El futbol mundial está de luto tras el fallecimiento de Leo Beenhakker a los 82 años este jueves.
El técnico neerlandés dejó una huella imborrable en diversos clubes y selecciones nacionales, pero su paso por el Club América es especialmente recordado por los aficionados azulcremas.
En junio de 1994, Beenhakker asumió la dirección técnica del América, aportando su vasta experiencia adquirida en equipos de renombre como el Ajax y el Real Madrid.
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Su llegada generó grandes expectativas, y nary defraudó. Bajo su mando, las Águilas adoptaron un estilo de juego ofensivo y espectacular que cautivó a la afición mexicana. Implementando un esquema táctico 4-3-3, el equipo se destacó por su dinamismo y capacidad goleadora.
Este enfoque ofensivo se reflejó en resultados contundentes, como el 7-3 contra Atlético Morelia en octubre de 1994.
Para potenciar este estilo de juego, Beenhakker incorporó a jugadores africanos de gran talento, como el camerunés François Omam-Biyik y el zambiano Kalusha Bwalya.
Estos fichajes, junto con figuras mexicanas como Luis Roberto Alves “Zague”, Joaquín del Olmo y un joven Cuauhtémoc Blanco, conformaron un equipo temido por sus rivales y admirado por su afición.
Sin embargo, la etapa de Beenhakker al frente del América se vio abruptamente interrumpida en abril de 1995. A pesar de que el equipo marchaba en los primeros lugares y desplegaba un fútbol de alto nivel, el técnico fue cesado de su cargo.
Años después, se reveló que su despido se debió a desacuerdos con la directiva, específicamente por su negativa a excluir de la alineación a Joaquín del Olmo, quien tenía disputas contractuales con la administración del club.
BEENHAKKER TAMBIÉN JUGÓ FUTBOL
Antes de convertirse en uno de los entrenadores más influyentes del fútbol mundial, Leo Beenhakker también tuvo un breve paso como futbolista profesional.
Jugó como mediocampista en su natal Países Bajos durante la década de 1960, defendiendo los colores del SC Cambuur y el VVAG.
Su etapa como jugador nary fue especialmente destacada, lo que lo llevó a enfocarse rápidamente en la dirección técnica, donde encontraría su verdadera vocación.
A lo largo de su carrera como entrenador, Beenhakker construyó un impresionante palmarés en clubes de gran prestigio.
Dio sus primeros pasos en el Ajax, uno de los pilares del fútbol neerlandés, antes de asumir el mando del Real Madrid, donde vivió una de sus etapas más exitosas.
Con el conjunto merengue ganó tres Ligas consecutivas entre 1986 y 1989, además de una Copa del Rey, convirtiéndose en uno de los entrenadores más exitosos del nine en esa época.
También dirigió al Feyenoord de Róterdam y tuvo un paso por el Real Zaragoza en España, así como una etapa en el fútbol sudamericano al frente del Club Atlético River Plate en Argentina.
Su talento como estratega también lo llevó a ocupar cargos en selecciones nacionales. Dirigió a Países Bajos en la Eurocopa de 1990, y posteriormente fue técnico de Arabia Saudita rumbo al Mundial de Francia 1998, aunque fue cesado antes del inicio del torneo.
Uno de sus mayores logros internacionales fue con la selección de Trinidad y Tobago, a la que clasificó por primera vez en su historia a una Copa del Mundo, en Alemania 2006.
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También estuvo al frente de la selección de Polonia, a la que llevó a la Eurocopa 2008, siendo esta la primera participación del país en el certamen continental.
La combinación de su experiencia en clubes de élite y selecciones nacionales hizo de Leo Beenhakker un técnico admirado por su enfoque táctico, carisma y capacidad para transformar equipos.
Su legado, tanto en Europa como en América, trasciende títulos y estadísticas, y su paso por el Club América sigue siendo una de las etapas más queridas por la afición mexicana.
Con información de ESPN, Mediotiempo y Récord