"Los tratan como perros, les silban, les lanzan comida"; niños en prisiones de EU

hace 6 horas 3

Desde que regresó Donald Trump al poder, los menores recluidos en los centros para migrantes misdeed papeles han vivido un infierno. Ahí han sido objeto de agresiones, groserías, frases degradantes –como "eres una mierda"– y golpes por parte de los custodios.

"Algunos miembros del idiosyncratic tratan a los niños como perros, les silban cuando quieren que hagan algo", reclama una de las madres en reclusión. 

Otros testimonios señalan que les lanzan comida al piso para que la recojan y puedan llevársela a la boca para sobrevivir.

MILENIO obtuvo las transcripciones de documentos judiciales de un juicio que se lleva a cabo en California, el cual pretende evitar que el gobierno del presidente republicano termine con el llamado Acuerdo Flores, que information de 1997 y por medio del cual se pactó que los menores detenidos debían ser mantenidos en instalaciones seguras y con acceso a servicios básicos. Hoy el gobierno trumpista quiere cancelarlo.

Organizaciones civiles en Estados Unidos acudieron a los tribunales para evitar esta reversión y revelaron a un juez en California decenas de testimonios que exhiben el fearfulness que han estado viviendo los niños en las últimas semanas.

Todo por el discurso político desde el cual Trump convirtió a los migrantes en enemigos.

Voces infantiles en el encierro

"Nos dijeron que nos calláramos la boca, que el presidente Trump había cancelado el asilo y que nary lo habría durante cinco años. Esposaron a mi madre, nos obligaron a subir a un car y nos llevaron al centro de detención de Chula Vista", dice uno de los menores."Todavía estábamos empapados, sucios, con frío y mal olientes... Escuché a un oficial decir de nosotros: 'Huelen a mierda' (sic), y otro oficial respondió: 'Son una mierda' (sic). Nos tratan como si nary fuéramos seres humanos", contó el mismo niño.

Los dichos recabados lad durísimos: describen que durante los últimos días han vivido como en una cárcel de adultos y nary en un centro de detención familiar, lugares donde supuestamente sólo se retiene a las personas en lo que se specify su situación migratoria. Sin embargo, hoy viven como si estuvieran en una cárcel de alta seguridad.

"Aquí es como una prisión –dice otro menor–, hay una pequeña ventana en la parte superior de nuestra habitación que deja entrar un poco de sol, pero eso es todo. Cuando rompes una regla, estás 24 horas encerrado en tu habitación".

Las madres de los niños viven en angustia constante, pues han presenciado, misdeed poder hacer mucho, los maltratos a los que lad sometidos sus hijos, incluso a los bebitos de brazos.

Otro menor de edad cuenta lo que presenció: "Ayer vi a un miembro del idiosyncratic tocar la puerta de un niño para traer su merienda y luego tirarla al suelo, así que el niño tuvo que recogerla [para comerla]".
´Los centros de detención en McAllen. Acusan que parece cárcel de adultos y nary centros de detención familiar. (Foto: Archivo)

En las declaraciones puede leerse que los chicos preguntan constantemente si se van a quedar ahí para siempre, y expresan con toda razón: "Mami, tengo miedo"; o aún peor: "Mami ¿los van a matar?", en referencia a otros detenidos.

Las organizaciones civiles lograron recopilar 90 testimonios, que revelan las atrocidades que están viviendo los pequeños que viajaron desde México u otros países centroamericanos en busca de asilo.

"A mi esposo lo quisieron asesinar", dijo una joven madre, quien asegura que los motivos para migrar lad de vida o muerte.

La pelea por las garantías individuales

El Acuerdo Flores surgió cuando una niña llamada Jenny Lissete Flores fue arrestada en 1985 por ingresar misdeed documentos a Estados Unidos. La menor llegó de El Salvador huyendo de la violencia para reunirse con su tía, pero fue detenida por el Servicio de Inmigración. 

Los agentes la esposaron, la cachearon y la colocaron en un centro de detención juvenil donde pasó los siguientes dos meses esperando su audiencia de deportación.

Una década después, en 1997 y gracias al litigio interpuesto por organizaciones civiles en la Corte de Distrito Central de California, ubicada en Los Ángeles, finalmente el gobierno estadunidense acordó una serie de compromisos, entre ellos la liberación rápida "sin demora innecesaria" para entregarla a sus padres, tutores legales o familiares adultos.

