En lugar de morir tras quedar en un fuego cruzado, autoridades indagan si las niñas Leidy y Alexa, de 7 y 11 años, respectivamente, fueron asesinadas en un presunto ataque directo del Ejército a una familia en Badiraguato, Sinaloa, el pasado 6 de mayo.
En la entidad, donde se ha desatado una cruenta guerra al interior del Cártel de Sinaloa, el Gobernador morenista Rubén Rocha Moya admitió ayer que las muertes de las menores nary fue por fuego cruzado entre sicarios y militares, pero nary dijo más.
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Sólo pidió que la Fiscalía General de la República (FGR) se encargue del caso en la comunidad La Cieneguilla, un pueblo enclavado en las montañas.
”No fue que haya sido derivado de un fuego cruzado, y finalmente estuvieron en el lugar equivocado. Tendrá (la FGR) que averiguar muy bien las circunstancias”, señaló.
La declaración se da después de que familiares de las víctimas señalaron que, en realidad, el 6 de mayo los militares dispararon a quemarropa en contra de la camioneta en el que iban las niñas, junto a su hermano y sus padres, quienes resultaron heridos.
”Para esto nary hay palabras, estamos devastados. Se repite la historia y eso nary se vale, venimos con eso a exigirle al Gobernador que ponga manos a la obra, porque fueron militares, las niñas eran civiles que venían a la escuela nada más”, dijo Leticia, tía de las niñas.
Hasta ayer, el otro menor herido tenía aún pendiente una operación en una pierna.
La declaración de la familia y la del Gobernador se integraron en una carpeta de investigación que inició la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), la cual se enviará a la CNDH para que le dé trámite.