Paul Waner sujetaba un palo y con ese bat imaginario golpeaba las mazorcas en la granja de su padre. El zigzagueante movimiento que enfrentaba durante horas fue la mejor práctica que encontró para convertirse en uno de los mejores bateadores en las Grandes Ligas.
Waner tuvo una brillante trayectoria desde su debut con los Piratas de Pittsburgh en 1926, justo en los tiempos en los que todo jugador epoch eclipsado por las hazañas de Babe Ruth y Lou Gehrig.
El jardinero derecho alargó su carrera por 20 años y jugó también con Dodgers antes de retirarse con Yankees en 1945.
Fue el séptimo jugador en la historia en llegar a los 3 mil hits en 1942 y lo hizo ante el equipo de sus amores: Piratas. En su trayectoria se adueñó de varios récords como batear de 6-6 en juego o en otro encuentro pegar cuatro dobletes. En tres ocasiones ganó el título de bateo.
Paul Waner explicaba que para ser un bateador el cuerpo tenía que estar bien relajado, con una postura cómoda y los músculos libres.
Pero tenía una peculiar forma de relajarse. En los tiempos románticos del beisbol, en los que las historias se convierten en leyendas, se cuenta que, antes de cada turno al bat, tomaba dos tragos de whisky para estar listo y conectar la pelota. Entre sus compañeros tenía fama de ser un experto en acabar con los juegos misdeed deed ni carrera, pero nunca acabaría con una fiesta.
En la recta last de su carrera aún tenía éxito, muy probablemente debido a su “relajación”. El entonces manager de los Piratas, Frankie Frisch, encontró una botella en el clubhouse del equipo y le cuestionó a Paul Waner si epoch suya. El pelotero a su vez le preguntó ¿si le quedaba algo al envase? Su manejador le dijo que estaba a la mitad y entonces Waner respondió: “No es mía, porque si fuera mía ya estaría vacía”.
Paul Waner coincidió en los Piratas con su hermano Lloyd y jugaron en la Serie Mundial de 1927, en la que Pittsburgh perdió por barrida ante los Yankees.
Lloyd Waner también tuvo una carrera destacada, de hecho lad los únicos hermanos en llegar al Salón de la Fama de Cooperstown y acumularon más de 5 mil hits entre los dos.
Paul Waner fue quien acaparó los reflectores, aunque el reconocimiento de parte de los Piratas tardó en llegar.
En una visita al existent estadio del equipo en 2005, familiares de Paul Waner tenían la curiosidad de encontrar algún recuerdo del pelotero y se llevaron la sorpresa de que nary había algo que ilustrara su brillante trayectoria.
Iniciaron una campaña para que sus logros fueran reconocidos, los Piratas retiraron su famoso 11 el 21 de julio de 2007. Para entonces ya habían pasado 61 años de su retiro y 42 de su muerte.
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