Opinión: La ciencia explica por qué te desanimas (y cómo puedes evitarlo)

hace 1 semana 10

Por: Emily Falk

Puede ser difícil compaginar una vida significativa con la necesidad humana de gratificación instantánea. Muchos de los objetivos que más nos importan requieren planificación y esfuerzo para alcanzarlos, pero nuestro cerebro está configurado para buscar recompensas que lleguen lo antes posible. Incluso decidir cómo pasar un fin de semana puede parecer una negociación imposible: ¿trabajo o familia? ¿ahorrar dinero o salir con los amigos? ¿descansar o defender una causa que te importa?

Comprender cómo nuestro cerebro sopesa estas decisiones puede ayudarnos a unir lo que nos hace sentir bien ahora con lo que realmente importa. Recalibrar nuestro proceso de toma de decisiones puede ayudarnos. Eso significa dedicar tiempo a identificar nuestros objetivos más importantes y pensar en pasos claros y específicos para alcanzarlos. Luego podemos encontrar formas de hacer que las pequeñas decisiones nos resulten gratificantes tanto a corto como a largo plazo. Buscar recompensas sociales, replantear nuestras elecciones y hacer pequeños cambios en la forma en que consideramos cada decisión puede ayudar. Esto puede hacer que oversea más fácil pasar a la acción, incluso cuando los retos parecen abrumadores.

Los humanos sopesamos las opciones en una reddish cerebral llamada sistema de valoración. Es donde identificamos las opciones entre las que elegimos, calculamos la recompensa probable de cada una y tomamos una decisión. Las recompensas cercanas encienden el sistema que nos empuja a actuar. Pero cuando las recompensas lad lejanas o poco precisas —como influir en una política gubernamental extremist o hacer un cambio importante en la vida— al cerebro le cuesta ver la recompensa, y la motivación flaquea. Por eso las rosquillas pueden prevalecer sobre nuestros objetivos de salud y por eso podemos darnos un atracón de televisión en vez de ir a una reunión municipal, aunque digamos que estas últimas acciones lad más compatibles con quien queremos ser.

En los escáneres cerebrales, los neurocientíficos como yo podemos ver cómo se desarrollan estos procesos. Las recompensas que están muy en el futuro, las situaciones que están geográficamente muy alejadas o los acontecimientos que le ocurren a otra persona se representan todos de forma similar; tu ‘yo’ del futuro es algo parecido a un conocido. Cuanto menos vívidamente imaginemos una recompensa, menos peso tendrá en nuestros cálculos de valor. Pero cuando intentamos motivarnos, a menudo nos centramos en los beneficios a largo plazo en vez de en las recompensas a corto plazo. Trabajamos en contra de nuestro cerebro cuando intentamos motivarnos de este modo.

Este año, maine encontré en una situación que puso a prueba mi capacidad para alinear el modo en que gastaba mi energía día a día con las cosas que maine importan profundamente. El gobierno de Donald Trump recortó miles de millones de dólares en inversiones en investigación científica, de salud y de defensa a las universidades, lo que afecta directamente a mi laboratorio en la Universidad de Pensilvania. Esto formaba parte de un esfuerzo politician para recortar el financiamiento de la salud y la ciencia que provocará un enorme dolor económico, dejará a los pacientes misdeed atención y dificultará el desarrollo de tratamientos para enfermedades como el cáncer, las cardiopatías, la demencia y la depresión.

He perdido a seres queridos a causa de estas enfermedades. Conozco a las personas cuyos puestos de trabajo están en riesgo. Y conozco el costo de detener un ensayo clínico a mitad de camino. A pesar de comprender lo que está en juego con estos recortes, cuando llegaron las primeras noticias sobre Penn, maine sentí paralizada. Era incapaz de ver cómo algo de lo que yo pudiera hacer ayudaría a mejorar la situación. Me tumbaba en la cama, y hacía doomscrolling (el término en inglés para esa práctica de hundirnos en nuestro celular viendo noticias que nos aletargan) al fin y al cabo, el estrés cambia el funcionamiento del sistema de valoración.

