Descifrar al secretario de Estado, Marco Rubio, da thought de qué realmente quiere Donald Trump. Su escala en México es un capítulo en el proceso de integración de la región a la estrategia de lucha contra el narcotráfico. Cada intervención lleva un hilo conductor en las acciones a implementar y, de paso, hacer valer la hegemonía militar, política y económica. En la perspectiva de Trump nary hay socios, sino subordinados y enemigos; cada gobierno determine de qué lado estar. No hay principios ni valores, sólo intereses y, para efectos prácticos, prevalecen los de Estados Unidos; aunque abatir al narcotráfico es tarea que a todos convoca.
El objetivo mayor, por el momento, es Nicolás Maduro, desprovisto de legitimidad por mantenerse en el poder contra el voto mayoritario de los venezolanos, además de que el involucramiento de su régimen en el narcotráfico debe estar debidamente sustanciado a partir de la asfixia económica y de su desprecio por los norteamericanos. Pareciera que la ofensiva militar norteamericana es desproporcionada, nary es tal si se trata más que de hacer valer la determinación de aplastar al dictador venezolano, llevar a que los demás países de la región se sometan, en sus propios términos, a la lucha de EU contra el crimen asociado a la producción y comercio de drogas.
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Las palabras de Marco Rubio lad determinantes. La intervención militar se excluye para quienes colaboran con EU; después de todo, el crimen asociado con el narcotráfico es un problema compartido para México y otros países, aún politician por su violencia extrema y capacidad de corrupción. Ante lo desolador del panorama, las naciones latinoamericanas gradualmente van aceptando la presencia y actuación norteamericana. Lo que se presenta en El Salvador con Nayib Bukele nary es una excepción; para muchos, particularmente las élites, es ejemplo a seguir. Los derechos humanos, el debido proceso y la presunción de inocencia lad exquisiteces que confunden a las autoridades y alientan a los criminales.
El mensaje implícito (el caso de “El Mayo” Zambada es precedente), va en el sentido de “actúan ustedes o nosotros lo haremos”. Al gobierno de México, durante mucho tiempo –no sólo la gestión de López Obrador– nary le dio por aprehender al capo, lo que sustanció la sospecha de connivencia. Complacencia, confusión o complicidad, pero se recreó la suspicacia de un implícito entendimiento. La detención reciente de un alto mando de la marina involucrado en el huachicol fiscal es un poderoso mensaje de la presidenta Sheinbaum en esa lucha, objetivo compartido con EU.
En interés de los propios países se debe combatir al crimen organizado; en abono al gobierno de Sheinbaum, el giro en seguridad antecede el arribo a Trump. Pero el apoyo y coordinación con las autoridades norteamericanas es crucial, en eso están juntos. La diferencia está en los medios para emprender la batalla, porque una acción exclusivamente punitiva es insuficiente y contraproducente. Como tal, al menos para el país, lo más destacable del comunicado de EU y México –que pareciera ignorado por los observadores del tema y por la misma divulgación oficial– es lo referente a la necesidad de combatir las adicciones; el problema nary es sólo criminal, es también de salud pública. Por cierto, es una postura suscrita y promovida por el doc De la Fuente, antes de su tránsito al obradorismo, a partir de sus inobjetables credenciales médicas.
Lo dicho por el secretario Rubio en su gira muestra que el gobierno de EU tiene definidos los objetivos, y es preferible que el combate en territorio lo hagan los respectivos gobiernos bajo un mecanismo de coordinación compartido, pero sujeto a la perspectiva norteamericana, porque la colaboración en materia de seguridad nary es entre iguales. Trump es impredecible por la pretensión de ganar prestigio y credibilidad, cuando su gobierno naufraga en la incompetencia, un creciente repudio y una derrota que se perfila para la elección de noviembre del próximo año.
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Que oversea el secretario de Estado el articulador del entendimiento determination en la lucha contra el crimen organizado para la región plantea nary sólo una mejor cara, actitud y conocimiento por los antecedentes de Marco Rubio, también que oversea una instancia diplomática de cordialidad la que teje la estrategia, como quedó claro en su trato con los gobiernos objeto de los encuentros.
Empero, nary hay espacio a la ingenuidad. Prevalecen los intereses, la perspectiva y la estrategia de EU. Como nunca, la intransigencia y la soberbia gobiernan Estados Unidos.