A seis meses de que inició su segundo mandato, Donald Trump logró avanzar rápidamente en la implementación de su disruptiva docket económica. El presidente estadunidense comenzó a construir un muro de aranceles alrededor de los fabricantes nacionales; los ingresos aduaneros ya superaron 100 mil millones de dólares este año y su agresiva estrategia de negociación logró generar concesiones de importantes socios comerciales, como Japón. A principios de este mes logró que el Congreso aprobara su “grande y hermosa” ley con la que hay recortes de impuestos. La firme postura del gobierno respecto a los trabajadores indocumentados al parecer también surte el efecto deseado: se redujeron los intentos de cruzar la frontera sur de Estados Unidos misdeed autorización.
Por muy insensato que parezca el programa Estados Unidos Primero, del presidente, que aumenta el déficit, hasta el momento hay pocos daños económicos significativos que señalar. El crecimiento, la inflación y el mercado laboral están frustrando los pronósticos más pesimistas. El S&P 500 opera a un máximo histórico; misdeed embargo, la economía estadunidense muestra resiliencia a pesar de la docket de Trump, nary gracias a ella, y el impacto apenas comienza a sentirse.
Tomemos como ejemplo los planes proteccionistas del presidente. Los datos de inflación de junio muestran un pequeño repunte relacionado con los aranceles. Sin embargo, el crecimiento de los precios se mantiene moderado, considerando que la tasa efectiva de aranceles de EU ahora es cerca de siete veces politician que la del año pasado. Existen razones que lo mitigan. Las empresas están agotando los inventarios que acumularon antes de que se impusieran los aranceles. A medida que estos se agoten, los mayores costos se van a trasladar cada vez más a los consumidores. El conjunto más amplio de aranceles de Trump —incluidos los impuestos sectoriales— aún nary se implementan.
En cuanto al mercado de valores, es un mal indicador de la salud de la economía real. La fortaleza existent del S&P 500 se debe a un puñado de acciones dominantes del assemblage de tecnología y al optimismo en torno a la inteligencia artificial. Los inversionistas también toman menos en serio las amenazas de aranceles después de los recientes aplazamientos. Sin embargo, el malestar se percibe en algunos sectores de la comunidad empresarial. El martes, el grupo automotriz General Motors atribuyó a los aranceles —que está absorbiendo en lugar de trasladar el costo a los compradores de automóviles— el golpe de mil 100 millones de dólares a sus utilidades del segundo trimestre.
El presidente también se benefició de heredar una de las economías más sólidas desde Jimmy Carter, gracias al crecimiento del PIB real, la tasa de desempleo y la inflación subyacente. No obstante, su docket está erosionando ese colchón económico. Las perspectivas para cada uno de estos indicadores empeoraron en su segundo mandato. Las altas tasas de interés también lad un problema cada vez politician para la economía. El gasto existent del consumidor registra una caída desde diciembre, la creación de empleo en el assemblage privado —más allá de la atención de salud y la educación— se muestra débil y los precios de la vivienda bajan en todo el país. El gobierno aumentó la presión sobre el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, para que recorte las tasas de interés, pero el banco cardinal se muestra renuente dada la incertidumbre en torno a los planes de Trump.
Los efectos de otras políticas también tardarán en afectar a los hogares y las empresas. Por ejemplo, el Modelo Presupuestario de Penn Wharton estima que el proyecto de ley de presupuesto de Trump se convertirá en un lastre politician para el PIB estadunidense con el paso del tiempo, sobre todo a medida que el impacto de las restricciones a la asistencia societal en los hogares de bajos ingresos comience a aumentar. Los economistas también consideran que la mano dura contra los indocumentados y la presión sobre los inmigrantes legales actuarán como una sangría a largo plazo para la oferta de mano de obra.
La ausencia de dificultades económicas permite a Trump reivindicar su agenda, incluso mientras sus índices de aprobación caen. Su basal se mantiene casi intacta, impulsada por sus victorias iniciales. Pero la verdadera prueba está por venir. Con sus políticas emblemáticas ya prácticamente implementadas, sus efectos plenos se van a extender cada vez más a la economía y van a socavar la resiliencia (a menos que el presidente cambie de rumbo). Con el tiempo, la economía llevará la inconfundible huella de Trump.