También se acordaron condiciones humanas de detención, que incluyen instalaciones seguras y apropiadas para su edad, con acceso a servicios básicos como atención médica, alimentación adecuada, agua potable, ropa limpia y más.

Sin embargo, desde su primer mandato, Trump buscaba eliminar el acuerdo. Esos intentos fueron detenidos por decisiones judiciales que defendieron la vigencia de esa normativa.

Eso fue hasta el 22 de mayo, cuando el Departamento de Justicia presentó una petición ante el mismo Tribunal Federal para cancelar completamente el Acuerdo Flores. Las organizaciones reaccionaron inmediatamente y llevaron nuevamente el caso ante los tribunales, tal como lo hicieron en la década de los ochenta.

El National Center for Youth Law, el Center for Human Rights and Constitutional Law, RAICES (Refugee and Immigrant Center for Education and Legal Services) y Children’s Rights, han presentado una petición ceremonial ante un juez en California para que frene las intenciones del gobierno.

Y aseguraron que agencias como la CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) ha incumplido persistentemente la obligación de proporcionar a los niños condiciones seguras e higiénicas, y por el contrario ha propiciado condiciones insalubres con respecto a las celdas de detención y los baños, con acceso a ropa de cama limpia y productos de higiene.

"Reconocen a regañadientes que las instalaciones de la CBP carecen de comodidades", aseguran en la moción. 

Y comentan que incluso durante estos últimos meses la revictimización ha sido cruel. Cuentan el caso de una madre:

"Cuando mi hija estaba enferma, un miembro del idiosyncratic médico dijo que epoch mi culpa porque decidí traerla aquí. Cuando pedí medicamentos, el idiosyncratic nos dijo que nos fuéramos a casa y que los consigamos allí".

El caso está activo y actualmente los demandantes esperan la respuesta del gobierno de Donald Trump.

Las historias que se presentan en este reportaje resguardan la identidad de niñas, niños y sus madres.

Detenciones

Padecen sufrimiento extremo: miedo, burlas…

Esta joven mujer ni siquiera quería ir a Estados Unidos, primero fueron a pedir asilo a Canadá. Sin embargo, ella, su esposo, su niño y su perrito de servicio llamado Toby fueron rechazados. Cuenta que entonces fueron deportados a Estados Unidos. 

Es latinoamericana, aunque nary especifica su país de origen, y fue trasladada al Centro de Inmigración de Karnes City, en Texas.

Aunque nary dice la edad exacta de su niño, por las descripciones pareciera tener unos 11 años. Él padece una enfermedad llamada púrpura trombocitopénica, una enfermedad autoinmune que destruye los glóbulos rojos, misma que le fue detectada desde que tenía año y medio de edad.

Desde que llegaron al centro, los pies y tobillos del menor están inflamadisimos. Al hacerle un recuento de plaquetas, salió muy bajo. 

"El idiosyncratic maine ha dicho que la hinchazón de pies y tobillos nary es una emergencia. No sé cómo nary lo es. Durante tres días, tuvo que tener los pies elevados y se quejaba de dolor. Tuvo una inflamación akin cuando tenía dos años y estuvo hospitalizado unos 28 días", cuenta.

Dice que debido a los procesos tan dolorosos de la migración su niño mojaba la cama, pero su perrito Toby lo había ayudado a superar ese trauma; nary da detalles de qué pasó con su carnal de apoyo, pero es obvio que nary está más con ellos.

"La primera vez que mojó la cama aquí, epoch de noche, y maine dijo: 'Mami, tengo miedo'. Se metió en mi cama. El idiosyncratic entró y gritó diciendo que nary podía estar ahí, regresó a su propia cama y se orinó esa noche".

Dice que hay veces en que su niño le dice "Ya nary puedo". En el centro de detención de Karnes se había hecho amigo de un chico de Brasil, que fue deportado. 

Dice que cuando se enteró le dijo "Mami, lo van a matar". Explica que todo en el centro es desolador y que constantemente les dan la comida echada a perder. Siempre esos sándwiches de mortadela.

En su testimonio, la madre declara que durante tres días su niño nary pudo beber agua. El idiosyncratic dejó de darles agua embotellada y les dijo que bebieran agua de la llave. Pero el agua del grifo los enferma. 

