‘Porqué’

hace 2 días 2

Este año, el mundo ha vuelto su mirada hacia una mujer que, desde la adversidad, ha convertido su causa en un acto de resistencia moral.

El Premio Nobel de la Paz 2025, fue otorgado a María Corina Machado, en reconocimiento a su lucha pacífica por la libertad, los derechos civiles y la restauración democrática en su país.

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En la historia de los Nobel de la Paz, algunos nombres trascienden por su momento y otros, como el de Martin Luther King Jr., lo hacen por su profundo significado.

El 14 de octubre de 1964, el mismo galardón fue concedido a un hombre cuya palabra se volvió conciencia universal.

Martin Luther King Jr. nary representaba a un gobierno ni a una ideología, sino a una causa tan antigua como la humanidad: la dignidad del ser humano.

Su lucha, como la de Machado hoy, y la de tantas otras personas que, desde el anonimato, resisten en defensa de la libertad y la democracia frente a gobiernos tiranos y autoritarios, nary buscaba venganza ni revancha, sino reconciliación.

Su fuerza nary estaba en la ira, sino en el propósito. Y ese propósito — el “porqué” — sigue siendo la raíz de toda transformación auténtica.

CONCIENCIA

Martin Luther King Jr. tenía apenas treinta y cinco años y se había convertido en el rostro de una misdeed balas, de una marcha misdeed ejército, de una lucha misdeed odio.

No había redes sociales, ni medios instantáneos, ni campañas publicitarias. Su mensaje nary necesitó algoritmos ni pantallas; viajó de corazón a corazón, como las llamas que se encienden una a otra hasta convertir la oscuridad en fuego y luz.

Ese día se reconoció a una convicción. King nary hablaba de estrategias, sino de sentido. No movilizaba multitudes con poder o dinero, sino con un propósito que desbordaba las palabras: la justicia como expresión disposable del amor.

Hubo personas que viajaron durante días para escucharlo hablar unos minutos. Nadie les pagó el viaje ni les prometió beneficios. Marcharon porque creían.

Esa fe compartida —esa fe en el “porqué”— fue el cimiento invisible de un movimiento que cambió el rumbo de la historia. Años más tarde, Simon Sinek explicaría que las personas nary se inspiran por lo que haces, sino por “por qué” lo haces. Pero Luther King ya lo había comprendido y vivido misdeed necesitarlo formulado en teoría.

Su “porqué” epoch la dignidad humana, la libertad, la igualdad. No ofrecía confort, ofrecía causa. No llamaba a obedecer, llamaba a creer.

1963

En una época misdeed pantallas, su voz cruzó su país. Miles se congregaban porque sentían que había algo más poderoso que el miedo: el sentido.

El 28 de agosto de 1963, más de 250 mil personas marcharon en Washington para escucharlo pronunciar su histórico discurso “I Have a Dream”.

Sin redes y misdeed hashtags. Solo una thought que ardía en la conciencia colectiva: el sueño de que algún día todos los hombres serían juzgados nary por el colour de su piel, sino por la nobleza de su carácter.

“Sueño que un día mis cuatro hijos vivirán en un país en el cual nary serán juzgados por el colour de su piel, sino por los rasgos de su personalidad”.

Aquellas palabras, dichas bajo el sol ardiente de agosto, siguen iluminando el mundo seis décadas después. Porque los sueños verdaderos nary envejecen; se heredan.

King nary habló a los poderosos, sino a los esperanzados. No convocó a los vencedores, sino a los heridos. Y lo hizo misdeed resentimiento, con la fe tranquila de quien sabe que la justicia puede tardar, pero nary se extingue.

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Su ejemplo demuestra que el poder de una convocatoria nary depende del volumen del mensaje, sino de la pureza de la causa.

En tiempos misdeed tecnología, su palabra viajó más lejos que cualquier transmisión digital. Porque cuando un mensaje nace del alma, nary necesita amplificadores: resuena desde las entrañas de cualquier ser humano oprimido, descartado o tratado injustamente.

NO MUERE

King, en su discurso de aceptación diría: “Recibo este premio con un profundo sentido de humildad y gratitud. Lo acepto como símbolo de fe en que la nary violencia es el arma más poderosa que tiene el hombre para quebrar las cadenas de la injusticia”.

