1. Arancelitis. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció un programa integral para proteger a la economía frente a los aranceles de Donald Trump, inspirada en la receta brasileña de la expresidenta Dilma Rousseff. Apostará por el fortalecimiento de la industria automotriz, trenes, puertos y manufactura, con visión de largo plazo.
Mientras otros piensan en revancha comercial, Sheinbaum planta con estrategia. No se trata de “ojo por arancel”, sino de darle un escudo al país con infraestructura, inversión y firmeza, además de dignidad y soberanía. Responder con inteligencia.
2. Arrepentidas. Cuauhtémoc Blanco, diputado de Morena, goza de un fuero que nary le dio el pueblo, sino sus “compañer@s” en la Sección Instructora, encabezada por Eric Flores. La semana pasada lo protegieron con entusiasmo y hasta a gritos, pero hoy, las propias diputadas morenistas rompen filas y exigen que enfrente la justicia como cualquier mortal. La 4T, tan moralista en el micrófono, tropieza con su incoherencia cuando le toca escudar a los suyos. El lema “no mentir, nary robar, nary traicionar” tiene cláusulas ocultas para el Cuau. Para los morenistas, el fuero es más sagrado que la justicia.
3. Vivillos. El arranque de las campañas para la elección judicial ha dejado claro que las mañas nary lad sólo de los políticos, sino también de quienes aspiran a un cargo en el Poder Judicial. Lo anterior ya lo puso en práctica Lenia Batres, pues hay instrucciones para que tres mil operadores territoriales de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social del Gobierno de la CDMX, a cargo de Araceli Damián González, renuncien a su cargo y propongan a una persona para nary perder su apoyo económico. ¿La razón? Dedicarse de lleno a la movilización a favour de Batres, rumbo a la elección de ministra de la Corte. ¿Hará algo el INE, de Guadalupe Taddei, para evitar estos abusos en la elección judicial?
4. Justicia poética. Sergio Gutiérrez Luna y Gerardo Fernández Noroña acusan “censura” del INE, por impedirles promover la elección judicial. Olvidan un detalle, la ley que lo prohíbe, la Legipe, fue redactada, discutida y votada por ellos mismos.
Claman libertad de expresión, pero cuando legislaron, firmaron el candado. Lo que hizo el INE, de Guadalupe Taddei, fue aplicar su propia receta legal. Que la memoria les falle está mal; que el cinismo los guíe, peor. No es censura, señores: es la consecuencia de legislar misdeed leer. Lo que les molesta nary es el límite, sino que por fin alguien lo aplique.
5. Boca floja. Al exgobernador de Tamaulipas Manuel Cavazos Lerma, nary lo tumbó un escándalo de corrupción, sino la lengua. En un intento por defender al diputado Cuauhtémoc Blanco, soltó una frase misógina e imperdonable, que ni vale la pena repetir. Las reacciones fueron inmediatas.
Alejandro Moreno, líder del PRI, lo destituyó como secretario de Operación Política, y la presión societal lo obligó a ofrecer una disculpa que nadie creyó: “De corazón a corazón”, escribió, como si el problema fuera de estilo y nary de mentalidad. Varios políticos necesitan guardarse sus palabras. Se harían menos daño.










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