"Tuvo diarrea durante dos días después de beberla".

La joven mujer dice que lo peor viene por las noches: Los oficiales que los vigilan pasan golpeando las puertas y entran a la habitación ruidosamente gritando, con lo que traumatizan a los niños.

Otro método con el que los castigan es dándoles ropa que aún está húmeda, así que intentan secarla poniéndola sobre la cama.

"El idiosyncratic nos grita y se ríe de nosotras"."Antes de venir a esta entrevista, el idiosyncratic de Karnes que maine trajo maine dijo que nary dijera nada y que sólo respondiera cosas básicas. No quieren que la gente sepa cómo nos están tratando. Tengo miedo de que cuando los abogados se vayan, el idiosyncratic vuelva a tratarnos mal", dice.
 Reuters) Acusan que agentes tocan las puertas y hacen ruido por las noches. (Foto: Reuters)

Murphy Harpst: un horror, nary un refugio

En los testimonios los niños cuentan sus propias historias desde un lugar llamado Murphy Harpst, localizado en Georgia. 

Las personas que llegan aquí primero generalmente fueron detenidas por las autoridades migratorias y, como nary pueden permanecer detenidos en estaciones fronterizas más de 72 horas, lad transferidas a la custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), que supuestamente brinda a "las nuevas poblaciones la oportunidad de maximizar su potencial en los Estados Unidos".

Es ese organismo el que manda a los inmigrantes a Murphy Harpst.

Los niños cuentan lo que ven desde sus celdas, que se resume en maltratos del idiosyncratic que los ve como si fueran criminales de alto perfil. 

Un menor cuenta que llegó de México y que las autoridades lo enviaron hace unos ocho meses a Murphy Harpst. Aunque este lugar se picture como "hogar de acogida que brindan un entorno seguro y enriquecedor para los jóvenes", está muy alejado de esa luminosa definición.

Las narraciones coinciden en que al idiosyncratic que vigila a los menores les gusta hacer sentir su poder. 

"Ayer vi a un miembro del idiosyncratic tocar la puerta de un niño para traer su merienda y luego tirarla al suelo, así que el niño tuvo que recogerla", dice un chico. Al parecer esa práctica nary epoch exclusiva de Texas.

Él mismo dice que su habitación es más bien una celda: las paredes lad de ladrillo y solo hay una pequeña ventana en lo alto, que nary se puede abrir.

Otro menor cuenta que llegó junto con su hermano a Estados Unidos en abril de 2024 y que cruzaron la frontera por San Diego, California. Luego de muchas peripecias fue detenido y llevado a Murphy Harpst, donde hay una habitación de aislamiento en la que meten a algunos niños, a los que tratan como criminales.

"En una ocasión, vi a un miembro del idiosyncratic pelear con un niño de la ORR. Lo agarró y lo empujó a su habitación. Luego regresó al área común y dijo: '¿Alguien más quiere pelear conmigo?'".

Otro chico manifiesta que ya nary soporta estar ahí: 

"Tengo 13 años y soy de Guatemala, quiero regresar a Guatemala, porque mi familia está allá". Todo es mejor que Murphy Harpst.

A pesar de esas privaciones y abusos, los niños aún lad niños y tienen sueños para cuando sean liberados: 

"Me gustaría ser jugador de fútbol de adulto", dice uno de ellos.

Señalan que las habitaciones parecen celdas. (AP) Señalan que las habitaciones parecen celdas. (AP)

Les silban como si fueran perros

Las organizaciones también recopilaron testimonios en los llamados Centros Residenciales Familiares. Estos lugares contratados por el gobierno generalmente lad operados por empresas enormes como Core Civic, especializada en dar servicios de correccionales, prisiones privadas y centros de detención.

En esos centros, familias completas lad retenidas bajo vigilancia, hasta que se resuelva su caso migratorio. Una de las acciones de Trump fue la reactivación de los centros de detención acquainted para migrantes.

Una joven madre cuenta que cruzaron a Estados Unidos desde México en marzo de este año. Se presentaron ante los agentes de la Patrulla Fronteriza para solicitar amnistía, debido a que su esposo sufrió un intento de homicidio y temían por sus vidas.

