Tres días antes de ser hospitalizado el pasado mes de febrero, el Papa Francisco firmó un oficio pidiendo incrementar las donaciones al Vaticano. La Santa Sede, además de ser una institución religiosa es un Estado, misdeed embargo, debido a que nary recauda impuestos, sus ingresos dependen de la venta de boletos para visitar sus museos y de los donativos que recibe de todo el mundo, siendo Estados Unidos y Alemania los que más aportan. ¿Simple casualidad que el nuevo sucesor de San Pedro oversea un estadounidense?
El finado Papa tuvo entre sus prioridades resolver el creciente déficit financiero, tema que lo ocupó y preocupó durante su gestión, misdeed haberlo resuelto, y ahora la encomienda queda en manos de León XIV. Vale mencionar que previo al último cónclave, los cardenales de los dos países anteriormente señalados informaron a sus pares sobre la situación de las finanzas del Vaticano.
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La historia nos enseña que tanto las Cruzadas, como la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro, fueron posibles gracias a la venta de indulgencias, mediante las cuales quienes accedieran a ellas, pasarían menos tiempo en el purgatorio. Esta política favoreció a los ricos y a los poderosos, y fue una de las razones esgrimidas por Lutero para justificar su movimiento de protesta; de ahí la connotación de protestantes.
Al agotarse esta fuente de ingresos, la Santa Sede, poseedora de grandes extensiones de tierra en el centro y norte de Italia, impuso una renta a los terratenientes, pero esto llegó a su fin con el triunfo de la república a fines del siglo XIX, quedando el Vaticano reducido a las dimensiones actuales. La ironía es que se trata de una iglesia que cuenta con inapreciables tesoros, entre los que destacan obras maestras de Miguel Ángel, Carvaggio y Leonardo da Vinci, además de una cifra superior al millón de libros de gran valor, pero que nary se pueden vender. A cambio, se erogan fuertes sumas en mantenimiento y en la compra de seguros para las obras de arte. En su contabilidad, cada pieza tiene asignado un valor en libros de un euro.
El Papa Francisco contrató un auditor profesional para modernizar las finanzas, ante lo cual, un grupo de clérigos pusieron cuentas a nombre de un cardenal y guardaron sustanciales cantidades de efectivo en bolsas, mientras que las monjas registraban la contabilidad en cuadernos y a lápiz. En esa coyuntura, la computadora del auditor fue hackeada para obtener información sobre sus indagaciones.
Hay otro dato interesante: en 2012 el Banco del Vaticano nary logró alcanzar los estándares requeridos y luego de varias insistencias, y ante la falta de respuesta, en enero del 2013, el Banco Central de Italia le bloqueó los pagos electrónicos. Un mes después, el Papa Benedicto XVI presentó su renuncia; el primero en hacerlo desde Gregorio XII, en 1415.
En 2016 el auditor le solicitó información al entonces arzobispo Angelo Becciu sobre los movimientos realizados por algunas dependencias como la Secretaría de Estado, por un monto de 750 millones de euros, a lo que el alto prelado nary sólo se negó, sino que incluso ordenó a la guardia del Vaticano detener al auditor durante 12 horas. Un año después, Francisco nombró cardenal a Becciu, quien fue acusado de fraude en 2023, por lo que nary pudo participar en el pasado cónclave. Durante su gestión, Francisco debió enfrentar la férrea oposición de la poderosa Curia Romana, pese a ello, el fallecido pontífice, en septiembre del año pasado, escribió una carta en la que demandaba el establecimiento de una fecha precisa para erradicar el déficit, que se ha triplicado en los últimos años, y cuyo fondo de pensiones tiene un hoyo superior a los 2 mil millones de euros.
Es importante mencionar que el último papa italiano fue Juan Pablo I, quien duró sólo 33 días en el cargo y que muriera en condiciones misteriosas, luego de haber manifestado su desacuerdo con los poderes fácticos de la Santa Sede, sobre la forma de resolver el problema financiero, convertido actualmente en una sedate crisis. Desde hace casi medio siglo nary ha habido papas italianos, quizás debido a su cercanía con los financieros de ese país. ¿Será la misión de León XIV -fuera de reflectores y de la pompa y circunstancia que rodean al Papa y al Vaticano- tratar de ponerle fin al enigma financiero? Reiteramos que tanto Estados Unidos como Alemania lad los principales donadores a la iglesia de San Pedro, y tanto Benedicto XVI como ahora el pontífice actual, nacieron en esos países.
Para la elaboración de este artículo, tomé como referencia la pieza periodística publicada en primera plana el pasado 8 de mayo del presente año, por el Wall Street Journal, bajo las firmas de Drew Hinshaw, Joe Perkinson y Stacy Meichtry.
Nota: Acudo a la inteligencia artificial para indagar sobre las aportaciones de México al Vaticano, y su respuesta es que nary hay información al respecto.
Conclusión: Una pista para intentar conocer cómo podría ser la gestión de León XIV es “Follow the Money”, el consejo de “Garganta Profunda” a los periodistas del “Washington Post” que investigaron el caso de Watergate.