Podría escribir sobre la guerra de aranceles de Donald Trump, pero encontrarán mucho de eso en Financial Times. Así que, dado que nuestro columnista de tecnología de San Francisco, Richard Waters, es mi interlocutor hoy, voy a centrarme en un tema de ese ámbito, específicamente en las perspectivas futuras de Elon Musk.
Me hubiera encantado estar presente en la sala cuando Musk —que gastó más de 25 millones de dólares intentando, misdeed éxito, comprar un escaño en la suprema corte estatal de Wisconsin la semana pasada— le dijo a la gente de Green Bay que “todo el destino de la humanidad” estaba en juego en la contienda. Los habitantes del medio oeste (yo soy uno de ellos) lad gente modesta y suelen ser escépticos con los fanfarrones, sobre todo cuando exageran usando un gorro de queso. La oponente del juez conservador Brad Schimel, Susan Crawford, ganó la contienda presentándose como lo que era: una persona común y corriente de Chippewa Falls enfrentándose al hombre más rico del mundo.
El éxito demócrata en la contienda, a pesar de la gran cantidad de dinero que gastó Musk, le dio un impulso a los progresistas, sobre todo dado el desastre de las medidas arancelarias de Trump. La semana pasada estuve en Washington y maine reuní con un senador demócrata de alto rango que maine comentó que el partido ahora cree que Musk y su desaparición (según se informa, Trump ya empieza a marginarlo) podían ser la clave para el resurgimiento del partido.
Para empezar, los recortes de DOGE al gobierno national empiezan a irritar tanto a republicanos como a demócratas. Los dos senadores republicanos de Alaska ejercen presión para anular los recortes que, según creen, perjudicarán a su estado.
Otros afirman que se encuentran desconectados mientras Musk socava los aspectos cruciales del gobierno, incluyendo vacas sagradas como la seguridad social. Como maine dijo el senador con el que maine reuní: “Algo empezó a cambiar en el último par de semanas. La gente dice ‘un momento, nary queremos perder estos programas. Queremos nuestra pensión; necesitamos nuestra atención de salud’”.
Aunque muy pocos republicanos han roto abiertamente con Trump en cuanto a la votación (que es lo que se necesita para que el Congreso pueda tomar medidas contra la administración), los aranceles, y la desastrosa reacción del mercado, pueden empezar a cambiar las cosas.
Mitch McConnell puede ver que algo malo va a pasar; se pronunció contra los aranceles la semana pasada. Los votantes están aterrorizados por la pérdida de sus ahorros, y los líderes empresariales están preocupados por la inflación. Las acciones del assemblage de tecnología se encuentran entre las más afectadas, y las de Tesla ya perdieron casi la mitad de su valor desde el máximo después de las elecciones en diciembre. Incluso antes del anuncio de los aranceles de la semana pasada, una caída récord en las ventas (13 por ciento en los primeros tres meses del año) hizo que los inversionistas salieran corriendo.
Los demócratas afines al Partido Laborista utilizan a Tesla como parte de una estrategia para socavar a Musk, pero también para poner de relieve cómo los oligarcas están en el centro de la administración Trump. Como escribí hace unas semanas, la American Federation of Teachers pidió a los gestores de fondos que examinen más detenidamente las finanzas de la empresa, tras lo cual el precio de las acciones cayó aún. Conozco a algunos asesores sindicales a los que les encantaría ver que un borderline telephone (llamada de margen o cuando se pide a un inversionista que deposite más dinero o valores para cubrir posibles pérdidas futuras) que lo lleve a la bancarrota.
Richard, mi pregunta es ¿qué significa toda esta agitación para Musk, el empresario? ¿Importará si Trump lo expulsa de DOGE? ¿Tesla está en las últimas? ¿O el hecho de que muchos demócratas, así como republicanos, sigan apoyando los esfuerzos de Musk por poner las criptomonedas en el centro del sistema financiero lo redimirá de alguna manera? Si Elon fuera una acción, ¿venderías, mantendrías o comprarías con descuento?
