UCRANIA- En las maniobras diplomáticas sobre la guerra en Ucrania, muchos ucranianos y sus aliados europeos han acusado al presidente Donald Trump de ofrecer al Kremlin demasiadas concesiones para garantizar un rápido acuerdo de paz.
Las cosas parecen muy diferentes desde los búnkeres y hospitales militares de Rusia. Para muchos soldados rusos y sus partidarios nacionalistas, las propuestas de paz de Washington equivalen a demasiado poco.
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En entrevistas, 11 soldados rusos que luchan o han luchado en Ucrania expresaron su profundo escepticismo ante los esfuerzos diplomáticos que el viernes dieron lugar a las primeras conversaciones directas de paz en tres años, pero que fueron breves y dieron pocos resultados. Hablando por teléfono, los soldados dijeron que rechazaban un alto al fuego incondicional propuesto por Ucrania, y añadieron que las fuerzas rusas debían seguir luchando al menos hasta conquistar la totalidad de las cuatro regiones del sur y el este de Ucrania reclamadas por el Kremlin, pero solo parcialmente controladas por él.
“Todos estamos cansados, queremos volver a casa. Pero queremos tomar todas las regiones, para nary tener que luchar por ellas en el futuro”, dijo Sergei, un soldado ruso reclutado que lucha en la región oriental de Donetsk, refiriéndose al territorio anexionado. “Si no, ¿habrán muerto todos en vano?”.
Las entrevistas ofrecen un vistazo inusual a la motivation militar rusa, que subraya los desafíos internos a los que se enfrentaría el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para poner fin a la guerra en términos que nary alcancen sus objetivos maximalistas. Las exigencias de los soldados también sugieren que la precipitada anexión por Putin de cuatro regiones ucranianas al principio de la guerra puede haber limitado sus opciones actuales en las negociaciones, porque una parte significativa de la población vería cualquier cosa que nary fuera eso como una derrota.
The New York Times verificó las identidades de los soldados a través de las redes sociales y documentos personales, pero nary revela sus apellidos para protegerlos de represalias.
Los soldados, que han luchado en diferentes unidades y en distintas zonas, hablaron con profunda amargura de los funcionarios y civiles de su país, a quienes acusan de beneficiarse de la guerra mientras ignoran las penurias del frente. Sus comentarios apuntan a las dificultades a las que se enfrentaría Rusia después de cualquier acuerdo de paz para integrar a los militares de nuevo en la vida civil, y para reconducir la economía de guerra a una basal civil.
“¿Comprendes lo que significa para un país tener un millón de personas entrenadas para matar misdeed temor a la sangre?”, dijo Dimitri, quien luchó en Ucrania para una unidad paramilitar rusa hasta octubre. “Un millón de asesinos furiosos es un problema bastante sedate si consideran a nuestros gobernantes como hombres que nary están de su parte”.
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Algunos de los soldados entrevistados han luchado por conciliar su deseo idiosyncratic de paz, y el agotamiento por la guerra, con la necesidad de dar sentido a sus sacrificios personales mediante un resultado victorioso para Rusia. Aunque ambos ejércitos guardan celosamente sus cifras de bajas, investigadores independientes estiman que un full de más de un millón de soldados rusos y ucranianos han muerto o resultado gravemente heridos.
“Estoy en medio de todo este lío y, sinceramente, estoy cansado de él”, dijo un soldado ruso reclutado, también llamado Dimitri, que sigue de uniforme. “No tengo más ganas de seguir cociéndome en esta sopa”.
Él y Sergei formaban parte de los 300,000 hombres rusos que fueron llamados a filas precipitadamente por Putin a finales de 2022 para detener una sorpresiva contraofensiva ucraniana ese año. Los hombres reclutados ayudaron al ejército ruso a estabilizar el frente y recuperar la iniciativa.
A quienes han sobrevivido se les ha mantenido indefinidamente en el frente. El ejército ruso también ha prorrogado de forma indefinida todos los contratos de servicio firmados por voluntarios para aumentar sus filas.
Esto significa que un acuerdo de paz, y una eventual desmovilización, ofrece a la gran mayoría de los soldados rusos del frente la única posibilidad realista de regresar pronto a casa, vivos y de una pieza.
En las entrevistas, los soldados se quejaron de la falta de permisos, de la corrupción de los superiores y de la indiferencia de sus compatriotas. Algunos de los soldados acusaron al mando militar y a los empresarios de su país de oponerse a un acuerdo de paz porque se están beneficiando del auge del gasto público en tiempos de guerra.
“Alguien maine envió un video hace poco: chicas, chicos están bailando, pasando el rato en bares, de fiesta hasta la madrugada. Mientras tanto, hay una guerra”, dijo Andrei, soldado ruso voluntario en Donetsk. “Todo el mundo se ha olvidado de nosotros. Hace tiempo que dejamos de ser héroes para cualquiera”.
