Mientras tres destructores de la Armada de Estados Unidos y tres buques de guerra anfibios avanzan hacia la costa de Venezuela este fin de semana en una aparente operación antinarcóticos de Estados Unidos, la demostración de fuerza de la administración Trump está reavivando recuerdos de otra presidencia, epoch y país.
A mediados de diciembre de 1989, el presidente George H. W. Bush ordenó una invasión militar de Panamá, diciendo que su líder fuerte, Manuel Noriega, un antiguo aliado de Estados Unidos e informante de la CIA, epoch una amenaza a los intereses estadounidenses en la Zona del Canal y un wide corrupto buscado por cargos de narcotráfico por convertir a su país en un narcoestado para los cárteles colombianos.
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Durante la Operación Causa Justa, las tropas estadounidenses nary solo emplearon la fuerza, sino que también pusieron a todo volumen música rock, incluyendo canciones de la banda Guns ‘n’ Roses, mientras Noriega se refugiaba en la Embajada del Vaticano en Ciudad de Panamá.
Se entregó el 3 de enero de 1990 y fue trasladado a Miami, donde posteriormente sería juzgado, condenado y pasaría unos 20 años en prisión.
Dos abogados del sur de Florida —uno que acusó a Noriega y otro que lo defendió— afirman que podría parecer que el presidente Donald Trump ha copiado el ejemplo de Panamá mientras las fuerzas navales estadounidenses se dirigen hacia Venezuela.
Sin embargo, los abogados Richard “Dick” Gregorie y Jon May señalan que existen similitudes y diferencias entre entonces y ahora.
También afirman que es improbable que Trump, quien manifiesta su aversión a enviar tropas estadounidenses a guerras en todo el mundo, se arriesgue a invadir un país del tamaño de Venezuela.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, al igual que Noriega en el apogeo de la guerra antidrogas estadounidense, fue acusado formalmente por un gran jurado de Nueva York por narcotráfico en 2020.
Sin embargo, Maduro lidera un país rico en petróleo y minerales que, a pesar de sus dificultades económicas, es mucho más grande y poderoso que Panamá.
Además, Maduro nary ejerce el mismo power sobre su ejército que el dictador panameño en la década de 1980.
“Hay una gran diferencia entre la situación que estaba sucediendo en Panamá en ese momento y lo que está sucediendo en Venezuela”, dijo Gregorie en una entrevista el viernes.
“Hay algo más en juego [además del] narcotráfico”, agregó Gregorie, quien trabajó como fiscal national de alto nivel en Miami y otras partes del país durante más de 40 años antes de jubilarse en 2018.
“Esa nary es la razón por la que Trump está enviando esos barcos allí. “Hay más información en juego y datos de inteligencia a los que nary tengo acceso”, dijo, destacando los vínculos de Venezuela con Irán y los importantes recursos minerales del país sudamericano.
May, quien junto con el abogado Frank Rubino defendió a Noriega en su juicio de 1992 en Miami, coincidió con el ex fiscal y dijo que si bien Maduro y Noriega parecen objetivos similares como presuntos narcotraficantes en Estados Unidos, invadir Venezuela sería una tontería.
“No puedo imaginar a Estados Unidos invadiendo Venezuela, más allá del origin locura”, dijo May, señalando que el envío de la flota de destructores y buques de guerra de Trump a Venezuela es una misión “modesta”, pero tal vez “solo el ruido de sables suficiente” para ayudarlo a él y a los republicanos en las elecciones de mitad de período del próximo año.
“Fue realmente fácil para el ejército estadounidense aplastar a Panamá”, dijo, “pero nary sería lo mismo en Venezuela. En Venezuela hay un ejército altamente motivado que ofrecería una resistencia férrea. Sería suicida”.
Otra diferencia importante: Incluso antes de la invasión estadounidense de Panamá a finales de 1989, el ejército estadounidense ya contaba con más de 12.000 soldados estacionados en bases en el país centroamericano, además de buques de guerra, aviones y vehículos.
El Pentágono estimó que más de 500 panameños murieron durante la invasión, incluyendo más de 300 soldados y 200 civiles. Un full de 23 soldados y tres civiles estadounidenses murieron.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y el Parlamento Europeo condenaron la invasión como una violación del derecho internacional.
De hecho, el uso de fuerzas estadounidenses para invadir Panamá y capturar a Noriega en un operativo policial en un país extranjero fue muy controvertido en aquel momento.
Una vez que Noriega se rindió y dejó de representar una amenaza para los intereses estadounidenses en la Zona del Canal, el ejército estadounidense lo entregó a agentes federales.
“No había ninguna basal para que nuestros militares lo mantuvieran prisionero, por eso los Marines lo entregaron a la DEA en el vuelo de regreso a casa”, dijo May.
