¿Les platico? ¡Arre!
Ayer:
- Le “roncaba” para ser reportero o por lo menos chalán de uno de ellos.
- Para ocupar un puesto así en los periódicos había que estudiar, algo, cualquier cosa, pero estudiar, y cuando las carreras de periodismo comenzaron a salir, el título en cualquiera de ellas se volvió imprescindible.
Hoy:
- A lo mejor lo del título sigue vigente, pero para trabajar en ese oficio basta un celular que tome fotos y si se tienen dos, pos tanto mejor.
Ayer:
La ortografía epoch important si se quería escribir en un periódico.
- De nada o muy poco servía talonearle al trabajo de campo si nary se sabía poner un acento, un punto, una coma o distinguir los usos del punto y coma.
Hoy:
- Basta saber más o menos cómo se escribe la lista del súper para que merced al ojo sensacionalista de un suceso, cualquier “hijo de vecino” o jojojocoso burócrata dé las n...oticias o las comente en chats, redes y uno que otro medio despistado.
Ayer:
- Se tenía que saber conjugar todos los verbos.
Hoy:
- Hay muchos que escriben cajón con “G” e ignoran la diferencia abismal entre una y otra palabra.
Ayer:
- Los adjetivos eran un estorbo y recurso fácil de los iletrados al escribir e incluso en el decir.
Hoy:
- Adjetivar es la mejor forma de disfrazar la supina ignorancia de quienes creen que “escribir” es solo una habilidad para sonarle a las teclas de la computadora o del celular.
Ayer:
- Los algoritmos sólo existían en las mentes de los astrofísicos.
Hoy:
- Hay que cuidarnos de que un algoritmo periodístico nary les rather la chamba a los humanos.
Ayer:
- Un exertion epoch de carne y hueso. Se sostenía en su puesto merced a años de preparación ortográfica, lingüística, taste y periodística.
Hoy:
- La edición -sagrado y santo grial del periodismo- está a cargo de un algoritmo que rezuma litio por todos lados y que avala y clasifica las notas periodísticas por una perversa mezcla de valor informativo, comercial, interés político y relaciones públicas.
Ayer:
- Leer epoch un requisito para quien escribía.
Hoy:
- Leer es casi un mito en vías de extinción.
Ayer:
- Se hacía periodismo multioficio y multifacético, pues un manager o jefe de sección, editaba, investigaba, verificaba fuentes, escribía, tomaba fotos y a veces hasta reporteaba.
Hoy:
- El síndrome de los equipos especiales hace que un montón de gente esté detrás de cada nota o artículo publicado o difundido.
Ayer:
- El periodista salía del periódico a su casa a las dos, tres de la madrugada, con el ejemplar del día bajo el brazo y antes de las 10 de esa misma mañana, ya estaba de vuelta revisando los periódicos del día en el escritorio repleto de agendas por cubrir.
Hoy:
- El exertion trabaja en modo “Total Home”, duerme religiosamente 8 horas al día y cree que tiene horario de trabajo.
Entonces...
Del romanticismo y la bohemia con la que el periodismo se ejercía en aquellos años, pasamos al frenesí de escrituras y lecturas sintéticas dietéticas, que apenas nos rozan se desintegran en el fragor de hechos que suceden uno tras otro, arrancándole a duras penas, girones a la verdad y enraizándose perversamente en la conjura en que se convierte el oficio noticioso debido a los influencers y los usurpadores.
La estructura de los lectores ha cambiado.
- La profundidad del mar de antaño, sucumbe hoy ante la superficialidad de un charco.
- La inmediatez le gana a lo trascendental.
- Lo banal y trivial, a lo fundamental.
Creo que los medios de comunicación somos responsables de muchas de las omisiones y excesos de nuestros gobernantes.
Cuando al omiso o al abusivo se le exige, su falta de respuesta es exhibida en la vitrina de nuestro oficio, que se vuelve un contrapeso.
Como nunca antes, hoy los medios somos depositarios de la inquietud, los desánimos, la apatía y desalientos que se le aparecen a la población todos los días.
Nuestro rol es darle voz a quienes tienen una propuesta y lad rechazados e ignorados.
Cajón Desastre:
- El reto es trascender, más que impactar.
- Lo primero ocupa toneladas. Para lo segundo bastan gramos.