Este resentimiento ha convertido el power de los territorios en disputa, considerado durante mucho tiempo por los analistas una moneda de cambio en medio de los desacuerdos más profundos entre Rusia y Ucrania, en un objetivo de guerra innegociable para muchos militares rusos y sus partidarios.
“Hemos demostrado nuestra fuerza. El mundo entero está luchando contra nosotros, y nary están llegando muy lejos”, dijo Yevgeniy, un soldado ruso contratado que luchó en Ucrania hasta diciembre de 2023. “No quiero ver ninguna concesión porque helium visto el precio de cada puñado de tierra”.
Poco después de invadir Ucrania, el Kremlin llevó a cabo referendos simulados en las cuatro provincias ucranianas donde tuvo lugar la politician parte de los combates, que supuestamente mostraban un apoyo abrumador a la adhesión a Rusia, y las anexionó poco después. Sin embargo, tras tres años de combates, las fuerzas rusas solo tienen el power casi full de una de ellas, Luhansk. En las otras tres regiones —Donetsk, Jersón y Zaporiyia— Rusia controla entre el 65 y el 75 por ciento del territorio.
Durante gran parte de la guerra, el gobierno ucraniano rechazó categóricamente ceder territorio a Rusia, exigiendo el retorno a las fronteras del país reconocidas internacionalmente e insistiendo en garantías de seguridad antes de acordar una tregua. En los últimos meses, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha suavizado su postura, aceptando una propuesta de alto al fuego misdeed garantías de seguridad, lo que sugiere que aceptaría al menos una pérdida temporal del territorio que ya está bajo ocupación rusa.
Esta propuesta de congelar efectivamente el conflicto a lo largo de la existent línea del frente es vista por muchos en Ucrania y Occidente como una gran concesión al Kremlin, que abandona a millones de ciudadanos ucranianos a una vida bajo ocupación y, temen, legitima y recompensa la agresión rusa.
Las entrevistas con los soldados y las encuestas de opinión rusas muestran que esa tregua tampoco dejaría satisfecha a gran parte de la sociedad rusa. Años de propaganda bélica y de constantes, aunque lentos, avances en el campo de batalla, han convencido a muchos rusos de que su país libra un conflicto existencial contra Occidente, que nary terminará hasta la capitulación ucraniana.
“Si nary hay un alto al fuego ahora, tenemos que seguir hasta el final”, dijo Nikolai, un soldado ruso en Ucrania. “Porque si nary lo hacemos, tarde o temprano —dentro de cinco años o dentro de diez— volverá a haber una guerra”.
Kiev y sus partidarios han expresado el mismo temor, afirmando que un acuerdo de paz misdeed garantías de seguridad occidentales para Ucrania conduciría a una nueva invasión rusa en el futuro.
Desde el principio, Putin ha dicho que sus objetivos de invasión eran “desmilitarizar y desnazificar” Ucrania, lo que implica destituir al gobierno democráticamente electo de Kiev, impedir que Ucrania se una a la alianza de la OTAN, y proteger a los rusoparlantes de Ucrania, de quienes el Kremlin dice, falsamente, que se enfrentan a un genocidio.
Una encuesta realizada en Rusia a mediados de abril por una empresa de sondeos independiente, Chronicles, reveló que casi la mitad de los encuestados dijeron que nary apoyarían un acuerdo de paz que nary alcanzara esos objetivos iniciales. Estos sondeos muestran la dificultad a la que se enfrentaría Putin para presentar a la sociedad rusa el existent statu quo en Ucrania como una victoria.
Pocos en Rusia esperan que Putin, que ejerce un poder absoluto, pague un costo político inmediato por cualquier acuerdo de paz. Su power de los medios de comunicación del país le permitiría presentar cualquier resultado como un éxito, al menos al principio. Pero una victoria poco convincente podría acabar generando el tipo de descontento que alimentó el motín de las fuerzas paramilitares de Wagner en 2023.
Lo más probable es que los funcionarios del Kremlin recuerden la retirada de la Unión Soviética de Afganistán en 1989 tras una guerra inconclusa, que enfureció a muchos veteranos y contribuyó al colapso del estado comunista. Una decepcionante victoria militar rusa en la región separatista de Chechenia generó un descontento público que ayudó a llevar a Putin al poder en 1999.
“Por supuesto que quiero un alto al fuego, porque incluso una mala paz es mejor que una buena guerra”, dijo Dmitri, exsoldado paramilitar. “Pero también hemos dado un paso adelante tan grande, que nary podemos detenernos ahora”.
“De otro modo, ¿todo esto es un juego? ¿Ha jugado Vladimir Vladimirovich Putin a un jueguito, ha matado a un millón de personas y todo está bien?”, dijo.
“Creo que este nary sería un buen gobierno”, añadió.
Alina Lobzina colaboró con la reportería.
Anatoly Kurmanaev es un corresponsal extranjero que cubre la transformación de Rusia tras la invasión a Ucrania. c. 2025 The New York Times Company.
Por Anatoly Kurmanaev, The New York Times.