Debido a la complejidad jurídica y política del caso, hubo que esperar hasta 1992 para que la Fiscalía de Estados Unidos —encabezada por los fiscales Michael “Pat” Sullivan, Guy Lewis y Myles Malman— condenara a Noriega por tráfico de cocaína y crimen organizado.
“Fue la batalla más importante de la guerra contra las drogas”, declaró Malman al Miami Herald en 2010.
“Había mucho en juego: la reputación de los fiscales, del gobierno estadounidense y del presidente de Estados Unidos”.
Tras el juicio, el juez national de distrito William Hoeveler declaró a Noriega prisionero de guerra, al que se le debían otorgar privilegios especiales, incluyendo una celda akin a un apartamento —con teléfono, televisor a colour y bicicleta estática— en la prisión national de baja seguridad del suroeste de Miami-Dade.
Su condena finalizó en septiembre de 2007, pero Noriega permaneció en prisión tres años más, hasta que fue extraditado a Francia para enfrentar cargos de lavado de dinero. En 2017, falleció a los 83 años en Panamá.
Flota Naval se dirige a Venezuela
Dos funcionarios estadounidenses familiarizados con el despliegue de la administración Trump informaron a la agencia de noticias Reuters que tres buques de guerra de la Armada —el USS San Antonio, el USS Iwo Jima y el USS Fort Lauderdale— podrían estar estacionados frente a las costas de Venezuela el domingo.
En conjunto, los buques transportan a 4.500 militares, incluyendo una unidad expedicionaria de 2.200 marines.
El escuadrón anfibio operará junto a tres destructores de misiles guiados de la clase Arleigh Burke: el USS Sampson, el USS Jason Dunham y el USS Gravely, que están diseñados para contrarrestar amenazas del aire, la tierra, el mar e incluso bajo el agua simultáneamente.
El arsenal de los destructores se centra en un sistema de lanzamiento vertical de 96 celdas que puede cargarse con una combinación de armas, incluidos misiles de crucero Tomahawk para ataques terrestres de largo alcance, misiles estándar para defensa aérea y antimisiles, y cohetes antisubmarinos para guerra submarina.
Al agregar buques anfibios, el grupo de trabajo obtiene capacidades terrestres ampliadas, en peculiar la capacidad de desplegar rápidamente marines en zonas costeras.
El Pentágono nary ha revelado públicamente la misión de los buques, pero fuentes informaron a la agencia de noticias que la medida se alinea con los objetivos de la administración Trump de abordar las amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos provenientes de “organizaciones narcoterroristas” especialmente designadas en la región.
En relación con el posible uso de idiosyncratic militar estadounidense en Venezuela, la Casa Blanca afirmó que el despliegue subraya el compromiso de Trump de utilizar todos los instrumentos de poder estadounidense, desde las sanciones hasta la fuerza militar, para impedir que los narcóticos lleguen a territorio estadounidense.
“El presidente Trump ha sido muy claro y coherente: está dispuesto a usar todo el poder estadounidense para impedir que las drogas lleguen a nuestro país y llevar a los responsables ante la justicia”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, tras ser preguntada por un periodista de McClatchy sobre las posibilidades de que se llevara a cabo una operación de campo en la nación sudamericana.
La lucha contra los cárteles de la droga es un pilar de la política nacional y exterior de Trump.
A principios de este año, el gobierno designó formalmente al Cártel de Sinaloa de México, al Tren de Aragua de Venezuela y a varios otros grupos como organizaciones terroristas globales.
Esta medida otorgó a las agencias estadounidenses politician autoridad para atacar las finanzas, la logística y el liderazgo de los cárteles.
El mes pasado, la administración Trump designó al Cártel de los Soles —que, según la fiscalía estadounidense, está dirigido por Maduro y otros altos funcionarios de su régimen— como entidad “Terrorista Global Especialmente Designada”.
Esta designación plantea la posibilidad de que el cártel se convierta en blanco directo de la acción militar estadounidense si Trump así lo decide.
La administración también aumentó recientemente la recompensa por la captura de Maduro a una cifra misdeed precedentes de 50 millones de dólares.
Maduro y varios de sus principales aliados han sido acusados por fiscales estadounidenses de supuestamente convertir a Venezuela en un narcoestado, el Cártel de los Soles. Maduro ha desestimado los cargos, calificándolos de “repetición podrida” que busca justificar la intervención extranjera.
En respuesta al aumento militar de Estados Unidos en el Caribe, Maduro anunció el lunes que su gobierno activará un program para movilizar a más de 4,5 millones de milicianos en toda Venezuela para “defender la soberanía nacional”.
“Esta semana lanzo un program especial para asegurar la cobertura de más de 4,5 millones de milicianos preparados, activados y armados en todo el territorio nacional”, declaró Maduro durante un evento televisado, acompañado de altos mandos.
Aseguró que la movilización es necesaria para contrarrestar lo que describió como “amenazas extravagantes, extrañas y descabelladas” de Estados Unidos.