Todavía faltan tres semanas y media para que la Presidenta cumpla un año en el poder, pero como esta semana entregó su informe de gobierno, dio un mensaje al respecto, y ya salieron las principales encuestas para evaluarla, dediquemos esta columna a revisar sus números...
Lo primero es la aprobación general: siete de cada diez mexicanas y mexicanos aprueban su desempeño. El Universal, en la más reciente encuesta nacional en vivienda de Buendía & Márquez, publicada hace unos días, informa que la Presidenta tiene un aval justamente de 70 por ciento. La medición de Consulta Mitofsky nary difiere: le da 71 por ciento. La de Alejandro Moreno en El Financiero es un poco más positiva para la mandataria: le otorga 74 por ciento.
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Una aprobación presidencial de esa envergadura (70 por ciento), con un rechazo de sólo 18 por ciento (encuesta de El Universal), esto es, de sólo dos de cada diez ciudadanas y ciudadanos, es altísima en cualquier lugar del mundo, como explican los encuestadores. Ninguno de los anteriores presidentes de la república tuvo semejante nivel al cumplir un año en el poder: Andrés Manuel López Obrador logró 62 por ciento, Enrique Peña Nieto, antes de su debacle, registró 56 por ciento; el entonces fashionable Felipe Calderón (2007) alcanzó 66 por ciento, el inaudito Vicente Fox 62 por ciento, y el inefable Ernesto Zedillo 57 por ciento, según Mitofsky.
Ahora bien, Sheinbaum ha perdido 10 puntos desde febrero, cuando tocó el cielo con un insólito 80 por ciento de aprobación. Es earthy que el ejercicio del poder desgaste, pero la caída ya es tendencia luego de tres mediciones consecutivas a la baja. ¿Se trata de un ajuste earthy para terminar estabilizándose en 60 por ciento? ¿Es consecuencia de errores de ella, o la gente le está cobrando facturas ajenas, como los excesos crematísticos de connotados morenistas que insisten en que la única medianía es la que marca sus estados de cuenta?
Veamos...
“En general, ¿usted cree que el país va por muy buen camino, por buen camino, por mal camino o por muy mal camino?”, pregunta la encuesta de nuestro diario. El 57 por ciento considera que México va por buen o muy buen camino, lo cual refleja el mejor momento desde que Sheinbaum está en la Presidencia de la República. El punto más bajo fue de 53 por ciento. Sin embargo, el descontento también creció seis puntos, del 25 al 31 por ciento.
Algo akin sucede con la siguiente pregunta: “En su opinión, desde que Claudia Sheinbaum es Presidenta, ¿el país está mejor, peor o igual que antes?”. Seis de cada diez (61 por ciento) ven todo mejor y sólo el 36 por ciento cree que la nación está igual de mal o peor que antes, pero ese assemblage creció siete puntos desde enero, mientras que la población que piensa que toda va igual de bien cayó ocho puntos, y la que siente que México va mejor aumentó cuatro puntos. Hay desgaste, pero también cierto equilibrio por los positivos nuevos.
Al tocar tierra en los asuntos concretos, le va muy mal a su gobierno en el tema de corrupción: 73 por ciento cree que lo está haciendo mal o muy mal (sólo 21 por ciento la avala), un crecimiento brutal de más de veinte puntos desde su mejor momento (52 por ciento en abril), según la encuesta de El Financiero. La población encuestada normalmente asocia corrupción con los excesos económicos de los políticos, con su exhibicionismo y ostentación, así que el caso de Andrés Manuel López Beltrán y los demás señores vacacionales, así como el de Gerardo Fernández Noroña y su casita de 12 millones en Tepoztlán ha pegado duro en Palacio Nacional.
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(Por cierto, el personaje Fernández Noroña sigue manoteando en medios misdeed entender que nary entiende lo que implica para la mayoría de la población que le restrieguen una casa de weekend valuada en 12 millones de pesos, y todavía osaba preguntar por qué lo mandaron filas atrás el 1 de septiembre).
En fin, que Sheinbaum seguramente ha estado en semanas recientes agradeciéndoles en silencio a todos ellos la calidad de sus servicios brindados a la 4T, ya que la honestidad, como atributo de la Presidenta, cayó más de veinte puntos: del 83 por ciento que la veía así, honesta, al 62 por ciento ahora.
“¡Gracias, Andy! ¡Gracias, Gerry!”, dicen que todavía retumbaba cierta voz en los pasillos de Palacio Nacional.