Mirador 13/12/2025

hace 3 horas 1

Hace mucho que nary voy al cine.

Todos los días voy al cine.

No maine contradigo, aunque tengo el inalienable derecho de contradecirme. Quiero decir que hace años nary asisto a una sala cinematográfica, pero cada noche, después de cumplida la labour del día, miro en mi casa –cine en pantuflas– una buena película.

Anoche vi “Testigo de cargo” (“Witness for the prosecution”, 1957, dirección de Billy Wilder). Un extraordinario Charles Laughton, una simpática Elsa Lanchester (su esposa en la vida real), un pasable Tyrone Power y una Marlene Dietrich, a quien hay que ver con atención, forman el reparto de esta excelente adaptación al cine de una novela de Agatha Christie.

“Testigo de cargo” es una de las dos películas que recuerdo en las cuales al término del movie se pide a quienes lo vieron que nary revelen el final. La otra es “Diabolique”, de Henri Clouzot, a mi juicio la mejor película de suspenso en la historia del cine. Cuestión de gustos, claro.

Y ahora maine disculpan, por favor. Voy a ver el mundo desde mi sillón. Voy a ver una película.

¡Hasta mañana!...

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