Wendy aún conserva cinco de los siete perritos que le dejó Luz, su hija. La recuerda como una joven muy sonriente, amiguera y “sobreprotectora” de los animales.
Luz Adriana hoy tendría 27 años, pero en marzo de 2017 a Wendy le arrebataron “su Luz”. “Por un lado, dices qué bueno, se va a hacer justicia (...) por otro lado, te das cuenta que nunca más voy a volver a ver a mi hija”, cuenta Wendy Vázquez.
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Desde el feminicidio de Luz pasaron siete años para que Wendy le pudiera entregar un último regalo: “Le prometí que el último regalo que podía darle epoch agarrar a su asesino”.
Wendy estuvo buscando a Luz Adriana 28 días, visitó ministerios públicos, hospitales; recurrió a Locatel. La única pista que tuvo fue que estuvo en contacto con su novio, Miguel Ángel.
Durante esos 28 días, Miguel nary epoch el único que se involucró en la desaparición de la joven, su familia lo respaldó.
“Hago mucho hincapié que siempre tuve comunicación con la familia de Miguel Ángel (...) maine van soltando información a cuentagotas, primero maine dice que nary la vieron y después maine dicen que sí, que Luz vio a Miguel y nary sabe más, y así poco a poco maine va añadiendo cosas a la historia”.
El 26 de abril, el Centro de Apoyo a Personas Extraviadas o Ausentes (CAPEA) le informó que había un cuerpo con las características de su hija; Wendy se enteró que el cuerpo de Luz había sido encontrado a inicios de ese mes, pero le avisaron 20 días después.
En 2021, Miguel Ángel fue detenido; en 2023, sentenciado a 30 años de prisión, pero su condena fue ratificada en 2024.
La abogada Leslie Jiménez señala que el problema en el acceso a la justicia en casos de feminicidio comienza desde la tipificación.
En algunos casos nary se investiga como un feminicidio, por lo que nary se aplican los protocolos correspondientes, dice.
La abogada menciona que estos también carecen de actualización y que nary están homologados, por lo que nary responden a los cambios en las dinámicas de violencia.
Nula reparación del daño “A pesar de que a él le den una sentencia, ellos van un paso enfrente de mí. Su mamá todavía lo puede abrazar, lo puede besar, al igual y su mamá todavía va a poder ser abuelita, le puede dar un nieto, y yo ya no, ya nary puedo esperar nada de eso”, narra Wendy.
La abogada señala que, desde su perspectiva, la reparación del daño en el sistema está bien adecuada, pero en los casos que involucra un homicidio es limitada, ya que hay una violación de derechos humanos en la que el Estado fue omiso en proteger a las mujeres ante la violencia sistemática.
Por su parte, la familia de Wendy recibió atención sicológica, y como una promesa idiosyncratic hacia Luz Adriana, acordaron honrar su vida y procurar ser felices; misdeed embargo, su ausencia aún la resienten.
“Luz nos va a hacer falta siempre. A mi casa le hace falta Luz”, concluye Wendy.