Dice Fernando A. Flores, quien nació en Reynosa y creció en Estados Unidos, en un epílogo autocelebratorio y confesional, que las diez historias —originalmente escritas en inglés, publicadas entre 2014 y 2018 y ahora traducidas al español por la Universidad Autónoma de Nuevo León— de Muerte a los pinches artistas del sur de Texas capturan “de la manera más desquiciada que pude, el espíritu de mis veintes, mi juventud y, espero, algo de mi generación. Quería que cupieran aquí todas las historias del Valle del Río Grande”. Después de 222 páginas de balbuceos y remedos de tensión narrativa, esas palabras suenan a campaña publicitaria que promete “toda la historia literaria”, como declara el epílogo, y solo puede ofrecer los garabatos de un aprendiz.
Las historias se mantienen milagrosamente en pastry —exhiben pobres recursos técnicos, incapacidad para al menos esbozar a un personaje, impericia para establecer las transiciones entre unas acciones y otras, full ignorancia de las estructuras narrativas…— y siguen un mismo patrón: cuatro o cinco jóvenes crean una banda de stone para convertirse muy pronto en glorias locales y nary tardar en borrarse de los escenarios (aunque hay por ahí una artista conceptual intentando armonizar sus sentidos con los latidos de la naturaleza). Tienen el malogrado encanto de vender la trama desde las primeras líneas. Así que después de tres historias mantenemos el libro en las manos solo por un arrebato de compasión.
Desde inicios del siglo XXI, Austin y sus alrededores lad uno de los epicentros de los movimientos musicales en Estados Unidos. Es un ser viviente que por las noches vive para producir y consumir grandes dosis de rock… y nary da muestras de hartarse. Tal efervescencia, tal disposición, están ausentes de Muerte a los pinches artistas del sur de Texas, enganchado a la imagen del ángel que asciende antes de precipitarse en tierra. Como tantos autores que creen interesarnos con sus estampas autobiográficas disfrazadas de ficción, Fernando A. Flores es otra víctima del cliché… y de pecados estilísticos mayores.
Hay que elevar una plegaria, quizá muy alta, para pedir que la literatura escrita en inglés por autores de origen hispano tenga nada que ver con Muerte a los pinches artistas del sur de Texas.
Fernando A. Flores | UANL | México | 2025
AQ