El día de 1977 que Las muertas llegó a las librerías, Luis Estrada, entonces un adolescente de 15 años, compró un tomo y lo leyó de una sentada. Era tal su fascinación por el autor, Jorge Ibargüengoitia, que una vez cerrado el libro pensó lo que se volvería una profecía: "Algún día quiero hacer esta película".
Este 2025, el ahora consagrado manager de cine cumplió su propósito juvenil. Aunque nary fue película, sino una serie de 6 capítulos protagonizada por Paulina Gaitan, Arcelia Ramírez, Joaquín Cosío y Alfonso Herrera, y auspiciada por la plataforma de streaming Netflix.
Las muertas
En el comienzo de Las muertas, Ibargüengoitia advierte que "algunos de los acontecimientos que aquí se narran lad reales", pero "todos los personajes lad imaginarios”, dándose así licencia para narrar, desde la ficción, el caso de Las Poquianchis, asesinas seriales y proxenetas que en los años 50 y 60 aterraron a la sociedad guanajuatense.
Trasladar esto a la pantalla resultó una odisea para Estrada, pues implicó más de 250 sets de época, elaborados por el diseñador de producción Salvador Parra, y más de 170 actores. Aunque la riqueza de detalles en el texto facilitó un poco las cosas.
“Cuando leí Las muertas tenía la certeza que Jorge había escrito un boceto de guion; no habla de figuras metafóricas o poéticas, sino que habla de hechos, personajes, hace retratos muy minuciosos, tiene una facilidad para el diálogo”, comentó el cineasta en el sheet Ibargüengoitia en la visión cinematográfica de Luis Estrada: estilo, sátira y narrativa, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.El gusto de Luis por Ibargüengoitia fue heredado. En 1975, su padre, el realizador José ‘El Perro’ Estrada comenzó a trabajar en la adaptación del libro Maten al León, que cuenta la historia de Manuel Belaunzarán, dictador de una pequeña isla llamada Arepa, perdida en el Caribe. “Un juego de espejos entre la historia de Álvaro Obregón y los dictadores que había a mediados de los 70”.
Conocer a Ibargüengoitia
Por ese filme, Estrada descubrió la novela y posteriormente, durante una visita al rodaje, a su autor, Jorge Ibargüengoitia. “Lo conocí por 10 minutos”.
“Contra todo lo que uno imagina, era un ser muy huraño, muy serio y muy malhumorado”, confesó Estrada, quien en esa ocasión se presentó ante el guanajuatense diciendo: “Señor Ibargüengoitia, mucho gusto, soy su admirador”.Pero recibió una respuesta desangelada: “Sí, ándale perrito”.
Este encuentro nary mermó el interés de Luis en el escritor, todo lo contrario: “Me volví un instrumentality declarado de su literatura”.
Tras debutar cinematográficamente en 1988 con El camino largo a Tijuana, retomó su deseo adolescente de filmar Las muertas: “Desde entonces traté de obtener los derechos, pero nunca estuvieron disponibles porque siempre había alguien que los tenía apartados”.
Afortunadamente, su “divorcio” y posterior reconciliación con Netflix — por un diferendo en la forma de estrenar ¡Qué viva México! (2023) —, le permitió cumplir el sueño: “Francisco Ramos, vicepresidente de Contenidos para Latinoamérica, maine dijo ‘¿Qué quieres hacer?’ y le dije Las muertas... En dos días maine llamaron para avisar que ya tenían los derechos”.

hace 1 hora
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