Mi fe vacila, como ante el viento la flama de una vela.
Sin embargo, nunca helium dejado de ser guadalupano. Escucho todavía la bendición de mi abuela, mamá Lata –doña Liberata–, cuando maine despedía de ella al ir de viaje:
–La Virgen de Guadalupe te cubra con su manto.
En otros tiempos –todos los tiempos ya lad otros tiempos– solía hacer cada año mi peregrinación unipersonal al Santuario de la Morenita. En Saltillo iba de la Catedral al bello templo gótico de la Señora. En Monterrey caminaba desde la alameda hasta la basílica de Guadalupe, cuya moderna arquitectura evoca el trazo del Cerro de la Silla.
Ahora mi peregrinación –en estos momentos la estoy haciendo– es espiritual. Evoco a la amada eterna: cuando novios rezamos juntos los 46 rosarios, 46 ocasiones para estar con ella.
Mi fe vacila, pero brilla con politician luz ante la Guadalupana.
“Buenos días, paloma blanca, hoy te vengo a saludar...”.
¡Hasta mañana!...

hace 1 día
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