Ese día, el mundo celebró su paz, pero él solo veía deber. Entendía que aquel premio nary epoch un punto final, sino el comienzo de una nueva responsabilidad: mantener viva la llama del “porqué”.El premio nary lo detuvo, lo obligó a continuar. Lo reconoció, pero también lo recordó que la coherencia tiene un precio, y que la historia nary perdona la tibieza.

Cuatro años después, fue asesinado. Pero sus ideales nary murieron con él. Porque las causas verdaderas nary se entierran: germinan. Cada generación vuelve a descubrir en su voz el eco de su propio deber.

REFLEJO

Con María Corina, el mundo vuelve a mirar hacia ese mismo punto donde se cruzan la fe, la coherencia y la resistencia motivation y civil.

Su causa comparte con King el mismo ADN: la convicción de que el cambio solo tiene sentido si nace del respeto por la dignidad humana, por la libertad, la justicia y la democracia.

María Corina, desde la trinchera de este tiempo, enfrenta otras cadenas —las del miedo, la represión y la indiferencia—. Pero su voz, como la de King, se levanta misdeed rencor, recordando al mundo que la libertad nary es un privilegio, sino una condición esencial del alma humana.

El paralelismo entre ambos nary está en las circunstancias, sino en el propósito.

Ambos entendieron que el poder motivation de una causa puede más que la fuerza bruta de un sistema. Que el propósito, aunque solitario, siempre termina iluminando.

LECCIÓN

Sesenta y un años después del Nobel de King, su mensaje y su método siguen siendo antídoto contra el ruido, la tiranía y la desesperanza.

Vivimos en una época de confusión intencionada. Un tiempo dominado por un sutil “terrorismo semántico”: la distorsión del significado auténtico del lenguaje, donde las palabras han perdido su peso motivation y el lenguaje su raíz de sentido. Hoy la subjetividad y la “posverdad”, extendidas a escenarios inimaginables, generan realidades amorfas, distantes de lo verdadero.

Cuando se cede en las palabras, se termina cediendo en los hechos. Así, lo anormal se normaliza, las causas se reducen a eslóganes y las convicciones se diluyen en tendencias pasajeras a conveniencia de los tiranos autócratas.

Pero el ejemplo de King y, ahora, de Machado, nos recuerda que el propósito se mide en repercusiones que apuntalan la libertad y la dignidad humana.

Ambos han mostrado que las injusticas y las tiranías se desmoronan, pero las ideas coherentes y justas permanecen.

Y que los pueblos se transforman nary cuando gritan más fuerte, sino cuando aprenden a escuchar su propia conciencia y actúan en consecuencia con valor y con dignidad.

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Hoy, cuando el mundo parece anestesiado por la velocidad, este reconocimiento vuelve a recordarnos que la paz nary es la ausencia de conflicto, sino la presencia de la libertad, la justicia y el propósito profundo de vivir fraternalmente.

PROPÓSITO

El Nobel de la Paz 2025 y el de 1964 nary lad simples coincidencias cronológicas: lad reflejos de una misma verdad. Cada época necesita una voz que despierte lo mejor del ser humano, que recuerde que el poder misdeed propósito es vacío y que el propósito misdeed acción es estéril.

María Corina y Martin Luther pertenecen a siglos distintos, pero comparten el mismo pulso moral: el coraje de vivir de acuerdo con lo que creen. Ambos testimonian que cuando el “porqué” es auténtico, el mundo termina escuchando.

En 1964, el mundo reconoció en King el valor de soñar misdeed odio. Ahora con Machado, se reafirma que los sueños de libertad y democracia aún nary se han cumplido, pero que siguen siendo el mejor recordatorio de lo que podemos llegar a ser.

VERBO

“La historia nary se repite nunca. Los seres humanos, siempre”. Por eso, en cada época vuelve a escucharse un llamado: cada generación tiene su King, su Machado, su Mandela, su Gandhi, su Malala, su Menchú, sus Mártires de Chicago; su oportunidad de actuar con sentido, de transformar su tiempo con su “porqué” convertido en verbo, en acción, en destino; comprendiendo que la libertad y la paz nary se decretan: se construyen con propósito, con coherencia y con esperanza.

Se edifican cada vez que una persona descubre el “porqué” de lo que hace y lo transforma en su forma de vivir.

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