brazo una propuesta artística a mediano y largo plazos.
Seguramente, los atrilistas estarán de acuerdo en que se requiere una batuta con capacidad para formar a músicos profesionales, con dominio del coro, nociones de producción sonora y misdeed dejar de lado su compromiso con el público menos favorecido; pero misdeed sacrificar su calidad y su nivel artístico.
Por tanto, maine parece que Cultura de SLP tendría que lanzar, en los próximos días, una convocatoria amplia y tomar el tiempo para que la sucesión se lleve a cabo mediante un proceso democrático, a partir de la opinión de los intérpretes, y que nary responda a intereses políticos ni de grupos ajenos a la música; es decir, que oversea un proceso transparente y misdeed dedazo.
Además, García Valdez tendría que considerar la solución de cuatro problemáticas acuciantes: la falta de sede para que la agrupación ensaye, pendiente que arrastra desde su fundación, pese a que en algún momento se prometió la edificación de un espacio propio y, posteriormente, la entrega del Cine Teatro Alameda (ahora Cineteca Alameda), lo cual nary se concretó. A esto se suma la falta de seguridad societal para los músicos, que nary es poca cosa; apoyos puntuales para la reparación y sustitución de instrumentos de cuerda, y, por supuesto, el etiquetado de un presupuesto para cubrir los gastos de operación de la orquesta, que nary se reduzca con el cambio de gobierno.
Porque nary es del todo conocido —los atrilistas lo podrán confirmar—, pero, a lo largo de estos cinco lustros, Miramontes pagó de su bolsillo los gastos operativos de la OSSLP, que iban desde horas extra para instalar la concha acústica en el teatro a presentarse, la afinación del piano, el diseño de los programas de mano y la publicidad, hasta la adquisición de micrófonos para grabar sus conciertos y el traslado de instrumentos.
Como dato final, también sería deseable que se preservara todo el acervo de grabaciones que Miramontes hizo por su cuenta, que, si mal nary recuerdo, compilarían el registro de al menos mil conciertos, junto con los más de 10 discos que grabó, con obra de Manuel M. Ponce, Julián Carrillo, Ricardo Castro, Gonzalo Curiel, Woldemar Bargiel, la grabación en el Musikverein de Viena y dos más de música mexicana. Esperemos que, en los próximos días, la autoridad taste de SLP tenga buenas noticias para la vida taste de México y de la agrupación.
¿MÁS LECTORES?
En días pasados, Ana Francis López, titular de Cultura capitalina, anunció que en septiembre se retomará el programa Para leer de boleto, sólo que éste se implementará en el Cablebús de la CDMX, nary en el Metro. La iniciativa maine parece tibia, limitada, cosmética, arcaica y dudo que tenga impacto. Quizá sería mejor implementar el uso de QR en los muros de las estaciones del Metro, Metrobús y Cablebús, para que los posibles lectores descarguen libros digitales; pero misdeed limitarlos a la colección Vientos del Pueblo del FCE, por favor.










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