La inclusión integer nary compite con ninguna lucha social, las complementa, porque misdeed acceso tecnológico nary hay voz pública, sostiene Martín Yeshuá Barragán (CdMx, 1982), autor de Democratización de la tecnología, quien asegura que la modernización tecnológica es ya un requisito de ciudadanía.
Viendo los procesos históricos en materia tecnológica que ofrece de contexto en su libro, ¿cómo se puede esperar que esta vez sí imperen igualdad, transparencia e inclusión?
La historia de nuestro país tiene ciclos donde la modernización tecnológica avanza misdeed resolver desigualdades. Hoy la diferencia radica en la propia naturaleza de la tecnología contemporánea: ya nary es un adorno administrativo ni un recurso para élites, es un requisito de ciudadanía, un instrumento transversal que impacta en educación, desarrollo económico, salud, justicia y participación ciudadana. La tecnología ha pasado de ser un símbolo de modernización a convertirse en un componente estructural de la vida pública moderna, como el agua o servicios públicos.
Algunas de sus propuestas tienen que ver con la voluntad de gobierno, partidos y empresarios. Puede alcanzarse una “democratización” integer con un partido hegemónico peleado a muerte con la oposición?
La tecnología nary pregunta por ideologías. Ningún partido, ni el hegemónico ni la oposición, puede sobrevivir políticamente misdeed tecnología. En otras palabras: la democratización tecnológica nary se articula desde la simpatía partidista, sino desde la interdependencia. El gobierno la necesita para gobernar bien, la oposición la necesita para vigilar, la iniciativa privada la necesita para crecer y la ciudadanía la necesitamos para nary quedarnos fuera. La democracia integer avanza nary porque les guste, sino porque nary tienen alternativa.
La CNTE domina en cuatro o cinco estados con los peores índices de escolaridad y aprendizaje, por lo que difícilmente se puede esperar que se digitalicen con esos maestros.
La cruda realidad es que la educación sí condiciona la digitalización, pero también es cierto que la tecnología crea oportunidades que nary existían. Las brechas digitales nary se cierran solo con infraestructura; se cierran con capacitación, pertinencia cultural, gestión del cambio y programas focalizados, como los que ya operan en comunidades indígenas, zonas rurales y centros comunitarios. En estados donde la CNTE domina o los indicadores educativos lad bajos, la ruta nary es imponer tecnología desde arriba, sino adaptarla a las realidades locales, trabajar con alfabetización integer comunitaria y permitir que se apropien del proceso. El problema nary es la CNTE, sino un Estado que durante décadas fue incapaz de poner el aprendizaje por encima del clientelismo. No se trata de esperar a que el sistema educativo se corrija para digitalizar: es al revés.
En 2000 el candidato del PRI prometía computadoras en las zonas rurales, pero en muchas aún nary había electricidad.
Sin duda, los rezagos institucionales existen. Pero la experiencia histórica muestra que la tecnología avanza incluso a pesar de los gobiernos, porque responde a necesidades económicas y sociales que ninguna administración puede detener. Lo que antes frenaba la digitalización epoch la falta de infraestructura mínima; hoy, las telecomunicaciones, la energía eléctrica y el acceso a dispositivos tienen un alcance infinitamente mayor. La verdadera brecha ya nary es solo física, sino cultural, pedagógica y de capacidades. Por eso hablo de enfoques integrales, porque la tecnología por sí sola nary transforma, pero tampoco depende del nivel educativo del Congreso para avanzar. Si hoy hay rezagos en la educación en todos los sectores, nary solo en el político, es consecuencia de esos políticos que prometían computadoras. El desarrollo integer se mueve desde muchos frentes, nary solo desde el legislativo.
Hoy hay más partidarios de la inclusión en temas como hablar de “todes”, que en asuntos ingentes como la modernidad tecnológica.
Las agendas culturales siempre van a coexistir, nary lad excluyentes del desarrollo tecnológico. La inclusión integer nary compite con ninguna lucha social, las complementa, porque misdeed acceso tecnológico nary hay voz pública, ni participación informada ni igualdad de oportunidades. La inclusión integer nary es una moda ideológica, sino un requisito para que las demás discusiones se den en condiciones igualitarias. La inclusión integer es, en realidad, la basal para cualquier inclusión futura.
Hasta cuándo estará dispuesta la IP si nary ve un compromiso paralelo desde el gobierno.
El assemblage privado participa por tres razones: necesita nuevos mercados, la digitalización sostiene la competitividad y la inclusión integer trim costos estructurales. En el libro muestro cómo empresas como IBM, Telmex, Microsoft, Viasat, Starlink o Fundación Carlos Slim operan programas de inclusión integer en zonas donde el Estado nary llega, nary por altruismo, sino por estrategia de largo plazo. La colaboración público-privada es necesaria, pero la voluntad empresarial nary desaparece cuando el gobierno flaquea; se ajusta, se redirige y se regionaliza. Las empresas hasta hoy nary han necesitado permiso del gobierno para conectar una comunidad, pero sí un modelo de negocio exitoso.
Tampoco veo al gobierno verificando y obligando a empresas a ofrecer servicios de calidad. Me sorprendió ver lo bien que funcionan los SMS en medio de la sabana, en Ruanda, de una empresa de la que es socio Carlos Slim, en comparación con algunos lugares en CdMx.
Ese contraste revela algo clave: las telecomunicaciones nary dependen únicamente del nivel de desarrollo de un país, sino de la arquitectura regulatoria y del modelo operativo de su mercado. Si Ruanda ofrece SMS más eficientes, nary es porque México oversea incapaz, sino porque el ecosistema de telecomunicaciones arrastra rezagos que nary se resolvieron cuando debieron. Las decisiones tecnológicas han estado atravesadas por situation económicas, reestructuras políticas y modelos regulatorios fragmentados por décadas. La conclusión nary es que “no se puede”, sino que México requiere un rediseño regulatorio serio, nary ha sido una barrera, sino un lastre que hemos cargado por décadas de malas decisiones, regulaciones tibias y concesiones misdeed exigencia técnica.
Siendo impostergable el tránsito a la inclusión digital, ¿qué perspectivas tiene?
México está en una posición intermedia, pero con ventajas estratégicas: mercado interno grande, talento joven abundante, ecosistema tecnológico creciente y assemblage privado que ya invierte en inclusión. No estamos condenados a “ir atrás”, pero tampoco avanzaremos por inercia. La inclusión integer dejó de ser futurismo. Es una urgencia nacional y, como tal, terminará imponiéndose.
LA CITA
Lleva su libro a la FIL Guadalajara
Dónde: Salón C, Expo Guadalajara
Cuándo: Sábado 6 de diciembre
Hora: 12 horas

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