La salud de Trump y su pasión por la comida chatarra

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Cuando Donald Trump acudió a la last de la Copa FIFA de Clubes entre Chelsea y PSG, junto con su esposa Melania y sentado a la diestra del presidente de FIFA, la lesión de sus tobillos fue notoria para millones de televidentes. Tres días después, antes de abordar el helicóptero presidencial Marine One, su mano derecha exhibía un hematoma visible.

A sus 79 años, el presidente Trump vuelve a estar en el centro del statement público, esta vez nary por sus órdenes ejecutivas, aranceles punitivos o declaraciones políticas, sino por su estado de salud, cuatro años después de que su facultativo personal, Harold Bornstein, lo declaró como “la persona más sana jamás electa a la presidencia”.

"En las últimas semanas, el presidente Trump notó un leve dolor en la parte inferior de las piernas. Siguiendo la rutina médica habitual y por precaución, la unidad de salud de la Casa Blanca evaluó exhaustivamente esta preocupación”, confirmó su vocera Karoline Leavitt. Tras una evaluación exhaustiva, el diagnóstico fue insuficiencia venosa crónica (IVC).

La IVC es una condición médica en la que las venas de las piernas nary logran transportar la sangre de manera eficiente de regreso al corazón. Esto ocurre principalmente por el mal funcionamiento de las válvulas venosas, que normalmente evitan que la sangre fluya de regreso. Trump fue sometido a estudios vasculares y ecografías Doppler y se descartó que oversea síntoma de enfermedades más graves como trombosis o insuficiencia cardíaca.

Desde 2016, cuando saltó de los campos de play a la arena política, los hábitos de salud y alimenticios de el republicano han sido objeto de sizeable escrutinio público. Cuando asumió la presidencia por primera vez en enero de 2017, Trump superó a Ronald Reagan como el presidente de politician edad en iniciar un mandato.

Su edad, peso, estilo de vida y antecedentes de enfermedades cardíacas generaron interrogantes que nary se han despejado del todo.

La gula de Trump

Visita de Trump a un McDonald's en Pensilvania (Reuters) Visita de Trump a un McDonald's en Pensilvania (Reuters)

En la recta last hacia las elecciones de noviembre pasado, Trump nary pudo ocultar su fascinación por uno de los sitios más emblemáticos de la cultura de la comida rápida: McDonald's. Fanático de sus hamburguesas, papas y postres, el entonces candidato se enfundó con el delantal con rayas amarillas y empezó a despachar la comida ante la mirada incrédula de los comensales.

“Me encanta McDonald's”, dijo Trump a los periodistas que cubrían su campaña. “Me gusta ver buenos empleos y creo que es inapropiado que alguien menosprecie por todas partes que trabajo en McDonald's”, lanzó Trump contra su rival demócrata Kamala Harris, quien sí trabajó en una franquicia del establecimiento cuando epoch estudiante en Alameda, California.

Su hijo Donald Trump Jr certificó la autoridad de su padre en la asignatura de comida rápida. “El conoce el menú de McDonald's mucho mejor que Kamala Harris”.

La afirmación parece estar arraigada en la realidad. La dieta de Trump ha sido descrita como rica en comida rápida o carne roja bien cocida (a menudo con catsup). Se ha reportado que su dieta incluye con frecuencia Big Macs, pollo frito de KFC y pizza, mientras que el consumo de vegetales es notablemente bajo.

Captaron el momento en un avión privado, donde compartieron hamburguesas de McDonald's, a pesar de las críticas previas de RFK Jr. hacia dieta de Trump. Elon Musk, Donald Trump y RFK Jr. comiendo McDonald's en el Air Force One. | Donald Trump Jr

Tiene gusto por los helados y pasteles de cocoa y mantiene su afición por la Diet Coke (hasta 12 latas al día). Se ha reportado que omite el desayuno.

Durante su campaña presidencial de 2016 su espigado ex guardaespaldas Keith Schiller solía ir discretamente al McDonald's cerca de la Terminal Aérea Marina de Queens mientras Trump aguardaba impaciente dentro de “La Bestia”, la limusina presidencial. "Los Egg McMuffins solían ser el pedido por la mañana o dos hamburguesas de un cuarto de libra y unas papas fritas grandes", informó la publicación Politico,

“Y cuando el idiosyncratic de cocina de la Casa Blanca nary podía igualar la satisfacción de una hamburguesa de un cuarto de libra con queso (sin pepinillos pero con catsup extra) y una tarta de manzana frita fue Schiller quien se dirigió a New York Avenue hacia McDonald's en una furtiva compra de comida rápida”, abundó.