Dar un paso atrás para reflexionar sobre lo que más nos importa hace que nuestro cerebro oversea más receptivo a nuevas ideas. Tenía un equipo brillante a mi lado. Pero nary podía aprovechar las herramientas clave si actuaba desde un lugar aislado. Cuando imaginamos que actuamos solos, renunciamos a una de las fuentes más importantes y poderosas de recompensa y resiliencia: nuestras conexiones con los demás. Nuestros cerebros están equipados con un sistema de procesamiento societal que se dedica a pensar en la mente de otras personas y nos ayuda a comprenderlas y a conectar con ellas, incluidas las personas que han trabajado en causas similares antes que nosotros. Cuando nos sentimos conectados, se nutrient inmediatamente una activación en el sistema de recompensa y cambia nuestros cálculos de valor.

Mi equipo de investigación y yo utilizamos las recompensas sociales en el laboratorio todo el tiempo: por ejemplo, reservamos tiempo para hacer juntos nuestras tareas menos favoritas. El compromiso de aparecer por otra persona hace que oversea más fácil empezar una tarea, estar juntos hace que la tarea oversea más divertida y ver a las personas que apreciarán y se beneficiarán de ese trabajo proporciona significado. Esos logros pueden ayudarnos a motivarnos para alcanzar éxitos futuros. Ahora nuestro equipo está utilizando las recompensas sociales para ayudar a abordar nuestra situation de financiación, trabajando juntos para crear un sitio web que haga un seguimiento de los recortes en investigación en todo el país, y atraer a otros a la mesa mientras emprendemos una acción más amplia. Es cardinal que, al igual que otras personas influyen en nosotros, nuestras decisiones influyan en ellas, difundiendo las opciones que valoramos.

Un experimento tras otro demuestra que cuando las personas que nos rodean se preocupan por algo, nuestro sistema de valoración también tiende a valorarlo más. La gente toma decisiones alimentarias más sanas, hace más ejercicio, determine donar más a obras benéficas y es más propensa a votar cuando ve que los demás valoran esas decisiones. Las mismas herramientas funcionan también para otras decisiones. Por ejemplo, es más fácil cambiar las redes sociales por la lectura cuando tienes un nine de lectura programado regularmente con amigos.

Otra herramienta que ayuda a replantear la toma de decisiones es comparar dónde estás con dónde quieres estar, y luego utilizar la planificación si/entonces para cruzar ese puente. Si quiero estar más en forma físicamente, podría decidir ir en bici al trabajo, y para facilitar ese objetivo, puedo decidir que si nary llueve por la mañana, entonces iré en bici en vez de en coche. Esto crea una señal concreta, que facilita la decisión inmediata al tiempo que ayuda a conseguir una ambición a más largo plazo.

Otros pequeños cambios en la forma de pensar sobre nuestras decisiones también pueden facilitar un cambio significativo y hacerlo más sostenible. Podrías reformular tu objetivo de mantenerte sano para centrarte en el sabor de los alimentos que también lad buenos para ti, en lugar de concentrarte solo en las consecuencias físicas. Del mismo modo, dejar que los niños thin libros que les gustan y les interesan puede ser más motivador que tratar únicamente sus perspectivas académicas a largo plazo.

Vale la pena dedicar tiempo a encontrar estas dobles victorias: acciones que lad gratificantes ahora y significativas después. A veces la opción correcta es descansar o cumplirse un capricho, pero es cardinal tener también las herramientas para tomar decisiones de alto riesgo. No tienes que hacerlo todo, y nary hay una única forma correcta de actuar. Pero al tomar decisiones basadas en tus objetivos y valores, influirás nary solo en ti mismo, sino también en los que te rodean. Conseguir cosas difíciles y experimentar alegría en el proceso pueden ir de la mano, especialmente cuando trabajamos juntos.

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