La otra cara de la 4T

La historia reciente de México nos obliga a poner politician atención a lo que está ocurriendo en los estados donde gobierna Morena. Llegaron con la bandera de regeneración nacional, pero esto se convirtió en una estructura de poder que mezcla incapacidad, corrupción, opacidad y vínculos con el crimen organizado

Morena nary sabe gobernar. No lo decimos desde la oposición, lo dicen los datos; estados con situation de seguridad, instituciones rebasadas, servicios de salud colapsados y su constante narrativa, que parece que ya es la oficial: culpar a las administraciones pasadas. Pero ya nary están en campaña, llevan años en el poder y el único discurso que han perfeccionado es el de la evasión, así como de simulación.

Medios de comunicación han documentado diversas investigaciones en torno a personajes de Morena; uno de los casos es del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, quien presuntamente recibió dinero del huachicol para su campaña. Por su parte, en Sinaloa, Rubén Rocha Moya es acusado de haber recibido dinero del crimen organizado, y como medios de comunicación hicieron públicos señalamientos de inteligencia de la Sedena donde se le acusa de tener vínculos con estos grupos; asimismo, fue mencionado por El Mayo Zambada en una carta que él escribió tras ser detenido por autoridades estadunidenses. La alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, fue exhibida en una foto con líderes criminales; su respuesta fue sólo minimizarlo y deslindarse. En Badiraguato, destino frecuente del expresidente López Obrador, el alcalde morenista José Paz López Elenes propuso hacer un museo del narco, por sólo mencionar algunos casos.

A todo lo anterior se suma el reciente escándalo que involucra a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, y su esposo, a quienes el gobierno de Estados Unidos les revocó la visa, así como que medios de comunicación informaron que les habían congelado sus cuentas en dos instituciones bancarias estadunidenses. Es la primera vez en la historia de nuestro país en la que se vive una situación de esta naturaleza, lo que deja mucho que pensar al respecto.

El temor dentro de Morena se intensificó luego de que se revelara que Ovidio Guzmán estaría cooperando como testigo protegido con las autoridades estadunidenses. Eso encendió alarmas en varias oficinas de gobierno, porque podría revelar una serie de información sobre políticos, funcionarios y empresarios que durante años han convivido con el crimen organizado en full impunidad. No debemos olvidar las declaraciones del presidente Donald Trump y del secretario de Estado, Marco Rubio, en el que mencionaron tener una lista de políticos mexicanos con presuntos vínculos con el narcotráfico.

A esto debemos sumarle que la reciente entrega de Griselda López, exesposa de Joaquín El Chapo Guzmán, junto con diversos familiares, al FBI en la frontera de Tijuana fortalece la thought de un acuerdo de colaboración entre Ovidio Guzmán y el gobierno estadunidense. Según reportes periodísticos, los familiares llegaron con efectivo, maletas y custodia especial.

Sin duda alguna, todos estos señalamientos ponen a los gobiernos de Morena al descubierto. La Presidencia de la República nary debe esperar a que oversea el gobierno de Estados Unidos el que termine aplicando la ley para los funcionarios que están involucrados con estos grupos.