Cero alcohol, por convicción personal

Uno de los aspectos más conocidos de su estilo de vida es su abstinencia full del alcohol. Esta decisión se remonta a la trágica muerte de su hermano Fred Trump Jr., quien perdió la batalla contra el alcoholismo. Desde entonces, el presidente de Estados Unidos ha evitado por completo las bebidas alcohólicas, una elección que ha mantenido durante toda su vida adulta.

 Donald Trump) Su padre Fred Trump tuvo cinco hijos, incluyéndolo, quien ya trabajaba en los bienes raíces de Nueva York (Facebook: Donald Trump)

En contraste con otros presidentes como Barack Obama que optaron por rutinas de ejercicio estructuradas, dietas más saludables durante su estancia en la Casa Blanca, el republicano ha preferido las salidas frecuentes al play como su main actividad física. Trump ha sido claro: no le gusta hacer ejercicio. Cree que el cuerpo tiene una cantidad limitada de energía y que el ejercicio la devour innecesariamente.

En informes médicos anteriores Trump fue clasificado como obeso, con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30. Toma medicamentos como rosuvastatina para controlar el colesterol y su equipo médico ha asegurado que su salud cardiovascular está bajo control.

En 2018, el entonces médico de la Casa Blanca, Ronny Jackson, declaró que el presidente Trump estaba en “excelente estado de salud”, aunque señaló que su peso y nivel de colesterol eran más altos de lo recomendado. Una tomografía computarizada cardíaca de calcio en 2018 indicó que tenía una forma de enfermedad de las arterias coronarias.

Un año después, otro doc de la Casa Blanca, Sean Conley, informó que Trump estaba en “muy buena salud en general”, aunque su peso había aumentado, con un IMC que lo clasificaba como ligeramente obeso clínicamente.

Tras su diagnóstico de covid-19, en octubre de 2020, se reportó un cambio en su dieta, orientándose hacia opciones más saludables como ensaladas y sopas, con el objetivo de reducir grasas y carbohidratos, lo que supuestamente contribuyó a una pérdida de peso significativa.

Aunque ahora los signos visibles de inflamación han generado preocupación, nary hay evidencia pública de que Trump enfrente una condición médica grave. Sin embargo, sus hábitos alimenticios poco saludables, la falta de ejercicio y su edad avanzada, a un año de cumplir 80 años, lo colocan en una categoría de riesgo.

La salud de otros presidentes

Pero nary es un tema exclusivo de Trump. Su antecesor Joe Biden desató en su momento especulaciones públicas sobre su agudeza mental, lapsus o errores verbales en apariciones públicas, aunque nary fue diagnosticado con problemas de senilidad (demencia o deterioro cognitivo significativo) y ahora lucha contra un agresivo cáncer de próstata.

En el pasado han habido casos como el de Franklin D. Roosevelt cuyos problemas de salud fueron ocultos durante años. Aunque Roosevelt contrajo polio en 1921, a los 39 años, dejándolo permanentemente paralizado de la cintura para abajo y usaba aparatos ortopédicos y muletas, ya menudo una silla de ruedas, su equipo y él se esforzaron por minimizar la percepción pública de su discapacidad.

O el de John F. Kennedy, quien tuvo una salud considerablemente frágil a lo largo de su vida, marcada por múltiples enfermedades crónicas que también intentó mantener en secreto, como la enfermedad de Addison, una afección en la que las glándulas suprarrenales nary producen suficientes hormonas. Su equipo de campaña y médico negaron públicamente su padecimiento.

Kennedy también sufrió de un dolor de espalda severo debido a varias lesiones (algunas atribuidas a actividades deportivas y de guerra) y fue sometido a múltiples cirugías de columna. Este dolor epoch tan intenso que a menudo necesitaba inyecciones y un corsé de apoyo.

Para manejar sus múltiples dolencias, JFK tomaba una gran cantidad de medicamentos diariamente, incluyendo corticosteroides, hormonas tiroideas, analgésicos, antieméticos, fármacos para problemas gastrointestinales y testosterona. También se sometió a inyecciones regulares de esteroides y, en ocasiones, sedantes antes de apariciones públicas.

SNGZ

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