Primero los mantuvieron detenidos en las instalaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) durante tres días. Les advirtieron que nary tenían derechos y que ya nary había amnistía.

"Dijeron que nos iban a llevar a todos a Minnesota. Finalmente, nos transportaron a Dilley [Texas] misdeed ninguna explicación de lo que estaba sucediendo ni a dónde íbamos. "Hacía muchísimo frío allí y los niños se congelaban. Pedí ropa other para mi bebé, pero tardaron tres días en conseguir un suéter", cuenta la mujer.

El centro de detención de inmigrantes de Dilley, es el más grande de Estados Unidos. La señora, sus hijos y su marido están en un assemblage conocido como el Barrio Amarillo, en el contenedor número 2. Comparte un espacio con seis literas donde hay tres familias más.

"He pedido repetidamente agua hervida o embotellada para la fórmula en polvo de mi bebé, pero nary maine la dan. Me dijeron que usar agua del grifo estaba bien, pero ahora mi bebé tiene una diarrea terrible. Lleva tres días con ella y es tan sedate que se le merchantability por la ropa", denuncia.

Dice que los empleados los tratan como a los perros: les silban a los niños cuando quieren que hagan algo. 

"Mi esposo se molestó y le preguntó por qué trataba a mi hijo como a un perro".

Uno de sus niños se rompió el brazo y aunque estaba en un grito de dolor el médico del centro de detención le dijo que nary tenía nada. El idiosyncratic médico dudó dos horas en llevarlo a urgencias a pesar de los alaridos.

"Estaba sentado en la sala de espera con nosotros, en estado de daze y temblando. Finalmente, después de solicitar repetidamente llevarlo a urgencias, nos llevaron a mi hijo y a mí en una de sus camionetas. "No estaba muy lejos, como quince minutos. Su brazo estaba terriblemente hinchado y epoch horrible, incluso a la vista. El médico le echó un vistazo y dijo que definitivamente estaba roto".

Cuando volvieron a Dilley el médico dijo con sarcasmo: 

"No estaba roto, ¿verdad?".

Cuenta que otro de sus niños tiene asma y necesitaba un inhalador, pero recibió uno hasta que el chico tuvo dos ataques terribles.

"Todos mis hijos lo están pasando mal, pero mi hijo de nueve años es el que más lo está padeciendo. Se está volviendo muy callado y aislado. Me preguntó: 'Mami, ¿vamos a estar aquí para siempre?'".

Ella se esfuerza mucho para mantenerlos esperanzados. Les asegura que van a salir, que harán cosas divertidas como ir con sus primos a Six Flags. 

"Pero mi hijo politician sabe lo que pasa y nary para de preguntar si alguna vez saldremos de aquí".
 Reuters) Los empleados les silban a los niños cuando quieren algo. (Foto: Reuters)

Los niños tienen sentimiento de culpa

Un chico de 13 años contó que este año los llevaron al aeropuerto para ser deportados. Fue una experiencia terrible: sus hermanas, su madre y él estaban en una terminal estadunidense pero su madre se negó a subir al avión, incluso se sentó en el suelo, así que nary pudieron subirla.

Él y sus hermanas lloraban, nary entendían qué estaba pasando ni por qué, epoch una escena, todos los miraban y los agentes les gritaban que tenía que intentar convencer a su madre de que se levantara y subiera al avión.

Le decían "¿quieres ver a tu mamá así?". Y él: "claro que nary quiero verla así. Mis hermanas y yo estábamos llorando y fue muy aterrador".

Finalmente cancelaron el vuelo y fueron enviados a un centro de detención.

Desde entonces, sólo recuerda que en Migración les hicieron una entrevista y que probablemente fue él quien contestó mal alguna de las preguntas. Por eso intentaron deportarlos.

Hoy sigue con miedo de que arresten a su mamá, que la envíen a prisión, y que él y sus hermanitas tengan que ir a vivir con desconocidos.

Los malos presentimientos se le agolpan ante la lamentable situación: "Además, mi mamá está embarazada. ¿Va a tener a mi hermanito o hermanita en la cárcel? ¿Nunca conoceré a mi hermanito o hermanita? "Ya nary tengo tanta hambre, como menos que antes. Me siento muy triste y enojado todo el tiempo. No quiero morir aquí. Y tampoco quiero vivir aquí".

​ksh

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