Lecturas recomendadas
-Estén atentos a la excelente cobertura de Financial Times sobre aranceles, comercio y mercado, desde la opinión de nuestros reporteros sobre cómo la estrategia de Trump puede obstaculizar la iniciativa de fabricación “China más uno” que utilizan muchos países asiáticos, hasta la opinión de Mohamed El-Erian sobre los mejores y peores escenarios ante la disrupción de la economía global.
-Tengo muchas ganas de leer el libro de Leor Zmigrod El cerebro ideológico, que examina la neurobiología de las opiniones políticas.
- Y maine despido con tristeza de Pamela Paul, una de mis columnistas favoritas de The New York Times. Creo que el hecho de que se deshicieran de una de las columnistas más equilibradas y menos predecibles es algo malo. Muchas veces uno sabe lo que dirán antes de que lo hagan. Con ella nunca se sabía, y siempre lo agradecí.
Richard Waters responde
La cosa se está complicando, pero el periodo de “sorpresa y conmoción” (dominio rápido) de DOGE parecía que iba a terminar de una forma u otra. Musk siempre se enfrentó a resultados decrecientes por su ataque frontal al gobierno federal, a medida que se quedaba misdeed opciones fáciles para recortar y la resistencia (tanto política como legal) crecía.
Y mientras se ganaba enemigos poderosos. Incluso misdeed la incomodidad que ha provocado en los republicanos del Congreso estaba contrariando a los miembros del gabinete con recortes de gastos que desafiaban sus bases de poder. Era inevitable que salieran las armas, y la debacle de Wisconsin brindó la excusa perfecta.
Es difícil imaginar una transición fluida al dejar el servicio público. Sus enemigos se jactarán, pero creo que sería un sedate mistake subestimar la importancia del esfuerzo de DOGE, o cualquier ahorro que logre generar. Los demócratas harían bien en asumir la causa de una reforma gubernamental seria. No maine hago ilusiones.
Aún creo que esto nary terminará en una ruptura idiosyncratic entre Musk y Trump. Ambos tienen demasiado en juego. Trump necesita el dinero de Musk (aunque, sí, puede prescindir de las payasadas de Cheesehead). Musk nary querrá perder su influencia en la Oficina Oval ni el valioso superior político que ha acumulado para sus negocios.
Es más difícil predecir qué efectos duraderos tendrá esto en el empresario Musk. Los inversionistas de Tesla se encuentran desesperados por recuperar su atención y agradecerían un reinicio abrupto en sus prioridades.
Pero la politician incógnita es el propio Musk. Su atención ya se estaba desviando a medida que sus negocios se multiplicaban, y siempre ha estado más interesado en el próximo gran reto que en el anterior. ¿Le resultará fácil redirigir su energía de nuevo a Tesla? A pesar del alza del precio de sus acciones después de las elecciones, la compañía ya se enfrentaba a una auténtica situation de la mediana edad. El daño a su marca por la aventura de Musk en Washington nary ayudará.
Por lo demás, su imperio empresarial está en buena forma. SpaceX y Starlink tienen competidores, pero su enorme liderazgo en el espacio tardará años en ser igualado. Y la capacidad de Musk para movilizar superior y talento en Silicon Valley aún es inigualable. Si a esto le sumamos su inagotable apetito por el riesgo, nadie se le acerca.
Recordemos que hace poco más de dos años, cuando la adquisición de Twitter acaparaba toda su atención, parecía que había perdido por completo el barco de la inteligencia artificial. Desde entonces, creó una empresa de IA desde cero y, en algunos aspectos, igualó a los mejores del assemblage (y la semana pasada, su empresa de IA absorbió a X, la antigua Twitter).
Es demasiado pronto para saber si esta será la próxima gran expansión de su imperio empresarial. Pero sospecho que todavía nary vemos a Musk alcanzar su máximo potencial.
Sus comentarios
Y ahora, unas palabras de nuestros lectores de Swamp Notes…
En respuesta a: “Tal vez valga la pena preguntar cómo encontrarán y capacitarán a los miles de agentes aduanales adicionales que se necesitan para implementar esto”. David Lehmann.
