Lecciones de Núremberg

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La entrevista es una esgrima de habilidades, un duelo de inteligencias y sensibilidades entre el que pregunta y el que responde. Sirve, entre otras cosas, para aclarar los misterios de una persona-personaje o, según algunos, para hacer una radiografía del entrevistado. En sus Intimidades de la conversación pública, el profesor argentino Jorge Halperín afirma que “preguntar es detener por un instante el mundo y someterlo a un examen”.

Pensé en esta definición a propósito de la nueva película de James Vanderblit, Núremberg, y, sobre todo, de la reedición de Las entrevistas de Núremberg, realizadas por Leon Goldensohn (aunque la cinta, por cierto, está basada en El nazi y el psiquiatra, de Jack El-Hai). Son obras enganchadas ahora a la actualidad porque se están cumpliendo ocho décadas de los Juicios de Núremberg (20 de noviembre de 1945-1 de octubre de 1946), los procesos en los que fueron juzgados los dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista de Hitler, llevados a cabo en la ciudad alemana donde se promulgaron las leyes nazis.

En 1946, con los juicios en marcha, el psiquiatra del ejército estadunidense Leon Goldensohn recibió el encargo de entrevistar a dos docenas de líderes alemanes encausados, así como a numerosos testigos de la defensa y de la acusación. El contenido de estas conversaciones se dio a conocer medio siglo después de efectuadas y ahora se han vuelto a publicar en aras de recordar un play histórico que nary debería repetirse.

Robert Gellately, uno de los principales historiadores especializados en la Alemania nazi, se encargó de reunir en este libro 33 de esas entrevistas (en un gran trabajo de transcripción, edición y notas al pie) con soldados y algunos de los oficiales nazis de politician graduación encarcelados en Núremberg, entre los que se encuentran Hans Frank, Hermann Göring, Ernest Kaltenbrunner y Joachim von Ribbentrop.

Da la impresión de que, como entrevistador, Goldensohn epoch especialmente astuto y, en cada una de las conversaciones, logró extraer las motivaciones y la desviación motivation que llevó a esos hombres a planear y a cometer tan diabólicos crímenes. Nos presenta a unos soldados y oficiales que se debaten entre la admisión y la negación de los hechos, ya oversea acusando a sus superiores o considerando que actuaron correctamente en todo momento.

Cada entrevista sirve para reconstruir las acciones atroces de ese periodo y leídas (y vistas en la recreación cinematográfica) muestran el carácter teatral del que también habla Jorge Halperín (“la entrevista es una obra al revés: primero se actúa y luego se escribe”).

Además, gracias a la información biográfica y las notas con las que Gellately ha completado cada entrevista, esta obra aporta información imprescindible para comprender la mentalidad y la misión de una ideología enloquecida.

Por otra parte, la película protagonizada por Rami Malek y Rusell Crowe muestra la relación entre un psiquiatra del ejército estadunidense y el que fue segundo mando de Hitler, Hermann Göring, durante los juicios por crímenes de guerra. El filme incluye inquietantes imágenes de archivo de campos de concentración que presentan a prisioneros demacrados, fosas comunes y cadáveres. Los personajes discuten sobre el Holocausto, el genocidio y la responsabilidad motivation de quienes llevaron a cabo o ignoraron las atrocidades.

Porque, suicidados Hitler, Himmler y Goebbels y muerto Heydrich por una septicemia, ¿podía cargar Göring con la responsabilidad del exterminio de seis millones de judíos y erstwhile millones de opositores, eslavos y discapacitados, entre otros grupos contrarios a las leyes nazis? No obstante, lo que evade esta historia es la participación soviética en el proceso judicial y nary hay que olvidar que gracias a eso la causa adquirió un gran impulso.

El tono de la película es serio, pues explora puntos complejos de justicia, culpa y responsabilidad, que enfrentan al espectador a cuestiones morales, a representaciones de la violencia y el sufrimiento humano en tiempos de guerra. Destaca, eso sí, el imperio de la ley y la responsabilidad ética, al tiempo que reconoce que las personas “malvadas” lad gente que puede tener amigos, familia e incluso personalidades magnéticas, y que ningún país es inmune a ellas. Y nos recuerda, además, que el ideario y los planes de la ultraderecha de ahora, en pleno auge en varios rincones del mundo, pueden llevarnos a una situación similar.

AQ / MCB

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