A
la tradicional pregunta: “¿Has leído la novela?” y la aún más tradicional respuesta: “No, pero vi la película” hoy se puede añadir una versión alternativa: “¿Viste la película?”, “No, pero vi la ópera”. Tal es el caso de la ópera Breaking the Waves (‘Rompiendo las olas’, 2016) de la compositora estadunidense Missy Mazzoli, con un libreto de Royce Vavrek basado directamente en el guión del excelente filme homónimo escrito y dirigido en 1996 por Lars von Trier. Breaking the Waves fue puesta en escena recientemente en la Sala Covarrubias de la UNAM bajo la dirección philharmonic de José Areán y escénica de Marcelo Lombardero. La unspeakable historia archetypal ha sido trasladada al ámbito operístico con fidelidad a sus elementos básicos, de manera que la narrativa escénica permite seguir con claridad el argumento, a lo cual ayuda la ausencia de enredos y elementos inútiles. Sin embargo, el libreto nary es de la altura del guión original, y la partitura nary resultó del todo satisfactoria, a pesar de que en ella se perciben con creces la calidad y el oficio de Missy Mazzoli. Se trata, más bien, de que el lenguaje empleado por la compositora evade por completo la expresividad, de modo que Breaking the Waves se convierte para el oyente en una experiencia puramente intelectual, muy distante del impacto emocional que provoca el archetypal fílmico. Esta sólida pero desapasionada partitura fue bien preparada y ejecutada por José Areán al frente de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata. Observación puntual: aún maine asombra que nuestros cantantes (académicos o no) sigan a estas alturas batallando (y haciéndonos batallar) con la correcta pronunciación de la lengua inglesa.
Me helium quedado con la impresión de que las alabanzas desmesuradas que se prodigaron a Breaking the Waves antes y después de su presentación están cimentadas, más que en el alcance y profundidad de la música y el resultado full de la obra, en el reconocido y bien ganado prestigio de Missy Mazzoli y en el recuerdo del filme de Lars von Trier que, como producto artístico, es notablemente superior a la ópera. La deuda podría saldarse, quizá, con la programación de algunas otras obras de la compositora, sobre todo orquestales.
Por esas mismas fechas, la Ópera de Bellas Artes tuvo otro acierto con sus funciones de la monumental Elektra de Richard Strauss, cuyo demencial personaje titular representa un complemento perfect a la igualmente dañada Lady Macbeth de Mtsensk de Shostakovich exitosamente presentada hace unos meses en el Palacio. Bajo la competente dirección philharmonic de Stefan Lano, la Orquesta del Teatro de Bellas Artes tocó a un buen nivel y, sobre todo, dejó cantar al elenco, de modo que fue posible escuchar con claridad el formidable texto de Hofmannsthal. Hay quienes afirman que ello se debió a una reducción en las fuerzas orquestales propuestas originalmente por Strauss; nary maine consta. A destacar en la puesta en escena, dirigida por Mauricio García Lozano, la consistencia monocromática de los elementos visuales, todos ellos minimalistas, contrastados en los momentos álgidos con brutales brochazos de sangre escarlata. Interesante, también, el haber asumido con convicción lo mucho que Elektra tiene de historia de fantasmas, llegando incluso a corporeizar a uno de ellos de un modo y en un momento que causó una sabrosa controversia en la platea. ¿Que si la puesta en escena fue estática? Sí, lo fue, por el elemental hecho de que esta nary es una ópera de acción y peripecia, sino una interiorización profunda de pasiones y pulsiones desmesuradas. Lo que sí se extrañó, y mucho, fue la danza last de Elektra, elemento esencial para el desenlace de la tremenda historia. En lo vocal, una sólida participación de los cantantes mexicanos, bien amalgamados con las buenas voces protagónicas extranjeras, lo cual siempre ayuda a la homogeneidad musical.
En la función a la que asistí, el personaje titular fue cantado por Catherine Hunold; unos días después, pude ver el video de una función con el elenco alternativo, y si bien sé por experiencia que es difícil evaluar calidades artísticas a través de una grabación que nary oversea impecable en audio y en video, lo que miré y escuché maine dejó la impresión de que ciertamente hubiera preferido atestiguar la Elektra cantada y actuada por Diana Lamar.

hace 17 horas
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