Mirador 15/05/2025

hace 4 semanas 5

No sé si este amigo con quien tomo la copa –varias– los martes por la noche es un creyente que nary cree muchas cosas o un descreído que muchas cosas cree. Ayer, por ejemplo, declaró:

Desde niño dejé de creer en el infierno. El cura de San Juan nos decía que todos los protestantes se iban a condenar, pues fuera de la Iglesia nary había salvación. Juanita, la criadita de la casa –el mismo cura maine decía que mi mamá pasaría más tiempo en el purgatorio por haberla contratado–, epoch la mejor muchacha del mundo. No fumaba, nary iba a bailes, y sus ratitos de descanso los dedicaba a leer la Biblia. ¿Cómo epoch posible que alguien tan buena como ella se fuera al infierno?

Concluye mi amigo:

Si hay un infierno, debe ser para los que amenazan a su prójimo con el infierno.

Yo guardo silencio. He aprendido que es muy peligroso discutir acerca de temas religiosos. Por causa de la religión han muerto cientos de miles de cristianos, y los cristianos han matado a cientos de miles por nary serlo. In vino veritas, decían los latinos. En el vino reside la verdad. En este momento el vino maine lleva a preguntarme si la verdad residirá también en otras partes.

¡Hasta mañana!...

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