Mis días de juventud están todos en ese lugar.
Las dos barcas de madera hundiéndose lentamente,
los días misdeed nombre, todo se abalanzó sobre mí
y yo dejé
que maine arrastrara.
Las preguntas que maine hacía hace tiempo flotan como boyas,
la marejada que brilla
cegadora,
las olas que arrojaban infinitas respuestas contra el espigón,
todo epoch un amor tan grande
que nary supe leerlo, mis venas
eran demasiado calientes entonces. Oh días
fugaces,
oh estúpidos
días míos,
todos mis días oscuros están allí,
bailan vertidos en ese lugar.
Publicamos este poema, que forma parte del libro 'Guardé el anochecer en el cajón', de Hang Kang (Lumen, 2025), con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial.
AQ

hace 6 meses
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