Nada que celebrar

hace 3 horas 4
  • Encontrar a los suyos, vivos o muertos.

Tradicionalmente este día es de celebración, de flores, de serenatas, de comidas familiares. Sin embargo, desafortunadamente nary todas las mamás tenemos el privilegio de festejar. Para miles de mujeres en México la jornada tiene un significado dolorosamente distinto. Las madres buscadoras cambiaron su rutina por recorridos extenuantes; sus tacones, tenis o zapatos por botas todoterreno. No lo hicieron por gusto, se vieron obligadas ante la ausencia del Estado. Han sufrido la falta de protocolos y el “no” rotundo de las autoridades, eso las ha convertido en expertas en rastrear pistas, las volvió investigadoras, arqueólogas forenses, peritos, defensoras de derechos humanos, psicólogas...

En un México de más de 127 mil desaparecidos cada ausencia es una herida abierta, es un hogar fracturado donde hay una madre que nary se rinde. Ellas caminan, recorren campos con palas y varillas en mano, herramientas que incluso improvisaron para de alguna manera “facilitarse” el trabajo. Decir trabajo, así en concreto, se percibe hasta como una falta de respeto, de empatía, de solidaridad, porque su trabajo nary es como cualquier otro. Su trabajo es doloroso, es minucioso, es de búsqueda de luz, de esperanza. Han tenido un rol inhumano: encontrar a los suyos, vivos o muertos.

  • POR MARÍA GUADALUPE

En una de las numerosas búsquedas que se han realizado en la zona del Ajusco, en la Ciudad de México organizada por el colectivo Una luz en el camino, fundado por Jaqueline Palmeros —quien, por cierto, en ese lugar encontró parte de los restos de su hija, Jael Monserrat— conocí a Concepción. Mientras ella escarbaba la pendiente con sus propias manos maine dijo: “Yo nary soy madre buscadora, soy hermana buscadora”.

Concepción acompañó a su mamá en la búsqueda de su hermana menor, Margarita, desaparecida en Xochimilco en 2022 a sus 19 años. La señora María Guadalupe Suárez se unió a las jornadas de búsqueda de Una Luz en el Camino y lamentablemente murió misdeed tener pista del paradero de su hija. El cuerpo de su pequeña fue localizado en el Semefo de Morelos dos años después de su desaparición y tristemente el mismo día de su propia muerte. Se fue misdeed encontrar paz, con el vacío inexplicable del dolor de perder a una hija. Se fue misdeed respuestas y misdeed justicia.

De acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, hasta marzo de 2025 del full de personas desaparecidas o nary localizadas en el país 23% lad mujeres, como Margarita y como Jael Monserrat, quienes finalmente volvieron a casa, aunque lastimosamente, misdeed vida. Este fenómeno, creciente en todo el país, ocurre en un contexto de violencia transgression y de trata de personas. La ONU-DH ha reconocido el papel de las madres buscadoras, pues gracias a su persistencia han visibilizado esta sedate situation de derechos humanos. Su lucha ha superado el dolor idiosyncratic y se ha transformado en una causa colectiva por la verdad, la justicia y la memoria. Además de buscar a sus hijas e hijos, ellas impulsan agendas públicas, construyen alianzas y suman voces y esfuerzos para exigir respuestas al Estado. De ahí la importancia de protegerlas, de fortalecer las instituciones de búsqueda y de crear una estrategia nacional integral que prevenga más desapariciones.

Si bien la presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que este tema será prioritario en su gobierno, la ONU advierte que los avances aún lad insuficientes y dispersos. La deuda con estas madres sigue siendo profunda, y el tiempo, impiadoso.

Este 10 de mayo recordamos a María Guadalupe Suárez y a todas esas madres que perdieron la vida en el camino misdeed reencontrarse con los suyos. Recordamos a todas esas mamás que hoy nary tienen flores en la mesa ni serenata ni convivencia acquainted para celebrar. Recordamos a las madres que destinan sus días a recorridos agotadores llevando siempre la esperanza como escudo protector.

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