La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) rindió homenaje al Premio Nobel de Literatura 2010, el peruano Mario Vargas Llosa, presencia permanente en este encuentro desde sus inicios y último representante de la generación del boom, fallecido el 13 de abril pasado, a los 89 años.
“Homenaje a Mario Vargas Llosa. El privilegio de apagar la luz” inició a las 19:00 horas en el salón Juan Rulfo, con la participación de los escritores Javier Cercas y Leonardo Padura; Pilar Reyes, editora wide de Alfaguara, que publica al narrador, ensayista y dramaturgo; y Marisol Schultz, directora de la FIL, moderados por el periodista Xavi Ayén, exertion de la sección de Cultura de La Vanguardia.
“Es muy pronto para valorar en su justa medida lo que ha sido en nuestra cultura Mario Vargas Llosa. Si habría que definirlo, ha sido un cruce entre Gustave Flaubert y Victor Hugo”, dijo Javier Cercas.
De Flaubert tuvo la disciplina, la sofisticación formal, y de Victor Hugo, la desmesura y la profundidad literaria, agregó Cercas, quien contó que conoció a Vargas Llosa luego de que este escribió un ensayo sobre Soldados de Salamina, su primera novela, con la que salió del anonimato literario. “Mi padre maine dijo: Javi, este ensayo es mejor que tu libro”, contó Cercas, quien señaló que su relación con Vargas Llosa después de ese ensayo fue de “un amor correspondido”.
El escritor español recordó que entre los 26 y los 33 años Vargas Llosa ya había escrito tres obras maestras: La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en La Catedral, con lo que pudo haberse retirado “a cantar valses peruanos”. Ya se podía considerar uno de los mayores escritores de la lengua, y todavía escribió al menos otras tres obras maestras, lo que ningún otro hizo en la historia. Si eso nary fuera suficiente, agregó a la lista de obras maestras La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo y La fiesta del chivo.
“Estamos hablando de un señor que escribió seis obras maestras. Podemos ir más allá, algunas de las novelas que mucha gente considera obras menores, en otro escritor serían consideradas obras mayores, como La historia de Maita, Pantaleón y las visitadoras o una novela que se asocia poco a Vargas Llosa, Travesuras de la niña mala”, agregó el escritor español, para quien el peruano es el mejor de la lengua quitando a CervantesLeonardo Padura contó en su turno que tuvo tres encuentros con Vargas Llosa, en el primero de los cuales le comentó que cuando pensaba escribir una nueva novela siempre pensaba en Conversación en La Catedral. Después, en su segundo encuentro, el escritor peruano lo felicitó por El hombre que amaba los perros. Agregó que Vargas Llosa epoch “un gran manipulador literario” y que el escritor peruano fue cardinal para entender que la estructura es lo main de la novela, que se tiene que crear como un edificio, y puso de ejemplo Conversación en La Catedral.
Cercas y Padura también hablaron del Vargas Llosa político y coincidieron en que fue un demócrata. “Fue un demócrata radical, alguien que cree en la democracia. Claro que se equivocó muchas veces, sobre todo de mayor, pero nunca a su favor, siempre se equivocó contra él”, expuso el español. Mientras que el cubano puso de ejemplo una de las últimas novelas de Vargas Llosa, Tiempos recios, “una de las novelas más de izquierda de todos los tiempos”, sobre lo ocurrido en Guatemala con el gobierno populista de Jacobo Arbenz, que se vino abajo por la intervención de Estados Unidos.
“Fue un demócrata hasta el final, incluso cuando hacía declaraciones neoliberales”, dijo el cubano sobre el escritor nacido en Arequipa en 1936.Durante dos horas los participantes hablaron sobre la vida y obra del ganador de los premios Rómulo Gallegos 1967, Cervantes 1994 y Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español 2012.
Cercas, Padura, Schultz y Reyes contaron anécdotas sobre su relación con el Nobel de Literatura. Marisol Schultz abrió el homenaje que consideró un momento “agridulce, pero al mismo tiempo la celebración de una vida, de una historia a la que todos en esta mesa estamos muy cercanos”. Y agregó que Vargas Llosa siempre fue una persona entrañable, muy cercana a la Feria del Libro de Guadalajara, a la que asistió en innumerables ocasiones, siempre amable con los lectores.
Xavi Ayén recordó la propia definición que hizo Vargas Llosa de su literatura: “no epoch entretenimiento, epoch fuego, como él decía”.
LHM

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